Hans Küng, teología y apertura al diálogo
Revista Criterio
Hans Küng, teología y apertura al diálogo

En este momento de luto, de dolor y de pérdidas, el mundo recibió otra noticia triste: la muerte del gran teólogo católico Hans Küng. Falleció en su Suiza natal, después de haber vivido durante muchas décadas en Alemania.
Fue uno de los teólogos más notables del siglo XX y dejó una obra vasta y valiosa, traducida a numerosos idiomas. En Brasil –donde vivo y enseño– es un autor muy estudiado, sobre todo en los programas de Posgrado de Teología. Visitó este país en 2013. Sus libros –Ser cristiano, entre otros– fueron escritos teniendo en cuenta destinatarios cristianos y no cristianos, incluso aquellos que sintieran dudas sobre cuestiones de fe. Presentan un lenguaje amable y compresible para la identidad cristiana, fe que Küng nunca abandonó.
Sus obras sobre las grandes religiones mundiales, que invitan al diálogo, alcanzaron una gran repercusión. Representan una atrayente y apasionante convocatoria para que las religiones se unan en torno de una ética universal, trabajando juntas por los grandes problemas del mundo y de la humanidad.
Por otra parte, fue un teólogo polémico. Algunos de sus libros critican abiertamente principios doctrinales de la Iglesia católica tales como la infalibilidad papal, o normas disciplinarias, como el celibato sacerdotal obligatorio. Por estas y otras razones expuestas en sus obras, que fueron consideradas en conflicto con la doctrina de la fe católica, a Küng se le impidió enseñar como teólogo católico, si bien permaneció como profesor emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga, donde había ejercido su docencia.
Mientras celebramos la pascua de este gran intelectual, pensador y hombre de fe, es oportuno recordar que, cuando su colega Joseph Ratzinger fue elegido papa con el nombre de Benedicto XVI, Küng le solicitó un encuentro para dialogar. A pesar de haber tenido una difícil relación con el pontífice Juan Pablo II, renovó sus esperanzas de ser escuchado y comprendido por el gran teólogo Ratzinger.
El encuentro tuvo lugar en 2005, el mismo año del cónclave. Por su parte, el Papa declaró haber apreciado mucho el esfuerzo hecho por Hans Küng para contribuir al intento de síntesis de los valores morales esenciales de la humanidad a través del diálogo con las religiones y las razones seculares. Afirmó que ese era, al mismo tiempo, un objetivo importante de su pontificado.
En cuanto al diálogo de la fe con las ciencias naturales, Benedicto XVI subrayó que la labor del teólogo suizo ponía de manifiesto el valor y la necesidad de afrontar la cuestión de Dios en relación con el pensamiento científico. Después de la reunión, Küng declaró su aprecio por los esfuerzos del Papa en favor del diálogo interreligioso y de la aproximación entre los diferentes grupos sociales del mundo moderno.
Cuando fue elegido el papa Francisco, Küng le hizo llegar su esperanza de que se examinara seriamente la cuestión de la infalibilidad papal, uno de los puntos que más defendió en su polémica con la Iglesia. Al mismo tiempo, reconocía que no se trataba de algo que se podía analizar de manera superficial y rápida. Concluía reafirmando su fe, consciente de que escribía no para destruir la Iglesia sino para ayudar a edificarla.
Católicos y no católicos, creyentes y no creyentes, despidieron el pasado 6 de abril a un gran pensador rebelde, profundamente convencido de su pertenencia eclesial. Hans Küng escribió para los que creen pero se sienten inseguros, o que creen pero no están satisfechos con sus faltas de fe, o que están fuera de la Iglesia y buscan fundamentos más sólidos para sus convicciones.
Su dura lucha contra la enfermedad finalmente llegó a su fin. El legado permanece, asegurando a los cristianos que la fe puede y debe convivir con la razón. Y que las convicciones religiosas y espirituales no pueden y no deben temer exponerse a los cuestionamientos de la realidad y de la sociedad secular. El Espíritu es libre y sopla dónde y cómo quiere.
Por ello, la vida de Hans Küng da testimonio y es inspiradora para el ser humano del siglo XXI, que se debate entre la falta de creencias y la pluralidad de de horizontes religiosos que se presentan frente a él cuando procura con “dulzura y respeto” –como señala Francisco– dar razón de su esperanza.
Maria Clara Bingemer es Profesora del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, autora de numerosos libros.
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