Mito de Ícaro

Mito de Ícaro

Dentro de la mitología griega, Ícaro era el hijo de Dédalo, artífice del laberinto de Creta. 

Su padre había construido dicho laberinto para contener al Minotauro de Creta.

Dédalo ayuda a Teseo a escapar del laberinto utilizando un hilo.

Minos lo condenó junto a Ícaro a ser encerrado dentro de una torre muy alta. 

 Para escapar de este lugar, Dédalo construyó unas alas de pájaro para él y su hijo y las pegó con cera a sus cuerpos y empezaron a volar.

 Dédalo le advirtió a su hijo que no volara demasiado bajo, pues el mar podía mojar las plumas, ni demasiado alto, pues el Sol derretiría la cera, pero Ícaro fue subiendo cada vez más y la cera comenzó a hacerse líquida. 

Entonces las plumas fueron despegándose una a una. Ícaro batió inútilmente sus brazos hasta que cayó al mar, donde, finalmente, murió ahogado. 

Dédalo, en su honor, llamó a aquel lugar como Icaria


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