Celda de las emparedadas
Tratado histórico-apologético de las mugeres emparedadas; escrito a principios del s. xx por de Marco Antonio orellana, y aumentado con algunas notas y aclaraciones en esta primera edición por Juan churat y saurí, Imprenta casa de Beneficencia, Valencia, 1887. (Servicio de reproducción de libros, colección Biblioteca Valenciana, Librerías «parís-Valencia», Valencia, 1980, p. 9).
La celda de emparedamiento que se conserva en Astorga es estrecha, oscura, como un sepulcro, y tiene tres vanos: dos son ventanas, una para comunicar con el exterior, la otra, hoy tapiada, estaba orientada hacia la cabecera de la parroquial de Santa Marta. La primera se usaba para el abastecimiento material; la segunda, para el espiritual, ya que le permitía seguir las funciones litúrgicas directamente desde la celda. El tercer vano es la puerta de acceso, tapiada durante la estancia de la emparedada en la celda, que hacía que la situación de emparedamiento fuera irre- versible, ya que la puerta no volvía a abrirse hasta que la reclusa hubiese muerto; dicha puerta conduce a la celda desde el interior de la capilla de San Esteban. cavero doMínGuez, g., «Eremitismo y emparedamiento en la Edad Media (Diócesis de Astorga)» en Actas del Congreso sobre el monacato medieval en la diócesis de Astorga, Astorga, 1995, pp. 167-189. cita de la página 185.
En 1767 aún había dos emparedamientos en Bocairente (Valencia). Lo vio el p. Baltasar calabuig, según atestigua Teixidor en Antigüedades de Valencia, Tomo II, p. 248: En este emparedamiento de Bocairente están aún dos emparedamientos enteros, que vio en este año 1767, el P. Fr. Bartholomé Calabuig, natural de la dicha villa, hijo de abito del convento de San Juan de Onteniente, que a ruego mío visitó y reconoció dicho antiguo emparedamiento; y el clérigo, que cuidaba de aquel santuario, le aseguró que él derribó otros catorce, i que los que estaban contiguos a la Iglesia sacavan a ella un agugero: de los quales quedan vestigios, como también del Comulgador torno y coro. En un Manual para entender y hablar el castellano que publicó en Valencia el p. francisco guijarro el año 1796, al fin del mismo insertó una colección de refranes entre los cuales se encuentra el siguiente: «Viuda lozana, o casada, o sepultada, o emparedada». Tratado histórico-apologético de las mujeres empa- redadas, op. cit., p. 42.
Comentarios
Publicar un comentario