FUNDACIÓN DE LA SEGUNDA ORDEN

  Pedro Sembrador, San Francisco de Asís. Breve vida, La verdad católica, 411(1948) 

FUNDACIÓN DE LA SEGUNDA ORDEN 

Fue predicando en el Templo de San Jorge, en la Cuaresma de 1212, cuando una joven de la nobilísima familia de los Scefi llamada Clara, conoció a San Francisco. Al verle y oírle, se sintió llena de admiración y deseó tomarlo por Director Espiritual. Francisco supo despertar en Clara ansias y resoluciones de darse a la perfección. Al terminar la Cuaresma, ardiendo ya en impaciencia por entregarse a Dios, convino con él en que este acto se verificaría el domingo de Ramos, 19 de marzo de 1212, en la Capilla de la Porciúncula. 

Y en efecto: mientras toda la ciudad dormía, Clara salió de la casa paterna, vestida como una novia en día de sus bodas y acompañada de su tía, se dirigió presurosa a Nuestra Señora de los Angeles. Francisco le cortó ahí el cabello en señal de que renunciaba a las vanidades del mundo, le puso una vestidura muy burda, de color de ceniza, le ciñó una cuerda a la cintura y le cubrió la cabeza con un velo espesísimo. Clara entonces, jurando fidelidad a Cristo, lo tomó por esposo, prometiéndole seguirlo por el áspero Sendero de la penitencia. 

Terminada la ceremonia, Francisco la condujo al Monasterio de San Pablo de los Monjes Benedictinos; pero a causa de dificultades tenidas con los padres de Clara, la hizo trasladar al convento del Santo Angel del Panzo, también de Benedictinos, edificado cerca de Asís. 

Pronto daría Dios a Clara una compañera ideal: su hermana Inés; una jovencita de 14 años, pura como un lirio, mansa como una oveja. 

Después de poner el velo a Inés, el Santo fundador dio por habitación a las dos hermanas, la casa inmediata a la Iglesia de San Damián. Clara fue en ella la primera Abadesa Franciscana y pronto vio congregarse a rededor de su Callado, una falange de almas seráficas, entre las cuales merecen mencionarse a Hortulana, su propia madre, ya viuda, otra hermana suya, llamada Beatriz y aquella tía que tanto la acompañó para hallar su camino. 

Así quedó fundada en el año 1212, la Segunda Orden de San Francisco para Religiosas enclaustradas, que entonces se llamó de las Dueñas Pobres y que con el tiempo se llamó de Clarisas.

Francisco les dio por Superiora a Clara, por Director a Fray Felipe Longo; quiso desde un principio que esta nueva familia, como la que ya tenía fundada, tuviera como piedra angular la más absoluta pobreza y en 1224 le redactó la Regla definitiva, que es una obra acabada de inspiración divina.

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