FUNDACIÓN DE LA TERCERA ORDEN.

Pedro Sembrador, San Francisco de Asís. Breve vida, La verdad católica, 411(1948) 


 FUNDACIÓN DE LA TERCERA ORDEN. 

La predicación y ejemplo de San Francisco y de sus Frailes, había levantado radiante despertar de vida cristiana en Italia y en Europa entera. A más de tantos millares de almas fervorosas que habían abrazado la Regla de los Frailes Menores o de las Clarisas, miles y miles de personas que por estar ya casadas o tener una familia que sostener, no podían ingresar a los conventos, pedían a San Francisco que les ayudara a poder vivir la Vida Cristiana en toda su plenitud, a vivir la Vida Perfecta. 

Mucho tiempo estuvo San Francisco meditando cómo podría lograrse esto; pero viendo que la vida en comunidad no era indispensable para la perfección, compuso, por inspiración divina, como él mismo nos lo dice, una Regla de Vida, para que los que desearan vivir más intensamente la Vida Cristiana, pudieran lograrlo, y aún ser religiosos, sin abandonar su familia ni sus negocios, para que pudieran vivir la Vida Perfecta. 

Para llevar a la práctica la idea que había concebido, fundó una Asociación de Vida Perfecta, a la que dio el nombre de Tercera Orden. A los que entraban a ella no les exigía como a los Frailes Menores, que "vendieran todo cuanto tenían y lo dieran a los pobres" para hacer vida de pobreza material, pues eso no es compatible con la obligación de sostener y educar una familia; pero sí les exigía que fueran pobres de espíritu, es decir, que no desearan desordenadamente las riquezas, y que practicaran las principales virtudes de Nuestro Señor Jesucristo, especialmente la humildad, la penitencia y la castidad.

Además, les prescribió todas las obras que en honor de Dios, en bien propio y en provecho del prójimo son indispensables para vivir la Vida Cristiana en toda su plenitud, para vivir la Vida Perfecta. 

En el año 1221, entraron los primeros cristianos a la Tercera Orden; éstos fueron el rico comerciante Luquesio y su esposa Bonna Donna, los que llegaron a tal perfección, que han merecido ser beatificados por nuestra Santa Iglesia. 

Francisco imponía a los Terciarios, un Hábito igual al de los Frailes Menores. Andando el tiempo se les suprimió la Capilla o Capucha para que se distinguieran unos de otros. Después por motivos de comodidad, se acortó hasta la rodilla para los hombres; actualmente, a raíz del Concilio Vaticano II se llama Orden Franciscana Seglar y solo usan un escapulario grande y una cuerda. 

El número de los Terciarios, ha ido por la gracia de Dios en aumento constante. Son más de 3 millones los que actualmente hay sobre la tierra y todos ellos tienen para su imitación, además de la vida de nuestro Seráfico Padre, el ejemplo de más de 100 Terciarios de todas clases y condiciones, que han sido canonizados o beatificados por nuestra Santa Iglesia. 


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