¿Dónde está la paz universal que Francisco de Asís anunciaba?


EL HOMBRE EN LA CREACIÓN. LA VISIÓN FRANCISCANA

por Luc Mathieu, OFM


[Título original: La vision franciscaine, en Christus 185 (2000) 19-28]



La ciencia positiva no agota la verdad de los seres, y, sobre todo, rehuye alcanzar su significación y su finalidad. Es lo que percibió muy bien el historiador de las doctrinas medievales, Etienne Gilson:

«Si se intenta formular la relación del mundo con Dios en el lenguaje de Platón, hay que recurrir a las relaciones de la imagen con el modelo. Tal es, en efecto, la terminología usada constantemente por Agustín y que retomaron los agustinianos del siglo XIII, cuyo más grande representante fue san Buenaventura. El mundo sensible aparece entonces como el espejo por donde pasan los reflejos de Dios, un compendio de imágenes para una teología ilustrada. El universo es, en definitiva, verdaderamente eso. La espiritualidad cristiana no consentiría dejarse despojar de esta "especulación" de Dios en el espejo de la naturaleza, tan maravillosamente pensada por san Buenaventura y tan divinamente vivida por san Francisco de Asís» (El tomismo, Vrin, 1942, p. 119).

Si los hombres de hoy están en búsqueda de sentido, de espiritualidad, de armonía, de encuentro acogedor con los demás, de esperanza sobre la evolución del mundo y el desenlace de su historia, pueden meditar sobre el modo con que Francisco y sus discípulos han conservado la alegría de contemplar este mundo y de encontrar en él la confianza en la bondad misericordiosa del Creador. Para los que buscan un encuentro fraterno y amistoso con todos los seres, comenzando por sus semejantes, cualquiera que sea su condición, sus riquezas, sus debilidades, sus pecados, su éxito o su fracaso, Francisco propone la fraternidad universal entre todos los seres salidos de la mano de Dios e invita a sus hermanos «a regocijarse más del Bien que Dios realiza en los demás antes que del suyo propio».

Ahí se encuentra el secreto de un mundo en paz, de la paz universal que Francisco anunciaba. Porque no puede haber paz en el mundo sin el respeto de las obras de Dios, sin el agradecimiento por el premio inestimable de los seres salidos de la mano de Dios, sin la búsqueda de una justa distribución de los bienes terrenos creados para la felicidad de todos. Una visión espiritual y cristiana de la creación, como la que ha sido vivida y propuesta por Francisco, permanece como una fuente constante de inspiración y de acción, primeramente para los creyentes, pero también para todos aquellos que se reconocen aquí como hermanos.


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