Jesús tratando igual a hombres y mujeres
El texto muestra a Jesús tratando igual a hombres y mujeres, y a la mujer tan discípula de Jesús como los varonesMarta y María, dos cristianas adultas (Domingo 16º TO C 17.07.2022)
Sirven a la vida y “están a tus pies”
12.07.2022 | Rufo González
Comentario: “Marta lo recibió en su casa.. María estaba sentada a los pies” (Lc 10,38s)
Esta narración, exclusiva de Lucas, muestra la consideración de Jesús con las mujeres, y de éstas con Jesús.
Se transparenta el papel paritario que tuvo la mujer en los inicios del cristianismo. Consta también en las cartas de Pablo.
Evangelizadoras como María eran Evodia y Síntique: “Ruego a Evodia y también a Síntique que piensen lo mismo en el Señor. Y a ti en particular, leal compañero, te pido que las ayudes, pues ellas lucharon a mi lado por el Evangelio, con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida” (Flp 4,2-3).
Otras, como Marta, hacen tareas varias: “Saludad a María, que con tanto afán ha trabajado en vuestro favor... Saludad a Trifena y Trifosa, que han trabajado afanosamente en el Señor. Saludad a la querida Pérside, que ha trabajado con mucho afán en el Señor” (Rm 16,6.12).
“Yendo ellos de camino, entró Jesús en una aldea”.
Paso brusco del plural al singular. Se pretende quizá destacar la iniciativa de Jesús, pero “entrarían” todos. Por el evangelio de Juan sabemos que la aldea era Betania (Jn 11,1; 12,1-3).
“Una mujer llamada Marta lo recibió en su casa”. No era normal en ambientes judíos del siglo I.
Ocurría en el mundo griego: “Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, se bautizó con toda su familia y nos invitó: `Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa´. Y nos obligó a aceptar” (He 16,14-15). Lucas refleja la nueva cultura cristiana, en sintonía con el espíritu de Jesús.
“María, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra”. Es la actitud de los discípulos varones en el judaísmo. Así confiesa Pablo que se hizo discípulo de Gamaliel: “Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia... me formé a los pies de Gamaliel” (He 22, 3). Jesús permite la igualdad de la mujer y no tiene reparo en enseñarle su Evangelio.
La queja de Marta presupone la actitud igualitaria en la primera Iglesia: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano”. María, al dedicarse sólo a la escucha del Señor, desequilibra la actitud servidora en aquella situación. Jesús trata de reconciliar a las hermanas: “Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”. Corrige a Marta: “andas inquieta...” (`perispómai´: estar en tensión proveniente de varios frentes). Algunos intérpretes creen que Jesús le sugiere a Marta que no prepare tanto. Con un plato basta.
El texto refleja dos servicios importantes de la comunidad cristiana: el Servicio a las mesas y la Palabra. Los dos son importantes.
Suele traducirse “agathén merida” como “la parte mejor”. Pero dice: “buena parte”. Quizá la “más cómoda”. Aunque es “buena”, y “no le será quitada”. Ninguna actividad tiene prelacía ni hay división entre vida activa y contemplativa.
Esta interpretación surge a partir de la clericalización eclesial (Orígenes s. III, teólogos monjes -Basilio, Casiano... s. IV-V, Alberto Magno s. XII-) que exalta la superioridad de la vida “consagrada”, respecto de la vida laical. No hay base evangélica. El texto muestra a Jesús tratando igual a hombres y mujeres, y a la mujer tan discípula de Jesús como los varones. “Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál 3, 28). En el evangelio la primacía está en las obras de misericordia (Mt 7,21-23; 25,34-36).
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