La educación espiritual ecológica



UNIVERSIDAD CATÓLICA SEDES SAPIENTIAE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES

La educación espiritual ecológica

TRABAJO ACADÉMICO PARA OPTAR EL TÍTULO DE SEGUNDA ESPECIALIDAD EN FILOSOFÍA Y RELIGIÓN

AUTORA Marlene Quispe Huanca

Lima, Perú 2022


Capítulo I: Introducción

Este trabajo académico plantea la necesidad de saber cómo se vive la educación espiritual ecológica desde la Encíclica Laudato Sí. 

Para lo cual se realizará un análisis descriptivo y reflexivo sobre el tema.

El papa Francisco (2015) pide a toda la humanidad un cambio, una reorientación, una concientización de pertenencia y un futuro de colaboración entre todos. Esta concientización es esencial y permitirá el desarrollo de principios en la manera de vivir y pensar. 

Destacándose un gran desafío cultural, espiritual y educativo. Asimismo, nos hace recordar que esta “casa común es como una hermana, con la que compartimos la vida, y como una madre generosa que nos acoge entre sus brazos” (p.3). La tierra clama de dolor por la contaminación que causamos por el uso inconsciente de los bienes que Dios nos ha entregado.

Además, Francisco nos propone tomar como ejemplo a san Francisco de Asís, quién se caracterizó por su amor, alegría, entrega, preocupación por la creación, por los pobres y marginados. Era un místico que vivía con sencillez y en concordia con Dios, con los demás, con el entorno y con él mismo.

“Él entraba en comunicación con todo lo creado y hasta predicaba a las flores, invitándolas a alabar al Señor, como si gozaran del don de la razón” (Francisco, 2015, p.10). El siempre sintió el llamado a cuidar la naturaleza. Hoy en día, hemos perdido esa sensibilidad, la cercanía con la naturaleza, nuestras actitudes y acciones demuestran el ser dominador, consumidor y explotador de los recursos.

“Fiel a la palabra de Dios, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad” (p.11). Todos estamos llamados a participar en la protección del medio ambiente, en especial la familia. Necesitamos un cambio en nuestra manera de pensar, de vivir, de relacionarnos con los demás, con la naturaleza y con nosotros mismos. Para lo cual es necesario una educación espiritual ecológica.


Conclusión y Recomendaciones:


1. Desde el área de educación religiosa se debe desarrollar la formación integral de los estudiantes. Que se sienta que es parte del medio ambiente, sentir el amor por su medio, por su prójimo y por Dios. Para ello el docente debe estar comprometido con el evangelio y de esa manera brindarles bases sólidas de formación espiritual y ecológica.

2. La familia debe ser, el lugar y el espacio donde se desarrolla la persona, donde se cultiven valores, hábitos de amor a la vida y formador de sus hijos. Se debe reforzarla desde la Iglesia, acercándolo a Jesús maestro y a la educación. El ámbito educativo tiene una tarea importante con los estudiantes, ellos deben reflexionar acerca de su existencia iluminado desde la palabra de Dios y a partir de ese encuentro de vivir con Cristo vivir su vocación de ser protectores de su obra.

3. Debemos respetarnos entre todos, en lugar de dañarnos y seguir empobreciendo el planeta. Ayudarnos con normas y leyes en favor del medio ambiente. Cultivar los valores desde la familia, la escuela y la comunidad basados en el amor, la justicia, la paz con un espíritu de diálogo y una escucha recíproca.

4. La persona cuando tiene un encuentro con Cristo, primero reconoce sus errores, pecados, vicios y negligencias; luego tiene un verdadero arrepentimiento de corazón. El cambiar desde dentro significa reconciliarnos con la creación y examinar nuestra vida. En consecuencia, tendremos actitudes de renuncia, gestos generosos, conciencia de estar conectados con los demás, formar con los demás una comunión universal y reconocer los lazos con Dios quién nos une a todos los seres. La conversión ecológica nos lleva a desarrollar nuestra creatividad, entusiasmo por resolver los problemas, dificultades y ofrecerlo a Dios.

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