San Francisco y su devoción a la naturaleza humana de Cristo
Durante los siglo XII y XIII aparece la devoción a la naturaleza humana de Cristo, pienses en san Anselmo o san Bernardo, pero según José Sánchez Herrero(José Sanchez Herrero, “Desde el cristianismo sabio a la religión popular en la Edad Media”, 329-333.) el impacto en la teología y en la espiritualidad de esta devoción tuvo lugar con San Francisco de Asís
"Sánchez Herrero sostiene que hasta el siglo XIII el monofisismo tuvo tanta fuerza que eclipsó la naturaleza humana de Jesús, al que se consideraba casi como solo Dios (por ejemplo, Cristo es crucificado pero sigue siendo rey y sacerdote; muere pero no muere; sufre pero no sufre). Pero la piedad de San Francisco de Asís pasa por el evangelio y se centra absolutamente en la humanidad de Jesús, su nacimiento y su pasión, con la que el santo se identifica hasta reproducir los estigmas semejantes a los de Cristo crucificado. Claramente a partir de San Francisco y las demás órdenes mendicantes, se acuñaba un nuevo ideal, el de la imitatio Christi, el ideal de seguir una vida evangélica, y el ideal de la pobreza voluntaria (seguir pobres a Cristo pobre)46,, un paradigma, el de la pobreza, que para San Francisco alcanzaba también a María, la “Virgen pobrecilla”. Ideales que dieron forma también a algunos movimientos heréticos que proliferaron en la época con un afán reformador, como el de los valdenses.
El mismo autor, Sánchez Herrero, destaca que la infuencia del cristocentrismo de San Francisco en las devociones populares fue enorme: se difundió la piedad hacia el nacimiento de Jesús y, sobre todo, se inició un culto a su pasión dolorosa que no había existido antes y que se desarrolló desde entonces hasta el final de la Edad Media, adquiriendo más tarde formas como la devoción a la Vera Cruz, a las Cinco Llagas, a la Sangre de Cristo, a la Corona de Espinas, al Vía Crucis, etc."
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