Egeria, la primera viajera a la cuna del cristianismo







LA CUNA DEL CRISTIANISMO Y LA PRIMERA VIAJERA Y ESCRITORA ESPAÑOLA DE LA QUE HAY NOTICIA 

JORDANIA
Una nueva ruta sigue los pasos de Egeria, una mujer nacida en lo que hoy es Galicia o El Bierzo, por el Monte Nebo y el Sitio del Bautismo (Jordania) en el siglo IV

Primera etapa de la ruta de Egeria, entre el Monte Nebo y las fuentes de Moisés, en Jordania JFA

Autor J. F. ALONSO



20/12/2022 Actualizado a las 03:24h.



Un día, Óscar Koshebye -guía turístico, jordano nacido en España cuando su padre estudiaba Medicina- pensó que era una buena idea ir a Jerusalén andando. Siempre le había gustado caminar, y aquel parecía un reto asequible e interesante para un entusiasta de la historia y las religiones. Decidido, se lo comentó a su padre, neurólogo aún en activo, que no se sorprendió demasiado.

-Ah, ¿vas a hacer como Egeria? 

-¿Quién es Egeria? -le replicó.

El doctor Koshebye le enseñó un libro sobre la historia del Monte Nebo, el lugar donde murió Moisés al final del Éxodo, y allí estaba, entre líneas, la historia de una mujer culta, nacida en lo que hoy es Galicia o quizá en El Bierzo, la primera viajera y escritora española de la que se tiene noticia. Según supo, había viajado a Oriente en el 381, poco después de que Teodosio decidiera que el cristianismo era la religión oficial del Imperio romano. Desde allí escribió cartas a sus amigas, copiadas por algún monje en el siglo XI y halladas en Arezzo (Italia) en 1884. 

El viaje de Egeria duró tres años (381-384). En un momento dado tomó la calzada romana que iba de Esbus a Jericó, un itinerario unido al llamado Camino del Rey (Nueva Vía Trajana). Era una zona en la que se habían construido las primeras iglesias bizantinas y donde los monjes vivían en cuevas convertidas en eremitorios. Cuando llegó a la altura del miliario -una piedra que en época romana indicaba las distancias- número seis, uno de esos religiosos le habló de las fuentes de Moisés, el lugar de donde brotó agua tras golpear el suelo con el bastón, y le sugirió variar ligeramente el rumbo para conocerlas. Egeria aceptó. Bajó a las fuentes, subió al Monte Nebo, llegó a la ciudad romana de Livias (hoy, Tall el-Rama) y a Betania, al Sitio del Bautismo. Desde allí cruzó el Jordán, llegó a Jericó y regresó a Jerusalén.




Óscar Koshebye redobló su interés en la ruta. En el verano de 2020, en el primer año de pandemia, cuando se quedó sin turistas que guiar, emprendió el camino, y pensó que podía ser una ruta de peregrinación interesante. La registró en gps, la grabó en vídeo y repitió el recorrido varias veces: del monte Nebo al Jordán, las dos primeras etapas. En los meses siguientes, comentó su descubrimiento con los responsables de Turismo de Jordania y con la embajadora española en aquel momento. Y, en efecto, todos le prestaron atención. Esa ruta ya está en proceso de acondicionamiento y señalización, hace unos días ha habido un pequeño acto de inauguración y en enero, en Fitur 2023, intentarán algún tipo de hermanamiento con el Camino de Santiago.

La Tierra Prometida

La ruta (la de Egeria y, en parte, la de la cuna del cristianismo) empieza en el monte Nebo, el lugar donde murió Moisés tras su larga travesía por el desierto desde Egipto. Hasta allí subió desde las llanuras de Moab. A ese mirador -donde Dios le enseñó la Tierra Prometida que nunca pisaría- se asoman los turistas con curiosidad, mientras tratan de recordar los pasajes de la Biblia. Estamos a 27 km de Jericó, a 50 de Belén. Y cerca de donde fue bautizado Jesucristo, o de la cueva donde quizá vivió Juan el Bautista. Egeria recorrió esos lugares mucho antes que los turistas que hoy pisan esta tierra armados de móviles. En el Monte Nebo asisten a una misa reservada por una asociación (no hay ceremonias con horario fijo), contemplan los azulejos bizantinos y, en el museo, pueden ver el original del miliario número 6, el mojón donde la peregrina pionera cambió su rumbo.


LUGARES SANTOS La ruta de Egeria comienza en el monte Nebo (a la izquierda), el lugar desde donde Moisés vio la Tierra Prometida. El camino que sigue los pasos de la viajera nacida en lo que hoy es Galicia (o quizá en El Bierzo) pasa por las fuentes de Moisés (a la derecha) y por el lugar donde fue bautizado Jesús, en Betania, Jordania

En Jordania hay cinco lugares de peregrinación: Betania, el lugar del bautismo de Jesús; Maqueronte, donde Herodes ordenó que le cortaran la cabeza a Juan; este Monte Nebo, donde los turistas se fotografían con una estatua en la que se fusionan visualmente la serpiente de bronce erigida por Moisés en el desierto y la Crucifixión de Jesús; la colina de Tell Mar Elias, donde nació el santo; y la cueva de Nuestra Señora del Monte.


En el Monte Nebo ya está acondicionada la ruta. El horizonte es un infinito de tonos marrones que nos traslada al primer golpe de vista dos mil años atrás. En estas tierras ásperas y difíciles vivieron nabateos, romanos, bizantinos, otomanos y los circasianos, el pueblo que huyó de la expansión del imperio ruso zarista en el Cáucaso (la familia de Óscar fue una de ellas). También los monjes que habitaban las múltiples cuevas de la zona. Y por aquí anduvo Egeria, quien parece que visitó uno de los tres lugares -uno en el Sinaí, otro cerca de Petra y éste- donde se cree que estaban las fuentes de Moisés. Allí se dirige el camino, un itinerario sencillo, a una hora a pie del Monte Nebo. El agua todavía mana, pero ahora se canaliza con mangueras para regar unos cercanos cultivos de olivos y vides. Según el proyecto de desarrollo de la ruta turística, en estas fuentes se quiere construir una instalación para el descanso de los peregrinos y, por supuesto, ordenar y limpiar el entorno, pero en el momento de realizar esta visita aún estaba todo por hacer.



Desde este pequeño oasis (la fuente de Moisés y los olivos y vides cercanos) la ruta sigue hasta Al-Rama (Livias, en época romana), para completar allí la primera etapa. La segunda sigue hasta Betania, el sitio (se cree) del bautismo de Jesucristo.Entre las dos, 35 km. El tercer día terminaría en Jericó, el cuarto en algún campamento de beduinos y el quinto en Jerusalén, la ciudad donde Egeria empezó su camino. Los tramo israelíes aún no se han negociado con las autoridades del país vecino, de modo que, por ahora, se pondrá en marcha solo con las dos primeras etapas.

En el Sitio del Bautismo se están construyendo templos de diferentes religiones, como el ortodoxo que aparece en la foto, el último edificio de Jordania

Betania es un punto central en este itinerario por los sitios del cristianismo y por los paisajes de la viajera pionera. Según unas excavaciones recientes (a partir de 1996), tras la paz entre Jordania e Israel, Juan pudo bautizar a Jesucristo en este punto junto al Jordán, a 60 km de Amán en la carretera hacia el Mar Rojo. Lo que vemos es una construcción bizantina con escaleras en forma de cruz. En el centro está el que se considera punto exacto del bautismo. El agua procedía de una fuente cercana, que también puede visitarse y de la que aún brota agua, y del río Jordán, situado a pocos metros; a la derecha, el templete donde se despojó de la ropa, y enfrente, la iglesia principal, también de época bizantina, pero sin ábside (el ábside sería el lugar del bautismo). Al otro lado del río, Israel.

Ciudad de las religiones

En Betania, a pocos metros del sitio histórico, las diferentes confesiones están construyendo templos en un proyecto de futura 'ciudad de las religiones' todavía en desarrollo. Vemos ya una iglesia ortodoxa rusa, con un albergue en el que se puede pasar la noche, el último edificio de Jordania; una ortodoxa griega, también con albergue de peregrinos; una católica, otra maronita, una copta armenia y una mezquita. 

Alrededor del sitio del bautismo y de las aguas del Jordán hay otros muchos símbolos, todos visitables, de los lugares del cristianismo en Jordania (hay muchos turistas que combinan el viaje con los sitios de Israel). Uno de los más importantes es el promontorio desde donde Elías habría sido 'llevado' al cielo. Allí quedan algunas piedras de lo que puede ser una de las primeras iglesias del mundo, previa a la época bizantina, y de la cueva donde pudo vivir Juan el Bautista. Y algunas pilas bautismales, donde se hacían rituales de purificación, de los siglos 3 y 4 a. de C., que luego fueron reutilizadas en tiempos bizantinos. A diez kilómetros del Monte Nebo está la iglesia de San Jorge, en Madaba. En el suelo puede verse una joya emocionante: el conocido como mapa o mosaico de Madaba es la representación cartográfica más antigua que se conserva de la Tierra Santa, del siglo VI.

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