Evolución desastrosa



Evolución desastrosa

El cardenal Landaría  indica cómo han transcurrido las cosas en las últimas décadas:


«Primero se aceptó la sexualidad sin hijos, luego se aceptó producir hijos sin el acto sexual. La vida producida ya no se considera, en sí misma, como un «don», sino como un «producto» y ahora se evalúa en términos de utilidad. Esta utilidad, medida en funciones concretas, se denomina ahora «calidad de vida». La calidad de vida se convierte así en un concepto discriminatorio entre vidas dignas de ser vividas y vidas indignas de ser vividas y que, por tanto, pueden ser suprimidas: abortos eugenésicos, eliminación de personas con discapacidad, eutanasia de enfermos terminales, etc. Todo ello suavizado por una cierta «compasión» hacia las personas que se encuentran en estas situaciones (eliminación de los enfermos), compasión hacia sus familiares y hacia una sociedad que se ahorrará gastos innecesarios».

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