La inhabitación en la Tradición cristiana
José María Iraburu,
La inhabitación en la Tradición cristiana
La vivencia del misterio de la inhabitación ha sido siempre, ya desde el comienzo de la Iglesia, la clave principal de la espiritualidad cristiana.
San Ignacio de Antioquía, hacia el año 107, se da el nombre de Teóforos, portador de Dios, y nombres semejantes da a los fieles cristianos, teóforoi, cristóforoi, agióforoi (Efesios 9,2; saludos de sus cartas).
Y claramente nos enseña: «Obremos siempre viviendo conscientemente Su inhabitación en nosotros, siendo nosotros su templo, siendo él nuestro Dios dentro de nosotros; como realmente es y se nos manifestará, si le amamos como es debido» (Efesios 15,3).
Es la experiencia y enseñanza de todos los santos.
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