Vida en Ohanes al final del siglo XVI


A Ohanes se trasladaron 25 soldados del presidio de Canjáyar a repoblar la villa para la guarda de los puertos de Ohanes y Huéneja. A estos repobladores se les dio suertes, una fanega de trigo, tres reales de munición y dos pares de alpargatas cada mes, para que el gasto militar no fuese un inconveniente para ellos.
El mando de los soldados recayó en el alcalde ordinario de la villa, quizás por estar los soldados en minoría con respecto a la población total.

"La vida que se conformó tras la repoblación fue verdaderamente de frontera y, así, los campesinos se veían abocados a realizar tareas de soldados sin saber, poder y, a veces, sin querer. Temerosos por un lado de monfíes y piratas, y de la propia Corona por el otro, los repobladores, con una hazada en la mano y el arcabuz o espada en la otra, sembraban sus campos al tiempo que acudían los domingos y festivos al alarde, cultivaban sus tierras por el día y hacían turnos de guardia y rondas por la noche, recogían los frutos de su trabajo a la vez que acudían al rebato; y, en definitiva, el repoblador del Reino de Granada, mitad campesino y mitad soldado, a pesar de los muchos inconvenientes que sufrió, de sus propias necesidades y las de la Corona, demostró más que en ningún otro lugar su intención de quedarse en estas tierras, cultivándolas como campesino y defendiéndolas como soldado. Las circunstancias y sus limitaciones les habían llevado a ser verdaderos hombres de frontera". 
SÁNCHEZ RAMOS, V.: “Un ejército de campesinos...”, op. cit., p. 147. Chronica Nova, 22, 1995, 357-388

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