Espiritualidad enel siglo XXI
«La espiritualidad en el siglo XXI busca el misterio, la mística y la profundidad»
Se celebra en Madrid la jornada Espiritualidad en el siglo XXI. «Necesitamos mucho más silencio en nuestras celebraciones», dice Mario Rovetto, de la Fraternidad del Santo Nombre
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo 23 de Mayo de 2025
El Taller de espiritualidad de Espacio Ronda, en Madrid, acoge este sábado una mesa redonda sobre Espiritualidad en el siglo XXI, en el que participan varios impulsores de la dimensión contemplativa de la oración y de la vida. «La espiritualidad que vienen busca búsqueda la mística, el silencio y la profundidad», afirma Mario Rovetto, de la Fraternidad del Santo Nombre.
¿Cómo es esta espiritualidad del siglo XXI? ¿Cómo crees que está emergiendo?
El título surge de alguna manera de aquella famosa frase atribuida a Karl Rahner, aunque otros dicen que en realidad es de Malraux, que dice que «el cristianismo en el siglo XXI será místico o no será». Otros aseguran que la frase no se refiere al cristianismo, sino a la espiritualidad en general. En cualquier caso, yo creo que la espiritualidad del siglo XXI, si es que podemos clasificarla de esa manera, es algo que tiende a la mística.
Es una búsqueda muy profunda que tenemos todos a nivel de especie humana. Como cuando uno envejece en la vida y ha recorrido mucho camino, y dice: «A ver si hacemos las cosas bien y de otra manera». Creo que eso nos está pasando a nivel general, sorprendidos todavía con lo que nos acontece en estos tiempos, de tanta luz y de tanta oscuridad.
Pero, para ser breves, la espiritualidad del siglo XXI creo que es una búsqueda del misterio, de la mística, de la profundidad. Y digo algo más: me parece que lo que caracteriza esa espiritualidad es darnos cuenta que somos, más que nada, espíritu.
¿Crees que los acontecimientos que hemos vivido a nivel mundial en los últimos años, sobre todo la pandemia, pero hay más, como las crisis económicas, la volatilidad de la vida en muchos niveles: económico, social, afectivo, psicológico… nos afecta en esta búsqueda? Esta fragilidad que se percibe en el ambiente, ¿crees que ha dado un acelerón a este tipo de vivencia de la naturaleza humana en su espiritualidad?
Totalmente. Cuando algo nos pasa a nivel colectivo, se refleja en nuestra vida personal, pero los infortunios y los malos momentos, como las crisis que cada uno ha vivido en su vida, al andar del tiempo sirven para dar un salto en el proceso evolutivo personal, familiar, y colectivo.
Desde la crisis del 2008, el 11-S en el 2001, la crisis del 2008, la pandemia, la guerra de Ucrania, y hasta el apagón del otro día en España… son situaciones que nos van poniendo en presencia de una incertidumbre creciente, de una vulnerabilidad, que no te dejan otra alternativa que ir a tu fuerza interna, como individuos y como sociedad. Yo creo que estamos en un proceso de aceleración creciente, más que nada porque ahora somos uno solo teniendo en cuenta la globalidad que vivimos en el Internet.
Hablas de desplegar recursos internos, pero muchas veces son como un regalo sin abrir. ¿Crees que todas las personas tienen la capacidad, o han sido educadas en esta mirada hacia el interior?
Yo no sé si han sido educadas viviendo esta realidad, pero sin duda se nos pone de manifiesto en situaciones críticas. Yo siempre doy un ejemplo de una madre que presencia como un coche atropelló a su hijo y tuvo la fuerza necesaria para levantar el auto y sacarlo de ahí. Las situaciones catastróficas, traumáticas o extremas sacan algo profundo que ya está en el seno humano, una fuerza espiritual que es verdadera.Mario Rovetto, de la Fraternidad del Santo Nombre. Foto cedida por Mario Rovetto.
A veces la palabra espiritualidad, se entiende en contraposición a la palabra religión. ¿Cómo es posible conciliar ambas dimensiones, que entiendo que son necesarias, para esta mirada interna?
Toda la realidad que nosotros concebimos como materia está animada y sostenida por la realidad espiritual. Las religiones son, por decirlo de alguna manera, formas o vasijas que contienen algo de esa realidad. Todas son contenedores de una parte del espíritu que está en todo. Se trata de una realidad que se traduce en diferentes idiomas que son las religiones.
En el contexto católico, ¿cómo desplegar esta espiritualidad en las prácticas religiosas habituales, como la Misa?
La Eucaristía, el agradecimiento colectivo del que participamos en cada Misa, necesita de momentos de silencio. Es urgente que haya una Misa, por decirlo así, más contemplativa. Después de comulgar, después de las lecturas, después de la celebración, no se puede no hacer silencio. Necesitamos mucho más silencio en nuestras celebraciones, porque si no la Misa se nos pasa por encima como un automatismo, algo sin conciencia.
Por otro lado, ha de haber una adecuación del lenguaje a la nueva generación, que no quiere decir cambiar la doctrina, sino modificar el lenguaje para que sea accesible a la gente, sobre todo a los jóvenes. Imagínate que yo te hablo ahora en el español de santa Teresa de Ávila, sería un problema.
Y además del silencio y del lenguaje, hay un tercer factor que para mí es fundamental: que los oficiantes y los fieles vivamos cada vez más la experiencia del Espíritu. Porque, ¿qué es lo que hay en la Eucaristía, en la forma consagrada? El Espíritu Santo desde Pentecostés entra en la materia y en todo lo que vivimos. En ese sentido creo que hay que reeducar la catequesis, la formación de los sacerdotes y de los laicos. Ojalá el Papa León profundice también en este campo.
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