P. RICHARD ANTHONY D’SOUZA, SJ, NUEVO DIRECTOR DEL OBSERVATORIO VATICANO


P. RICHARD ANTHONY D’SOUZA, SJ, NUEVO DIRECTOR DEL OBSERVATORIO VATICANO
«Los resultados de nuestra investigación astronómica pueden convertirse en un modo de alabar a Dios»

El jesuita Richard Anthony D’Souza, nuevo director del Observatorio Vaticano, asegura en una entrevista que pretende reforzar la investigación científica, ampliar la colaboración internacional de la institución, impulsar la divulgación y mantener vivo el diálogo entre fe y ciencia.




(InfoCatólica) El nuevo director del Observatorio Vaticano, el padre Richard Anthony D’Souza, S. J., ha explicado que asume su cargo con «gran honor» y «profundo sentido de responsabilidad» para guiar a la Specola (ndr: nombre tradicional con el que se conoce al Observatorio Vaticano) en un momento que considera crucial. Consciente del legado de ilustres jesuitas que han ocupado este puesto, subraya que la misión principal sigue siendo servir al Papa y a la Iglesia universal promoviendo la relación entre fe y ciencia mediante investigaciones sólidas.

En la entrevista, D’Souza recordó la larga tradición científica de la Compañía de Jesús y la inspiración de san Ignacio de Loyola, que alentaba a «encontrar a Dios en todas las cosas». Para el nuevo responsable, la investigación astronómica no solo permite comprender el universo, sino que se convierte también en una vía para alabar al Creador.

El sacerdote repasó la labor internacional del Observatorio desde su fundación en 1891, con proyectos que abarcan meteoritos, exoplanetas, cosmología o cambio climático. Recalcó que la independencia de la institución le permite emprender estudios a largo plazo y explorar ideas que otros organismos, sujetos a financiación limitada en el tiempo, no podrían desarrollar. Entre los retos, destacó la necesidad de integrar a sus miembros en grandes colaboraciones científicas sin renunciar a esa autonomía.

D’Souza afirmó que la Specola tiene un papel clave en mostrar la compatibilidad entre ciencia y fe. Citó iniciativas impulsadas desde los años 80, como seminarios y encuentros internacionales, y recordó que parte del trabajo es «educar a la Iglesia» para que perciba la ciencia como aliada.

En el ámbito educativo, defendió la continuidad de la escuela internacional de verano para jóvenes astrónomos, que desde hace cuatro décadas acoge a estudiantes de todo el mundo, en especial de países en desarrollo. Estas iniciativas, dijo, no solo forman a los mejores científicos, sino que fomentan redes y vínculos duraderos.

Respecto al perfil necesario para integrarse en el Observatorio, señaló tres cualidades esenciales: amor por la ciencia, capacidad de colaboración y discreción, al representar a la Iglesia en el ámbito científico global.

 

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