El atemporal Francisco de Asís
El atemporal Francisco de Asís
Francisco de Asís, un hombre de todos los tiempos
Pilar Sánchez Alvarez
Hay personas integradas totalmente en su tiempo pero que dejan una estela de su pensamiento que los hacen atemporales. Hoy, en pleno siglo XXI, época del transhumanismo, de la posmodernidad, Giovanni di Pietro di Bernardonees, il poverello d'Assisi, fue el precursor de unos valores muy actuales.
Francisco de Asís ha trascendido su época, convirtiéndose en un referente universal cuyos valores y enseñanzas mantienen plena vigencia. Este ensayo analiza tres dimensiones fundamentales de su legado: su papel como precursor de la ecología cristiana, su impulso al diálogo interreligioso y su relevancia como teólogo actual.
1º Precursor de la ecología cristiana
La Agenda 20-30, adoptada por casi 200 países, incluye entre sus objetivos la protección del planeta y de los animales.
En este sentido, uno de los escritos dejados por san Francisco, el Cantico a las Criaturas, compuesto cuando estaba medio ciego, enfermo, y decepcionado, es un canto de amor y esperanza y de exaltación a la vida. Son versos de alabanzas y agradecimiento al Creador, por el agua, por la tierra, por el fuego, etc., porque todo es obra divina y por ello, son hermanos y hermanas del hombre, motivo suficiente para cuidarlo, protegerlo aunque sin ser sus dueños. Con este canto san Francisco se adelanta a la ecología, ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos y su influencia en el medio ambiente, a su protección y a su defensa.
Varios Papa lo han confirmado:
· El 29 de noviembre de 1979, el Papa Juan Pablo II emitió una Carta apostólica Inter Sanctos, donde se declaraba a san Francisco de Asís patrono de la ecología y de quienes la promueven.
· El Papa Francisco, en mayo de 2015 en su encíclica Laudato si siguiendo a san Francisco, promueve la idea de que la creación es una "hermana" y una "madre" que debemos cuidar, no dominar. Hace un llamamiento a la humanidad para tomar conciencia y actuar ante los problemas ecológicos y sociales.
· El Papa León XIV en la Carta Apostólica Disegnare nuove mappe di speranza. introduce una reflexión sobre la relación entre educación y creación, en la línea de la tradición franciscana y bonaventuriana. Y afirma que la educación “debe fomentar la responsabilidad ecológica, el respeto a la tierra y la conciencia de la interdependencia entre humanidad y medio ambiente.
Hoy se propone una Educación Ambiental que integre la dimensión espiritual para comprender la relación que el estudiante establece con el mismo y con los demás seres humanos y no-humanos, facilitando la transformación de percepciones y paradigmas respecto a su identidad y lugar en el universo, condición necesaria para abordar las causas profundas de la crisis ambiental”[1].
2º Precursor del diálogo de religiones para fomentar la paz
Otro valor emergente es el fomentar la paz y el diálogo para seguir avanzando en los derechos humanos, siendo la paz una de las dimensiones de la Agenda 20-30.
En la historia uno de los motivos de las guerras ha sido el problema religioso: cristianos contra musulmanes, católicos contra protestantes, etc., aunque a veces se enmascaraban con esa denominación los motivos de tipo económico, político, ideológico, o social.
Cuando se predicaron las cruzadas, guerras religiosas, tenían como objetivo recuperar para la Cristiandad la conocida Tierra Santa que estaba bajo dominio del Islam. Los cruzados hacían votos religiosos, consiguiendo indulgencias para sus pecados, pero eran soldados dispuestos a matar, porque el cristianismo presentó al musulmán como un enemigo ante el cual no cabía otra posibilidad que aniquilarlo.
En la quinta cruzada, san Francisco quien estaba totalmente en contra de la violencia, se encontró con el sultán Malik al-Kamil en septiembre de 1219, en Damieta, Egipto. Poniendo en peligro su vida entró en el campamento musulmán para dialogar y tratar de enseñar su fe al nieto de Saladino. El resultado fue muy provechoso porque aunque no consiguió la conversión del musulmán, a través de esa experiencia, enseñó que la predicación debía de hacerse con respeto y dialogo para fomentar la fraternidad y la paz.
Esta actitud fue olvidada por la Iglesia católica, quien consideraba a todas las religiones no cristianas como falsas, asegurando “fuera de la iglesia no hay salvación” hasta el Concilio Vaticano II donde se reconoció elementos de verdad y bien en ellas promoviendo el dialogo interreligioso.
¿Fue san Francisco precursor de esta dialogo? ¿Las ideas de san Francisco de hace 800 años no son las que actualmente proclama la iglesia? ¿No se pide respeto para esos valores espirituales y culturales de las religiones sin renunciar a lo suyos?
3º San Francisco teólogo actual de pleno derecho
Partimos de una premisa aceptada, una premisa que afirma que san Francisco no ha escrito tratados de teología, ha escrito oraciones, admoniciones, el Cántico de las Criatura y Cartas, pero nadie puede negar que es un gran teólogo con los cánones modernos actuales.
¿Que es ser teólogo? Siguiendo el pensamiento griego, en la teología la dimensión sensible e imaginativa se considera poco racional y con poca utilidad y esta idea permaneció mucho tiempo. En plena euforia del racionalismo, apareció un movimiento, el romanticismo, contrario a esa forma de ver el mundo. La teología siguió esta línea, privilegiando el método discursivo conceptual, pero desde el último tercio del siglo XX, se está potenciando que los teólogos presten atención a la cultura y sus referentes artísticos e intelectuales donde se expresa todo el ser humano.
Canobbio (2007)[2] escribe: “La teología debe salir de los desiertos de la metafísica para retomar la vivacidad del mensaje bíblico, y convertirse en un mensaje más cercano a la sensibilidad de la cultura contemporánea, más atenta y perceptible al dolor y al sufrimiento del hombre.” (p. 11).”
González de Cardedal desde el areópago moderno, los medios de comunicación social, reflexiona sobre Cristo, no desde un cristología dogmática, sino desde fuentes culturales, filosóficas, experiencias de algunos literatos, convirtiendo la literatura en un locus theologicus" es decir, una fuente o "lugar" para la teología, una herramienta para comprender y argumentar sobre lo divino desde las preocupaciones humanas e intelectuales del hombre porque la teología tiene que ser una ciencia abierta y en constante dialogo con el hombre, un todo físico-psíquico-social, que expresa gozos, expectativas, miedos, dolores, sentimientos.., es decir, su humanidad.
Hoy se hace una teología fundamental, no solo apoyándose en la filosofía con su universalidad y racionalidad, ni en la ciencia positiva que solo admite la razón olvidando sentimientos, emociones, impulsos, sino dialogando con lenguaje humano, buscando todos los registros.
Y entre esos registros está la literatura, la poesía y la oración. La teología ha puesto en el centro al ser humano, porque es en lo humano donde Dios se ha revelado, y desde ahí, accede a la revelación, es decir, desde homo capax Dei y Deus capax hominis. Pensar y vivir a la manera de Cristo es pensar y vivir a la manera del Hijo que exclama Abbá al Dios de la vida.
Hoy el teólogo debe hacer teología en el templo, en la academia y la plaza pública ,y si en un principio el trascendental de mayor consideración fue la Verdad, después la Bondad propio del protestantismo, hoy después de Von Balthasar, se recupera la Belleza con su obra Gloria quedando desplegado de esta forma: Ser-Luz-Verdad; Gloria-Esplendor-Belleza; Santidad-Amor-Bondad.
Hay una oración de San Francisco dada como respuesta al Cristo de san Damián, el día en que paseaba junto a la iglesia y llevado del Espíritu entró en ella, se puso a orar fervorosamente ante la imagen del Crucificado, quien le habló así: «Francisco, vete, repara mi casa, que, como ves, se viene del todo al suelo». Y san Francisco en ese diálogo con Él contestó:
Sumo, glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y verdadero mandamiento.
Estos ochos versos, cortos, simples, encierran todo un tratado de Teología. Una teología con palabras humanas, una teología donde la belleza de los versos sublima al hombre para unirse al creador.
El primer verso se dirige al Cristo que le ha hablado, con la invocación Sumo y Glorioso Dios, lo que implica reconocerlo como ser supremo, digno de ser amado, totalmente trascendente, que produce asombro y veneración, suprema Verdad, Bondad y Belleza, la máxima Sabiduría y Misericordia, totalmente inmutable y eterno.
Es ese Dios creador de todo quien entra en dialogo con san Francisco. Y este verso lleva implícito reconocer a Cristo crucificado como Hijo de Dios, convirtiendo esa cruz, símbolo de muerte en símbolo de vida, porque su resurrección salva a todos los hombres. Es el Cristo Salvador. E implica en esos adjetivos supremos la presencia del Espiritu para la santificación de todo lo creado. Dios Creador, Salvador y Santificador.
Y ante ese Dios trino, san Francisco se siente ínfimo, menor, confuso, pequeño, y abre su corazón exponiendo sus dudas y defectos, pidiéndole ayuda en su camino hacia Él, porque sabe con certeza vivida, que el hombre solo, sin ese Otro que le busca, se siente pobre, desvalido, confuso, indefenso. Pide esa Luz para quitar las tinieblas de su corazón.
Es su conversión total a Cristo, es renacer a esa vida llena de Cristo y vivida para El. Es el reconocimiento de ser creado a su imagen y semejanza, para amarlo y obedecerlo como Señor, reconociendo en todas las cosas el vestigio, la imagen de ese ser cuya esencia es Amor.
¿Y qué es lo que le pide? Pide esas virtudes necesarias que Dios da, esos hábitos necesarios para ordenar sus acciones a Dios mismo, pide fe, esperanza y caridad, pide esa alegría de amar y ser amado por ese Sumo y Altísimo Bien, Verdad y Belleza, que sin ellas el hombre se encuentra en tremenda soledad, y sin sentido en la vida. Y pide sentimiento y conocimiento para seguir el camino del encuentro con Él y con los hermanos.
Conclusión
Estos tres puntos hacen a san Francisco un hombre del siglo XXI.
Pero no solo de este siglo, sino de cualquier tiempo, en distintas culturas, porque a este santo se le admira y se le quiere por su ejemplo de vida, por su entrega total, por su humildad y minoridad, por su pobreza y su alegría, por su amor a todo lo creado, por su servicio a todos buscando la paz. En definitiva por ser verdaderamente el Alter Cristus.
Y san Francisco ha dejado en herencia a todos, el franciscanismo, esos hombres y mujeres presentes en todas las épocas, enamorados de Cristo, viviendo para cumplir el mandato de edificar su Iglesia creando la gran Esperanza.
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