Qué es la espiritualidad cristiana
Jesús Espeja, La espiritualidad cristiana, Verbo Divino, Estella 1992.
Tomado de www graduats.org Juan BOSCH, O.P
"Qué es la espiritualidad cristiana.
Si tuviera que describir las "espiritualidad cristiana" -comenzando ya a apuntar algunos de los rasgos de su especificidad- intentaría resaltar estos cuatro principales, siendo consciente de que son suficientemente amplios para dar cabida a subdivisiones de la "espiritualidad cristiana".
Estos rasgos son:
1. - Espiritualidad del Yo frente al Tu;
2. - Espiritualidad del conocimiento de sí mismo;
3. - Espiritualidad de la bendición y de la creación;
4.- Espiritualidad centrada en la persona de Jesucristo: verdadero Dios y verdadero hombre.
1.1. - Una espiritualidad del Yo personal frente al Tu de Dios.
La espiritualidad cristiana parte de un encuentro personal con Otro que ha empezado a cambiar la propia vida.
Se inicia por una "llamada" que siempre viene del exterior ante la cual puede acontecer el deseo de conversión, de cambio, pero manteniendo en toda su fuerza. la dinámica de una relación con la persona del que llamó a conversión, a liberación, a salvación.
El llamado no sufre despersonalización.
El Otro es la persona de Jesucristo que invita a trascenderse, a salir de sí pero sin que ese hecho suponga el abandono de uno mismo. Por eso la espiritualidad cristiana es experiencia dialógica del sujeto que se sitúa frente a un Tú (Jesús, el misterio del Padre, la venida del Espíritu) que "da vida, y vida en abundancia".
Nunca la espiritualidad cristiana elimina o funde el Yo personal con el Tú de Dios
. Sigue más bien la dinámica de la relación en la que ninguno de los dos términos palidece o languidece en favor del otro. Por el contrario, desde el momento en que es relación con quien ofrece "vida y vida en abundancia" el Yo personal es reforzado en su autonomía.
Es decir, es una espiritualidad que hace crecer como persona.
Una espiritualidad así sólo es posible entre "personas" consideradas ambas como sujetos y en la que ninguna es objeto.
El objeto -si cupiese hablar así- del encuentro de Dios con el hombre o la mujer (el Yo personal) es precisamente una persona de la que El espera una respuesta. La persona no se anula; precisamente respondiendo adquiere conciencia de su dignidad y de su autonomía. Pero inversamente, el objeto del encuentro del Yo personal no es en realidad un Objeto - entidad abstracta sin rostro-, sino un Tú personal con el que cabe una relación de amistad-caridad que en cristiano se llama "Amor".
Por eso la espiritualidad cristiana es una espiritualidad del Amor-Caritas que, sin embargo, no concluye en una unión fusión despersonalizadora, sino que se mantiene en la dinámica de relación y de encuentro. Al final cada uno es sí mismo, pero con este resultado: el Yo personal transformado, el Tú de Dios enaltecido.
1.2.- Una espiritualidad del conocimiento de sí mismo.
No es precisamente de origen cristiano aquella inscripción que sobre un templo pagano avisaba, y avisaría al mundo, de la tarea inaplazable que corresponde a todo ser humano: conócete a ti mismo. Nosce teipsum, Gnotí sautón... Esa verdad que toca las entrañas del hombre ha tenido a lo largo de la historia demasiadas lecturas. Y ha sido apropiada, lógicamente, por las grandes religiones y filosofías de la historia.
Conocerse a sí mismo ha llevado a algunos a descubrir en lo más íntimo de sí lo divino, la huella divina que Él dejó en cada criatura.
San Agustín sabía que el Dios trascendente es a la vez "lo más íntimo de mi mismo".
A otros ha llevado a conclusiones distintas, desde el endiosamiento grosero (piénsese en los césares romanos como dioses) hasta la repulsa y angustia de sí mismo, como "pasiones inútiles" y sin sentido (toda una línea existencialista atea).
La espiritualidad cristiana ha tomado el guante en este desafio y ha aceptado el reto de ese conocimiento, y esto de manera tan radical que me he atrevido a calificarla de espiritualidad del conocimiento de sí mismo. Necesita mi afirmación, sin duda, ciertas explicaciones.
El conocimiento de sí, desde la perspectiva cristiana, lleva al descubrimiento de la limitación radical como criatura, a la conciencia de dependencia y debilidad, e incluso del sentimiento de culpa.
Aunque este último aspecto -el sentimiento de pecado- en ciertas formas de espiritualidad ha adquirido tonos que ciertamente distaban mucho de la visión cristiana, será necesario repetir que siempre que la criatura se pone delante del Creador aparece el abismo ¿infinito? que separa a ambos. Este sentimiento de lejanía y culpabilidad es matizado -pero nunca destruido- por la invitación de Jesús a llamar a Dios "Padre", a sentirse hijos y no esclavos, herederos y no desheredados...
La negación absoluta del pecado no es la mejor solución para poder apelar al optimismo. El optimismo de la espiritualidad cristiana no vendrá nunca de esa ingenua negación de la limitación radical de la criatura, de la conciencia de dependencia, o de la realidad de la culpa... sino de la firme confianza de que Dios es, antes que nada, el Padre misericordioso de quien se siente personalmente pequeño y limitado.
1.3.- Una espiritualidad de la bendición y de la creación.
Una cierta tradición teológica entendió la idea de redención desde los aspectos más negativos, haciendo especial hincapié en la concepción de un Dios que necesita ser saciado en la justicia conmutativa.
Como la culpa es infinita, igualmente infinita debe ser la satisfacción. Por eso la sangre y la muerte de su Hijo es la sola posibilidad de "comprar" la deuda. Pero esta concepción teológica ha tenido repercusiones indudables en la espiritualidad.
El hombre pecador, incluso comprado ya con la sangre de Cristo, no es digno de una relación limpia con el Dios santo. La creación está caída, el mundo ha dejado de ser Kosmos: lo ordenado, lo que se contradice con el Kaos, el desorden, y ahora el mundo es caos; el hombre radicalmente es pecado, la negatividad se ha apoderado del ser humano manchado. Todo está en deuda -pagada sí, por la muerte y resurrección del Hijo de Dios- pero necesitada de una continua tarea de redención asumida una y otra vez. Una espiritualidad así está teñida de tonos sombríos y soporta una cierta carga de pesimismo que impregna la vida de muchos cristianos a través de una larga tradición espiritual.
Pero ¿es ésta la mejor y más digna representante de la espiritualidad cristiana? Una pregunta que tiene, ciertamente, diferentes respuestas.
Sin temor a equivocarme adelanto rasgos de la característica más tradicional -muy olvidada en un pasado reciente- pero que está saliendo a flote a través de un autor espiritual americano - Matthew Fox- y que coincide con tantos rasgos de la "Nueva Espiritualidad" de la que habla entre otros Joseph Sudbrack.
"Bendición" y "creación", he ahí dos términos que, paralelos a "caída" y redención", vendrían a definir lo que realmente desea poner en énfasis la espiritualidad cristiana leída en esta vieja y novedosa óptica.
Algunas de sus características serían éstas:
- Un Dios que es tan Padre, como Madre. En contraposición a una visión del Dios Padre, raíz del monoteísmo motor del patriarcado.
- La santidad es hospitalidad cósmica, participación en la creación bondadosa de Dios. En contraposición a la idea de santidad que es "búsqueda de perfección".
- Todo empieza con Dabhar (la Palabra), la energía creadora de Dios, la bendición original. En contraposición con la doctrina inicial del pecado original.
- El milagro básico es la maravilla de la existencia, de la creación. En contraposición al milagro como intervención extraña a las leyes de la naturaleza.
- Las ciencias naturales son importantes, enseñando sobre la naturaleza, enseñan sobre Dios. En contraposición a la idea de naturaleza como extraña a Dios.
- Es dialéctica en su concepción de la persona: el cuerpo y el alma constitutivos de la persona. Visión positiva del cuerpo como parte de la imagen de Dios. En contraposición del dualismo en el que se contraponen, como opuestos, alma y cuerpo; con tantas sospechas sobre el cuerpo.
- Es universal y para todos. En contraposición a una espiritualidad elitista, sólo para algunos.
- Enfasis sobre Jesús como Profeta, narrador de parábolas e Hijo de Dios que llama a todos a la divinidad. En contraposición de Jesús como el Hijo de Dios, pero no un Jesús profeta.
- Acentuación de la salvación y sanación de todo el Pueblo de Dios y del cosmos. En contraposición a una salvación meramente individual.
- Insiste en la lucha por hacer justicia y balancear la injusticia expandida por el cosmos. En contraposición de una lucha para limpiar la propia conciencia.
- El tiempo como categoría espiritual es el "ahora" y la tarea para que empiece el futuro (Cielo) ya ahora (escatología realizada). En contraposición al tiempo considerado como mirada al "pasado" (perfección perdida) o al "futuro" (Cielo por venir). Escatología no realizada.
- El énfasis de la vida espiritual está puesto en la transformación. En contraposición al simple anuncio del ¡arrepiéntete!
- La vida eterna ha empezado ya aquí. En contraposición a la concepción de la vida eterna como algo para después de la muerte.
- El objetivo de la espiritualidad es la compasión, la justicia y la celebración. En contraposición al objetivo de ella que se centra en la pura contemplación.
- Constitutivamente es trinitaria que celebra al Dios Creador, al Hyo de Dios como profeta, y al Espíritu Santo como fuerza divina transformadora. En contraposición a la espiritualidad de tipo cristológico-doceta con mínimos desarrollos de la teología del Creador y del Espíritu Santo.
- Constitutivamente es sensible, y pone énfasis en la acción de gracias y en la glorificación y alabanza. En contraposición a la espiritualidad que tiende a la abstracción, a la obligación y deber y a la redención como deuda pagada por la culpa.
- La categoría de la nada es una experiencia metafísica. En contraposición a la nada como categoría psicológica.
- La humanidad es divina, pero con capacidad de elección del mal y de lo demoníaco. En contraposición a la idea de una humanidad pecadora por esencia.
Matthew Fox, el religioso norteamericano y autor espiritual, cree encontrar estas características en la mejor tradición cristiana, refiriéndose fundamentalmente a la tradición bíblica (Profetas y Sabios), Jesús histórico, Ireneo, Benito, Hildegarda de Bingen, Francisco de Asís, Tomás de Aquino, Maestro Eckart, Cusano, Theilhard de Chardin, Chenu, teologías y espiritualidades de la liberación. En una de sus obras principales, Original Blessing (1983) propone las cuatro vías de la espiritualidad haciendo un acercamiento a la Creación (Via Positiva), a la Oscuridad (Via Negativa), a la Búsqueda de nuestra Divinidad (Via Creativa), y a la Búsqueda de la Nueva Creación: (compasión, celebración, erótica) (Via Transformativa).
Una espiritualidad de la bendición y de la creación que cree profundamente en la huella que Dios ha dejado en cada cosa, en el Kosmos mismo como algo ordenado desde el principio, fuera del caos. Xosé Chao Rego ha escrito en su artículo "Fuera del mundo no hay salvación" este texto sintomático: "De modo que cuando nos convoquen a humillación mediante el 'recuerda humano que eres polvo y en polvo te has de convertir', podemos sacudir la ceniza reivindicando, con el sabio oriental Trin Suan Thuan, que estamos hechos de polvo de estrellas. (Xosé Chao Rego, "Fuera del mundo no hay salvación", en Exudo, n. 35, sept-oct. 1996, p. 6.
1.4.- Una espiritualidad, centrada en la persona de Jesucristo: verdadero Dios y verdadero hombre.
Pero nos habríamos quedado a mitad de camino -y desde luego lejos de la espiritualidad cristiana- si no resaltáramos como núcleo de nuestra reflexión la persona de Jesucristo. Los temas anteriores podrían encontrarse -de hecho se encuentran- en algunas otras espiritualidades. El rasgo específicamente definitorio está en la persona de Jesucristo.
La espiritualidad cristiana sólo sigue siendo tal cuando se mantiene expresamente vinculada al único Cristo. Pero Cristo no es, como ciertas "nuevas espiritualidades" han querido hacer de él, un Cristo anónimo, un Cristo abstracto, un Cristo principio cualquiera, o un Cristo final de una evolución sin rostro y sin nombre propio.
Su persona histórica y su glorificación desde la fe, no se puede desdibujar o absorber en lo que se ha llamado el cristianismo anónimo. Lo realmente distintivo de la espiritualidad cristiana es Cristo mismo.
El Cristo hace referencia a una persona histórica muy concreta: Jesús de Nazaret, que es confesado como verdadero hombre, y como el Hijo de Dios, que aporta la salvación y liberación totales. Pero aquel Jesús no sólo debe ser confesado, sino seguido. Llamó innumerables veces al seguimiento, a ser discípulos suyos. Y ahí se fundamenta la espiritualidad cristiana.
Por tanto la espiritualidad cristiana supone una espiritualidad del seguimiento.
"Seguimiento" que lejos de ser "elitista", reservada sólo a un grupo de perfectos (religiosos/as) está abierta a todos.
Es una llamada universal a seguirle aquel o aquella que se han dejado seducir por su persona.
Pero una llamada universal en el sentido de que se dirige a cualquier persona en cualquier estado en que uno se encuentre, siempre que se admita la conversión, el cambio, la transformación... "Si quieres ser perfecto..."
Seguir a Jesús significa optar por un modo de vida, de costumbres, de alegría y sufrimiento, de muerte y resurrección que comporta la convicción de que así -de este modo- uno es más plenamente humano, y por tanto abierto a la trascendencia de Dios que en cristiano significa divinizarse.
Alguien dijo que "seguir a Jesús es para proseguir su obra, hasta conseguir llevarla a plenitud".
Es el camino de la espiritualidad cristiana, camino teologal basado en las Bienaventuranzas.
-1- Seguimiento de la persona de Cristo (que descansa en la FE, fe en su persona);
-2- Centrándose en torno a la misión y anuncio del Reino -objeto de la predicación de Jesús-, para prosiguiendo, su tarea en este mundo y en esta historia y encontrando sentido a la creación, al sufrimiento y a la alegría, a la vida ordinaria (que descansa en la ESPERANZA, contra toda esperanza);
-3- Pero sabiendo que su plenitud supera y trasciende la misma historia, y que sólo en el cara a cara de Dios alcanzará su plena realización (donde sólo habrá ya AMOR, aunque en la historia haya sido ya el motor de la espiritualidad cristiana).
II.- Otros rasgos diferenciadores y propuestas prácticas.
Nuestro intento -a la hora de buscar rasgos definitorios y diferenciadores de la espiritualidad cristiana- ha encontrado su punto clave en la persona de Cristo. Ahí reside lo central. Pero todavía es posible analizar otros aspectos en los que se encontrarían rasgos también diferenciadores.
1.) En primer lugar hay espiritualidades que han buscado por encima de todo fenómenos extraordinarios, parasicológicos, del saber oculto, métodos de meditación, ocultismo, astrología, etc. Se habla de caminos místicos, de vías purgativas, transformativas, unitivas... La pregunta será siempre si por ahí -sin desprecio alguno hacia esas espiritualidades- va la línea de una auténtica espiritualidad cristiana.
La experiencia de Dios, el encuentro de Dios como un Tú, el Abbá (=Padre) del que nos habló Jesús de Nazaret es, sin embargo, Misterio sólo accesible a través de la vida humana, de la existencia -pequeña existencia de la vida diaria-, de la vida cotidiana: el trabajo, el estudio, la solidaridad, el sufrimiento, la alegría, el culto, la plegaria... En esas realidades humanas es donde Dios sale al encuentro. Es ahí el lugar del encuentro con el Misterio. No hay otro. Pero ahí precisamente es donde muchas otras espiritualidades no buscarían jamás a Dios. ¿Podríamos hablar de la espiritualidad de lo normal, de lo cotidiano, de la vida...?
Raimon Panikkar escribió un día: "Esaú tuvo la audacia de decir: mi primogenitura, mi futuro, la historia, la descendencia... todo esto me importa poco: prefiero el plato de lentejas del presente, la alegría de comunicarme con la naturaleza a través de este proceso de muerte y resurrección representado por el acto de comer... Se comprende que los hijos de Jacob (el de la primogenitura y el de la descendencia...) se pusieran nerviosos cuando un joven rabino les decía: mirad los lirios del campo...; no acumuléis, no tengáis cuenta bancaria, vivid, sed felices... y si os piden que deis mil pasos, dadlos... Los hijos de Jacob sintiéronse molestos y con toda razón lo eliminaron. Hasta ahora Occidente ha sido un hijo fiel de Jacob.
Pues bien, sin despreciarlo -pues nos es indispensable para la primogenitura-, la espiritualidad contemporánea debería aprender de Esaú este querer vivir feliz, gustando la dicha a cada instante; y como al fin y al cabo son hermanos gemelos, ambos podrían ser, para Occidente, el símbolo y el estímulo de su espiritualidad; de una espiritualidad para nuestro tiempo" (Raimon Panikkar, La nueva inocencia, Verbo Divino, Estella 1993, p. 319).
Una vida realizada con espíritu. Así habíamos comenzado nuestra reflexión. La espiritualidad cristiana es una vida realizada con espíritu. Ahora añadimos: con el Espíritu de Jesús.
2.) En segundo y último lugar. Hay espiritualidades -las nuevas y las que se originan tanto en ciertas raíces orientales, como en la de la new age- que buscan no la transformación de la persona, sino la fusión, la desaparición, la entrada en un estado nuevo que podría llamarse de des-personalización. La fusión en el Uno en el que todos los accidentes -pero ¿acaso la persona es un accidente?- dejarían su apariencia y su "ser ilusión" para ser ya el Uno mismo.
No es esa la espiritualidad cristiana. Hablamos previamente de la dinámica de relación que se da entre el Yo de la persona y el Tú de Dios, predicado por Jesús. Nadie languidece en ese encuentro íntimo y personal. El Yo queda reafirmado y transformado. El Tú de Dios queda alabado y enaltecido. Y ese encuentro es de vida, de vida en abundancia, de vida eterna.
"Este es un misterio que no puede ser entendido, pero que puede ser amado. Un misterio que a veces roza también mi experiencia cuando experiemento el amor humano, cuando reflexiono sobre el sentido de la vida..., pero en medio de tal experiencia, coexperimento también que Dios es aún más grande, aún diverso y supera esta mi misma profunda experiencia... Pero uno, Jesucristo, nos ha dicho con su vida, sus obras y su palabra aquello que el hombre sólo puede presagiar a tientas. El no ha desvelado el misterio ni mediante un saber intelectual ni mediante una seguridad "mística" cualquiera del sí, que constituye, en cambio, la tentación fundamental de la nueva religiosidad; El ha vivido el misterio en la donación de su vida y lo ha sellado con su muerte en cruz..." (Joseph Sudbrack, La nueva religiosidad, Paulinas, Madrid 1990, 230).
Y ahí está la diferencia fundamental de la espiritualidad cristiana de todas las otras espirítualidades.
Todas quieren saber (gnosis), entender, superarse, fundirse en el Otro. Sólo la espiritualidad cristiana sabe que desde la vida -amando- entregada, cabe la resurrección. "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no produce fruto...". Y por eso "fuera del mundo no hay salvación"
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Pistas para reflexiones en comunidad.Bibliográfia
Además de la lectura de los autores clásicos espirituales que podría ayudar a cada uno es esa búsqueda nunca saciada del encuentro con el Dios de Jesucristo, que es un Padre misericordioso, valdría la pena la lectura para reflexionar en común de algunas obras que deben clasificarse en cuatro grupos distintos:
l: La espiritualidad de las cosas terrenas y cotidianas. M.D. Chenu, El evangelio en el tiempo, Estella, Barcelona 1966. Un libro clásico que recoge artículos desde 1948 del teólogo P. Chenu y que tratan de las realidades temporales como expresiones de mediación hacia lo divino: materialismo y espiritualismo, corporalidad y temporalidad, teología del trabajo, espiritualidad de la materia etc.
Gustavo Gutiérrez, Beber en su propio pozo (En el itinerario espiritual de un pueblo), Síguema, Salamanca 1984. La espiritualidad del promotor de la "teología de la liberación".
2: La espiritualidad cristiana frente a la nueva espiritualidad de la new age. Josef Sudbrack, La nueva religiosidad (Un desafio para los cristianos), Paulinas, Madrid 1990. Estudio comparativo -muy logrado, muy técnico, dialogante y no polemista entre la espiritualidad cristiana (católica) y las tendencias de la nueva era.
3: La espiritualidad cristiana en diálogo con espiritualidades orientales. Anthony de Mello, Sadhana. Un camino de oración, Sal Terrae, Santander 1979; Anthony de Mello, El canto del pájaro, Sal Terrae, Santander 1982. Raimon Panikkar, La nueva inocencia, Verbo Divino, Estella 1993. Raimon Panikkar, Elogió de la sencillez (El arquetipo universal del monje), Verbo Divino, Estella 1993. Bastaría decir de Panikkar lo que él mismo ha escrito: "Sólo el místico puede sobrevivir en la sociedad actual, sin volverse terrorista (violento) o cínico (pasotista). Sólo el místico puede conservar la integridad de su ser, porque se halla en comunión con toda la realidad".
4. La espiritualidad cristiana en sí misma. Jesús Espeja, La espiritualidad cristiana, Verbo Divino, Estella 1992. Una verdadera summa theologica de la espiritualidad cristiana, pero desde una perspectiva muy actual y muy abierta. Es sugerente. Algo repetitivo y demasiado extenso: 450 páginas".
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