La teología de Joseph Ratzinger. Una introducción. en Teología y vida
Blanco Sarto, Pablo. (2011). La teología de Joseph Ratzinger. Una introducción. Teología y vida, 52(4), 738-740.
La teología de Joseph Ratzinger. Una introducción, Palabra, Madrid 2011, 427 pp.
En estas páginas se recogen algunos artículos publicados en los últimos diez años. La sintonía del autor con la teología de Ratzinger empezó con un acercamiento biográfico a la figura del teólogo alemán, y más adelante con una tesis doctoral sobre la teología fundamental y de las religiones, así como del concepto de teología en el pensamiento de Joseph Ratzinger2. A partir de entonces ha realizado diversos estudios histórico-teológicos sobre el pensamiento del teólogo Ratzinger. Al mismo tiempo, el autor profundizaba en el pensamiento de Martín Lutero y de otros teólogos protestantes3. En principio, el interés que le movía era abordar el pensamiento anterior a la elección de Joseph Ratzinger como obispo de Roma, pero ha tenido —como él mismo confiesa— que referirse también al magisterio de Benedicto XVI.
Considera que el actual pontífice no es un pensador sistemático en el sentido habitual del término, pero sí profundamente orgánico en sus desarrollos. Como afirma Hahn, Ratzinger «no es tanto un pensador sistemático, sino más bien sinfónico», mientras Murphy apela a la inner consistency de sus escritos4. El intento de Blanco es seguir esta pista y buscar ese hilo conductor de su pensamiento.
Lógicamente, al publicar estos artículos ahora todos juntos el autor ha procurado abreviarlos y evitar las repeticiones, a la vez que mostrar la unidad entre los diferentes temas. Pretende así seguir más o menos el orden genético de estos «conceptos fundamentales» que van surgiendo en la teología de Joseph Ratzinger. Por una parte, mantiene un estilo introductorio, en el que primen las fuentes sobre la bibliografía secundaria, la cual aparece reseñada a pie de página.
Procura así que esta obra sea una ayuda para el lector que se quisiera enfrentar a la lectura misma de los textos de este teólogo alemán. Se trata tan solo de ofrecer «un mapa de su viaje teológico», una «vista aérea» de su pensamiento, como dice Mannion5.
Nos encontramos pues sobre todo ante una guía, una síntesis, una introducción, una invitación a la lectura de las fuentes.
En esta síntesis, divide los temas fundamentales de la teología ratzingeriana en distintos apartados.
En primer lugar, tras un breve recorrido histórico para conocer los maestros de la teología ratzingeriana, se refiere a lo que llama fuentes de su pensamiento: junto a la Escritura, la liturgia, la Iglesia y el mismo arte —sobre todo la música— constituyen puntos de partida de su pensamiento teológico.
Vendrán después los denominados fundamentos: en primer lugar el principio de la persona, que presenta su solidaridad originaria con la fe y la razón, la verdad y el amor.
En lo que se refiere a los desarrollos y como concreción de dichos principios, el teólogo alemán se encontrará profundamente marcado por la «experiencia del concilio», cuya doctrina aplica al ecumenismo, a la teología del ministerio e incluso en sus ideas sobre la predicación, la escatología y la mariología.
En fin, abordaremos aquí lo que se refiere a la praxis: en su época de obispo, Ratzinger se ha centrado en la teología de la creación y el misterio eucarístico y, como prefecto, su foco de interés se ampliará hacia la catequesis, Cristo y las religiones, sin olvidar una breve reflexión sobre las raíces cristianas de Europa.
De esta manera, los principios de Cristo y de sus correlativos amor, verdad y belleza nos sirven para circunscribir el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger.
Para él la teología ha de beber en la Escritura y la liturgia, leídas y recibidas en la tradición viva de la Iglesia. Por eso el Pan y la Palabra, la Eucaristía y la predicación son los lugaresen los que Jesucristo se hace presente en su Iglesia, y de aquí la importancia del sacerdocio ministerial, como recuerda el Vaticano II.
Gracias a ellos el pueblo de Dios se convierte en cuerpo de Cristo. Entonces la Iglesia estará en condiciones para realizar tanto su misión ad intra (ecumenismo) como ad extra (religiones, Weltethos). Para esta labor resulta indispensable no solo la profundización en la propia fe, sino el coraje de la razón, la búsqueda de la verdad y de un amor verdadero. Para difundir esta verdad revelada por Jesucristo dentro de la Iglesia, se debe tener en cuenta de modo especial la teología, la catequesis y la predicación. La mariología y su verdadero sentido cristológico y eclesiológico son también objeto de la reflexión ratzingeriana. El núcleo interpretativo que une, sitúa y da sentido a cada uno de todos estos elementos será sin duda Cristo. El arte y la belleza no ocupan sin más un cometido ornamental en todo este recorrido.
Según Blanco, en la teología de Joseph Ratzinger vemos una síntesis madura de los logros alcanzados por los movimientos bíblico, litúrgico, ecuménico y patrístico de los años anteriores al Concilio Vaticano II, así como de la mejor teología del siglo XX. En su pensamiento teológico, los principios de la Escritura y la liturgia, la persona y la Iglesia, la razón y la teología de los Padres ocupan un lugar central y estructural. La «experiencia del concilio» marca de modo profundo su visión teológica.
Temas como María, el ministerio, las religiones o la relación entre la Iglesia y el mundo han de ser vistos «en la continuidad de la renovación del único sujeto Iglesia», tal como propuso en su discurso ante los cardenales —ya como papa— del 22 de diciembre de 2005. Su experiencia como pastor —obispo, prefecto y sucesor de Pedro— le han ayudado a detectar la llamada «crisis del primer posconcilio», a la vez que le han ofrecido una mayor amplitud y universalidad a su teología. Se podría decir que esta se ha «globalizado». A pesar de no poderse considerar la teología de Joseph Ratzinger como un proyecto sistemático —en el sentido habitual que tiene este término—, sí que lo podemos considerar como un desarrollo orgánico, sinfónico y unitario de su reflexión sobre la fe y la doctrina cristiana.
Todo gira en torno a los mencionados amor, verdad y belleza encarnados en la Persona de Jesucristo.
Pablo Blanco Sarto
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