La educación emocional y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad: retos familiares



La educación emocional y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad: retos familiares 
 

Marisol Lemes Zulueta

Ada Yunia Oliva Feria, 

Héctor Luis Gainza Moreira,  


RESUMEN 

Las crisis económicas generan un impacto profundo en la dinámica familiar, afectando las relaciones interpersonales y el bienestar emocional de sus integrantes. La incertidumbre financiera, el estrés y la reducción de recursos pueden incrementar la tensión en el hogar, debilitando el apoyo emocional necesario para el desarrollo de los niños, especialmente aquellos con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). En este contexto, la familia desempeña un papel fundamental en la educación emocional de los niños con TDAH, ofreciéndoles un entorno estable y comprensivo que favorezca su desarrollo. A través del fortalecimiento de vínculos afectivos, estrategias de comunicación efectiva y el establecimiento de rutinas estructuradas, el hogar puede convertirse en un espacio de aprendizaje socioemocional. Es crucial que los padres y cuidadores fomenten la autorregulación emocional, la resiliencia y la empatía en los niños, contribuyendo a su bienestar y adaptación a contextos de crisis. La educación en el hogar no solo complementa la formación escolar, sino que también fortalece las habilidades emocionales que les permitirán afrontar desafíos en su vida futura. 



Conducta 

El niño con TDAH muestra falta de atención, impulsividad e hiperactividad. Estas manifestaciones se pueden presentar en la escuela, en el hogar y con los compañeros. Como parte de la vivencia y los intercambios con docentes se ha podido apreciar que los maestros tienen grandes dificultades para brindar apoyo a esos niños, en su gran mayoría no dan tratamiento a la diversidad, lo que ha provocado resistencia por parte de los niños y quejas constantes de los padres hacia la escuela. 

El TDAH  en la escuela

El TDAH se manifiesta en la escuela cuando el niño tiene dificultad para permanecer sentado; salta, corre, molesta a sus compañeros, manipula objetos, se retuerce, y se mueve de forma constante en el asiento. Otra manifestación es la falta de atención, se hace evidente en la falta de persistencia en las tareas da la impresión de no estar escuchando, pero reacciona con impulsividad; emite respuestas precipitadas a las preguntas sin que el maestro acabe de formular las preguntas, hace comentarios fuera de lugar, interrumpe constantemente al maestro. 

Relaciones con los demás

En las relaciones con sus compañeritos la hiperactividad se manifiesta en una conversación excesiva y en la incapacidad para jugar tranquilo, así como para regular su propia actividad de acuerdo con las necesidades del juego. Debido a la falta de atención, no capta las reglas ni escucha a otros niños. La impulsividad se evidencia en la incapacidad para esperar su turno en el juego, interrumpir, ser poco cuidadoso al tomar los objetos y por realizar juegos potencialmente peligrosos sin tener en cuenta las consecuencias. 

Maestros

Todos esos comportamientos hacen que los maestros en ocasiones no tengan las vías necesarias para intervenir con acciones psicopedagógicas de manera que se eviten males mayores en lo emocional y en el aprendizaje. El maestro o la maestra a partir de su diagnóstico deben brindar una atención diferenciada al niño, debe hacerle comprender que, aunque debe mejorar su comportamiento y esforzarse por mostrar interés, es querido por ellos y que se espera buenos resultados en él.





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