¿Religión sin Dios?





Manuel Fraijó ha escrito un artículo titulado ¿Religión sin Dios? Conferencias Aranguren, publicado en Isegoría 47(2012) 381-419 que es un recorrido sobre el problema de Dios y la religión

Empieza por presentar la figura de Aranguren, que aunque dedicó su vida a la ética,pero también a la religión.

Al empezar su razonamiento presenta a las distintas religiones. En un primer momento, en el judaísmo y el cristianismo, existió una hegemonía teocéntrica, por lo que la sociedad estuvo a la sombra de la Religión.La búsqueda inicial de Dios tuvo a la teología revelada con datos, fechas y lugares geográficos y no se dudaba de la Biblia basada en la autoridad de Dios que se revela.
Luego se pasó a la teología natural, dando entrada a la razón, pero amparada por la revelación. Pero en la Ilustración pierde plausibilidad, y ni la teología natural ni la revelada tienen cabida.la teología natural fracasó cuando Dios se ve como un problema. La antropologización de la pregunta por Dios estaba, pues, en marcha. Ya no se partirá, para acceder a Dios, del cosmos, sino del hombre. Kant, con su énfasis en la subjetividad humana, hizo el resto, y aparece la filosofía de la religión. En el siglo XXI Dios no es un dato seguro, y han aparecido numerosos filósofos que niegan su existencia.

Se prescinde de Dios distendidamente, sin los desgarros interiores de antaño, serenamente.
Schleiermacher pide para la religión la misma autonomía que Kant para la ética para acabar con una religión sin Dios, que G. van der Leeuw ha llamado religión «de la huida»..La religión comprendida como una actitud contemplativa, expectan­te, estética y artística ante la vida. El individuo queda envuelto en una espe­cie de simpatía universal. Un monismo reconfortante, consolador, lo invade todo. Se experimenta la riqueza y el valor de la vida.
Una religiosidad difusa, casi invisible, generosa, profunda, tolerante, sin dogmas vinculantes.

En esta religión sin Dios la salvación que ofrece no es la «salvación radical» invocada por los seres humanos y anunciada por sus religiones. El «trascender sin Trascendencia», de Bloch, tiene fecha de caducidad: la muer­te. Los cadáveres no trascienden nada.Una religión sin Dios es una religión de la huída, más ocupada en enga­lanar la inmanencia que en preguntar por la Trascendencia. En definitiva, una religión del cuidado de sí mismo, estetizante y bien avenida con casi todo.

El mismo autor presenta el resumen de su artículo:

Mientras la fe en Dios parece decaer, crece el interés por las numerosas religiones y movimientos religiosos existentes. Estamos ante un fenómeno nuevo. En el ámbito monoteísta reinaba el antiguo aserto «ningún Dios, ninguna religión». Hoy, en cambio, la religión parece caminar sola. Hay signos de que las religiones, independizadas de la antigua fe en Dios, se han establecido por cuenta propia. Hay quien piensa incluso que podrían sobrevivir a Dios.
Las Conferencias analizarán las alternancias de Dios y de la religión en el poder. Hasta bien entrada la modernidad, la religión vivió a la sombra de Dios; a partir de esa fecha, es Dios quien vive a la sombra de la religión. Las conferencias se preguntarán, además, qué clase de religión quedará en los lugares de tradición monoteísta cuando se prescinde de Dios.

El artíclo está muy buen documentado, de forma comprensible e interesante.


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