El Papa y consejos a la Curia





En la revista Eclesia aparece este artículo títulado Enfermedades Curiales escrito por Miguel Angel Agea:


Enfermedades curiales

El lunes 22 de diciembre, Francisco se mostró como lo que es, como un buen jesuita, maestro de vida espiritual, y en la audiencia a los miembros de la Curia Romana, desgranó lo que él llamó las quince enfermedades que pueden aquejar a los que trabajan en sus organismos, partiendo del hecho de que la Iglesia es el «Cuerpo Místico de Cristo», y la Curia un «pequeño modelo de Iglesia», pero un cuerpo complejo, llamado a mejorarse, que puede enfermar como todo cuerpo humano, que puede enfermar por los pecados y errores de sus miembros, pero que en todo caso son «enfermedades curables».
Según el Papa Francisco, las principales dolencias de la Curia son:
1.- La falta de autocrítica, que conlleva narcismo y que se combate con conciencia de ser pecadores y siervos inútiles.

2.- El excesivo de activismo, que aboca al estrés y al cansancio y que se combate sabiendo que «hay un tiempo para cada cosa».

3.- Dureza mental y espiritual sin la precisa sensibilidad humana para llorar con los que llora y alegrarse con los que se alegran. El antídoto: tener sentimientos de humildad, donación, olvido de si mismo, generosidad.

4.- El exceso de planificación y de funcionalismo con la tentación y tendencia a convertirse en contables o comerciales… No olvidar que el Espíritu Santo es frescura, fantasía, novedad.

5.- La mala coordinación cuando los miembros pierden la comunión entre sí, y el cuerpo pierde su armoniosa funcionalidad, convirtiéndose en una orquesta desafinada, sin espíritu de equipo.

6.- El «alzheimer espiritual» u olvido de la «historia de la salvación». Se trata de un declive progresivo de las facultades espirituales que incapacita para desenvolver alguna actividad autónoma. Lo vemos en los que han perdido la memoria de su encuentro con el Señor, que dependen completamente de su presente, de sus pasiones, caprichos y manías.

7.- El arribismo, la rivalidad, la vanagloria, cuando la apariencia, el color de los vestidos, los honores, se convierten en objetivo primario de la vida. Esta enfermedad nos lleva a ser hombres y mujeres falsos, a vivir un falso «misticismo».

8.- La esquizofrenia existencial, la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica del mediocre y del progresivo vacío espiritual. Afecta a menudo a aquellos que abandonando el servicio pastoral se limitan a tareas burocráticas, perdiendo así el contacto con la realidad, con las personas.

9.- Las murmuraciones, los chismes… Comienza, tal vez, con un par de bromas y acaba dominando a la personas hasta convertirla en «sembradora de cizaña».

10.- La adulación o divinización de los jefes, víctimas del carrerismo y del oportunismo.Piensan en lo que deben obtener y no en lo que deben dar.

11.- La indiferencia hacia los otros, la falta de calor humano del que no comparte su propia experiencia al servicio de los demás.

12.- La cara funeraria, que confunde seriedad con rostro severo, que trata a los otros, en especial a los considerados inferiores, con severidad, arrogancia…

13.- La acumulación de bienes materiales para colmar el vacío existencial, no por necesidad, sino por sentirse más seguro. La acumulación pesa y ralentiza.

14.- La pertenencia al grupo. Comienza con buenas intenciones pero al final esclaviza a los miembros convirtiéndolos en un cáncer que amenaza la armonía del Cuerpo. Es el «fuego amigo» de los colegas y el peligro más taimado.

15.- El provecho mundano, los exhibicionismos, cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para obtener provechos mundanos, o más poderes. Por ello son capaces de calumniar, difamar, desacreditar a los otros, a veces en los periódicos y revistas.

Finalmente, Francisco puntualizó que se trata de «enfermedades» y tentaciones peligrosas no sólo para los que trabajan en la Curia sino para todo cristiano, comunidad, congregación, parroquia o movimiento eclesial.
Miguel Ángel Agea
Ciudad del Vaticano


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