La actualidad de esa revelación de Dios en Jesús de Nazaret

La revelación se actualiza cuando el acontecimiento teológico de Jesucristo preparado en la historia del pueblo de Israel, y prolongado en la memoria viviente de la Iglesia, es actualizado por el mismo Dios mediante su Espíritu que se nos ha dado en nuestro corazones para que conozcamos la profundidad de Dios. Aquí se une Israel y la Iglesia.

Actualizar la revelación es sumergirse en la experiencia histórica de Jesús de Nazaret, vivirla en su dimensión teológica y antropológica. Jesús con su vida, con el cumplimiento de su misión, perforó el destino de todos alcanzando una significación universal. Solo desde la particularidad se llega a los valores universales. Es la revelación permanente.

Esa actualización tiene dificultad de compresión y el mismo OGC le llama escándalo: “la particularidad de Dios, del Absoluto, al reconocer a Jesús de Nazaret como hombre de un pueblo, de una cultura, de un tiempo, en los cuales e inseparablemente a través de los cuales se nos ha dicho y se nos ha dado el Misterio mismo de Dios, y nos ha dicho cuál es la clave que abre o que cierra el enigma de nuestra existencia en finitud y en libertad al tiempo”. (p. 333). Es decir, que para llegar a lo eterno hay que partir de la temporalidad, que para llegar a Dios hay que pasar por los hombres, que para descubrir nuestro propio misterio es necesario el prójimo.

Pero esto es profundamente humano, porque si solo en el rostro de otro hombre aprendemos a ser hombres, solo en el rostro de otro ser humano descubrimos quien es Dios. Dios siempre se ha manifestado en los caminos de nuestra propia humanidad y con la encarnación demuestra la radical solidaridad con los hermanos y la cercanía de Dios a los hombre.