Misterio trinitario y Cristo
Resumen del
texto de M. González, Misterio trinitario
y existencia cristológica. Tres dinámicas articuladoras en la teología
contemporánea en Dios y el hombre en
Cristo, directores: Angel Cordovilla- José Manuel Sánchez Caro y Santiago
del Cura Elena, Salamanca 2006.
La articulación
del Misterio trinitario y la existencia cristológico pneumática ha sido una de
las grandes conquistas de la teología en la segunda mitad del siglo XX y del
principio del siglo XXI.
Cuando Olegario
González de Cardedal se pregunta por Jesús de Nazaret y su compresión
actual escribe:
Jesús es un judío real.
Jesús es un hombre real. Con estos dos elementos hemos superados dos escollos
con las que la fe puede tropezar: reducir la humanidad del Jesús a puro
concepto , abstracción o incluso mito universalmente válido y no fijable por
nada, quedando así a la merced de la ideología cultura o política dominante. La
segunda tentación o escollo que hemos superado es el que consiste en
identificar a Jesús con una personalidad sublime , fuera de este mundo,
inaccesible, inimitable; con confesarle como Hijo de Dios en una forma con la
que los humanos y que, por consiguiente, no iluminaria nuestro propio ser de
hombres. Hoy la cristología puede estar orgullosa de haber recuperado la
humanidad de Jesús en su concreción judía, pero a la vez haberla mostrado como
la realización de una humanidad abierta desde sí misma al Absoluto, sintiéndose
ordenada a él, logrando en él su máxima posibilidad, siendo humana desde el
afincamiento y el desbordamiento en lo divino ( OGC, La cristología en los
últimos veinte años(1973-1993) en prólogo a la tercera edición de jesús de
Nazaret. Aproximación a la Cristología, Madrid 1993.
Este judío
muerto en la cruz, es el Hijo Trinitario. Ghislain Lafont propone un programa
teológico basado en la reconciliación entre una teología bajo el signo del
homoousios/metafísica y la teología bajo el signo de la cruz/dialéctica,
recuperando las enseñanzas de la teología pre-nicea (C.Lafont, la pertinente
theologuique de l´histoire. Dialogue avec Pierre Gisel, RScPhTh 63(1979) 161-201. Cita tomada de
M. González, Misterio trinitario y
existencia cristológica. Tres dinámicas articuladoras en la teología
contemporánea en Dios y el hombre en
Cristo, directores: Angel Cordovilla-José Manuel Sánchez Caro y Santiago
del Cura Elena, Salamanca 2006).
Olegario
González de Cardedal hace una propuesta análoga:
La tarea primaria de la
cristología actual es integrar estas recuperaciones con la anterior fe de la
iglesia, mostrar la convergencia de la humanidad con la divinidad de jesús,
elaborar una idea de sujeto, de persona y destino, que nos permita contemplar
la persona una y única de jesús, compleja en su realización histórica y su
misterio divino, en su ejemplaridad moral y en su causalidad salvífica. (Prólogo…)
Todo el misterio
de Jesús brota de su relación filial; su vida, palabras, predicación milagros
tienen como centro su vinculo con el Padre, y todo en él tiene explicación en
el Padre. OGC, explica esta relación de la siguiente manera:
Jesús
es la entraña de Dios, porque viene del kolpos
del padre (seno, entrañas) donde ha estado siempre. La frase griega es de una
limpia plenitud que la torna intraducible: “el que siendo está en el seno del
Padre ese nos ha interpretado”, “el que desde siempre estaba junto al Padre”,
“el que es por relación al padre lo ha puesto en relación con nosotros”, “el
mismo que está guardado en el secreto del padre es el que nos ha revelado”, “el
que está vuelto hacia él, como el hijo hacia su padre, se ha vuelto a nosotros
como Palabra…”El que está vuelto hacia el seno de Padre es Dios unigénito, o
Hijo único del padre desde siempre…la significación es de una realidad que
trasciende el tiempo y afecta al ser en toda su determinación. La relación del
Unigénito, además de estar en el seno del Padre con un” estando-estado”, pertenece
a su ser como “siendo-sido”. Jesús está en el seno del padre y es la entraña
del Padre, como su redoble filial ( La entraña del cristianismo, Salamanca 2001,74-76).
También en esta
articulación entre el misterio trinitario y existencia cristológica es necesario
la renovación penumatológica. El Espíritu Santo está presente en la vida y en el
ministerio de Jesús. Jesús está bajo la acción del Espíritu que actúa sobre, en
y con El. La relación de jesús con el padre esta sostenida, guiada, animada por
la acción del Espíritu sobre Él.
Olegario
escribe:
En el cristianismo el Dios
único, es el Dios y padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos lo envió y con
él nos dio el Santo Espíritu. A partir de jesús hemos sabido que Dios es
esternamente diálogo, complejidad, compañía y reciprocidad con anterioridad a
la creación y a la historia; que no es estatismo, soledad, silencio eterno.
Dios es dinamismo y vida en sí
mismo con una relacionalidad oferente y respóndeme, constituida por un “en si”
(consistencia) y por un “hacia el otro”(relacionalidad). Dios es Sios en cuanto
Padre, Hijo y Espíritu…(La entraña del Cristianismo , Salamanca 2001)
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