El Papa es jesuita y está orgulloso de ello

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Entrevista al Papa Vía: abc.es (19-10-2015)


-¿Cómo consigue mantener su sencillez de jesuita después de haber celebrado, en Manila, una misa ante siete millones de fieles y cientos de millones de telespectadores?

-Cuando un sacerdote celebra la misa, está delante de los fieles, por supuesto, pero ante todo está frente al Señor. Por otra parte, cuanto más se está delante de las multitudes, más hay que ser consciente de nuestra pequeñez y del hecho de que somos «servidores inútiles», como nos pide Jesús. Cada día imploro la gracia de poder reflejar la presencia de Jesús, de ser el testigo de su misericordia cuando nos estrecha entre sus brazos. Por eso, cada vez que oigo «¡Viva el Papa!», invito a los fieles a gritar «¡Viva Jesús!». Siendo cardenal Albino Luciani (futuro Juan Pablo I) observaba sutilmente ante los aplausos: «¿Creéis que el pequeño asno sobre el que Jesús entró en Jerusalén podía pensar que los “hosanna” de la multitud se dirigían a él?». Es así como el Papa, los obispos, los sacerdotes, mantendrán la promesa de desempeñar su misión, si saben ser como ese burrito y ayudan a sacar a la luz al verdadero protagonista, teniendo siempre presente que a los “hosanna” de hoy día pueden suceder mañana los «crucifícalo».

-¿Cuál es la herencia más preciada que ha recibido de la Compañía de Jesús?

-El discernimiento que tanto apreciaba San Ignacio, la búsqueda cotidiana para conocer mejor al Señor y seguirlo cada vez más de cerca. Intentar hacer cada tarea de la vida cotidiana, incluso las más pequeñas, con un corazón abierto a Dios y a los demás. Intentar ver la realidad con la misma mirada que Jesús y poner en práctica sus enseñanzas, día tras día y en las relaciones con los demás.

-Usted seguramente conoce la canción que Béranger, un autor francés del XIX, dedicó a los jesuitas: «Hombres de negro, ¿de dónde salís?/Salimos de debajo de la tierra./Mitad zorros, mitad lobos,/nuestra regla es un misterio./Somos hijos de Loyola».

-Es realmente osado escribir eso. Y quizá incluso astuto… (El Papa Francisco ríe).

-Hace más de dos siglos, los jesuitas fueron expulsados de China. ¿China ha desaparecido hoy de su espíritu?

-¡Jamás! No. Llevo a China en el corazón. Está aquí (el Papa se golpea el pecho). Siempre.


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