Dodecateísmo. Neo religión en torno a los dioses de Olimpio

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Revista REIS Luis de Santamaria 2016

Una procesión para celebrar el solsticio de verano

La Grecia de los ancestros, consagrada a los olímpicos dioses (Zeus, Hera, Apolo, Atenas, Ares, Dionisio…) está ocupada, invadida por un culto extraño: el cristianismo. Este reclamo moviliza a un par de millares de griegos pertenecientes a las organizaciones helénicas que pugnan por el retorno a los rituales y creencias pre-cristianos. Lo cuenta Fabián Acosta Rico en La Crónica de Hoy (Jalisco, México).
Como en los tiempos de Teseo, verdugo del hijo de Minos, de Aquiles, frustrado aspirante al trono de Zeus, de Jasón, el héroe de Vellocino de Oro, los seguidores del movimiento “El regreso de los helenos” realizan una procesión durante el solsticio de verano, el 21 de junio, en honor al titán que robó a los númenes el fuego y la luz de la razón y los dio como dones a la desprovista humanidad.
El Festival Prometheia, en honor a este semi-dios, Prometeo, se considera el evento más importante de los neo-paganos griegos; desde temprano comienza con una carrera de 10 kilómetros que arranca en Dion y concluye en la cima del Monte Olimpo, antigua morada de las 12 divinidades tutelares, descritas por Hesíodo y Homero. El festival involucra danzas, recreaciones de las tragedias griegas y su sinfín de rituales descafeinados del carácter sangriento o sacrificial tan propio de la praxis religiosa helénica.
En los templos de Atenas —y del resto de la Hélade— era común la inmolación de cabras, toros, palomas… los nuevos adoradores de Zeus prefieren, votivamente, ofrendar a sus olvidados dioses flores, perfumes, canciones como si se tratase de una verbena acuariana o new age. El evento dura tres días en los que, en franco desafío a las autoridades religiosas de la Iglesia Ortodoxa, los imitadores de hierofantes y las aspirantes a sibilas realizan bodas y cambios de nombre sin más validez que la simbólica o la emocional.

Entre la creencia y la protesta

Este culto neopagano mediterráneo surgió en el año 1996. Su líder y fundador, Trifón Olympios, dista de ser neo-espiritualista arrojado, como tanto druida y pseudo-chaman, por la delirante resaca de la postmodernidad; por el contrario, tiene preparación universitaria y es además profesor de Filosofía.
Olympios estructuró su neo-religión entorno a un laxo culto a los 12 dioses del Olimpo, de allí que este culto reciba también el nombre de dodecateísmo.
Aunque oficialmente los seguidores del actual Consejo Superior Nacional de los Helenos no sostienen un paganismo a ultranza que les reconozca personalidad y existencia de facto a los viejos dioses, sin embargo, en los hechos no prevalece una uniformidad de creencias o un canon en común entre los helenos: algunos, por ejemplo, sí reconocen que Deméter, Hefesto, Afrodita, más que encarnaciones divinas, son símbolos que representan valores o fuerzas de la naturaleza; otros, en cambio, se toman literal el viejo antropomorfismo de la religión olímpica.
En número, los helenos son pocos, pero de muy variadas procedencias y militancias, que entre sus 2.000 seguidores encontramos acuarianos rescatistas de cultos ancestrales, izquierdistas anticlericales y nacionalistas de extracción neopagana.
Fuera de Grecia, según estimaciones del año 2005, el movimiento aglutina a unos 100.000 practicantes y seguidores, suficientes para conformar una secta; su dispersión o informalidad se deben en buena medida a la falta de un líder carismático y de un corpus doctrinal (ni la religión ancestral griega lo tuvo).

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