Encuentro y camino entre Dios y el hombre

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¿Cómo define Olegario González de Cardedal las categorías de encuentro y camino entre Dios y el hombre?
En el momento actual se da una crisis de la verdad objetiva. Hasta estos dos últimos siglos se tenía certeza de todo y bajo esa certeza se construía la existencia. Cuando se rompe esta convicción surge “la primacía del pragmatismo, la soberanía absoluta de poder y la oportunidad diaria como criterios de comportamiento”. 
Pero, a pesar del presentismo, la aceleración, no desaparece la búsqueda del sentido de la vida, y la preocupación por el  futuro porque el hombre sabe que se dignifica no por el poder o el gusto, sino por la verdad real . Esta preocupación ha estado presente en el humanidad desde su origen .
El ser y permanecer teólogo  ha llevado  a Don Olegario en su quehacer teológico a buscar a Dios, a hablar de Dios como un ser personal y  “emplea las categorías  de encuentro y de camino, como búsqueda renovada”.   Y a la vez como meta donde  llega el hombre después del encuentro y cuando ha realizado el camino.
La categoría Encuentro es una categoría del pensamiento filosófico. Para OGC Dios no es un concepto abstracto, es un Misterio que mantiene una relación interpersonal con el hombre, una relación en continuidad. El explica la revelación dentro de la categoría del pensamiento  filosófico  “encuentro”,  elaborada por la corriente personalista, presente en  la tradición  judía y cristiana, que describe las relaciones interpersonales, a la vez que  transforma la teoría del conocimiento, la filosofía, la antropología y la ética .   
El afirma que Dios es provocador de la búsqueda del hombre, porque el creyente sabe que toda búsqueda supone un encuentro previo, porque no se busca lo que no se conoce . En el artículo de OGC titulado Encuentro, memoria, esperanza   el autor escribe:
La existencia cristiana está determinada por tres realidades que la constituyen y que como principios fundantes le dan origen, la mantienen en el presente y la abren al futuro. Ellas son el encuentro, la memoria y la esperanza.
….. La experiencia cristiana ha dicho siempre que el hombre es prevenido antes de que él venga; es preparado antes de que él  acometa una tarea; es encontrado por Dios antes de buscarlo, o cuando tras larga búsqueda dudaba ya de poder encontrarlo. La vida es así una lenta, a veces anónima pero incesante búsqueda que el hombre hace de Dios; y sin embargo al final el hombre se reconoce a sí mismo encontrado, cuando buscaba por caminos que no conducían a la meta o incluso cuando ni siquiera buscaba . 

Los profetas en el AT y los apóstoles en el NT han sufrido esa desazón de ver que los hombres no buscan a Dios, aún cuando sea la realidad que más necesitan. A la vez han anunciado la misericordia de Dios, porque justamente comprobaron que El se deja ver de quien no le busca y se hacen encontradizo de quien no quiere encontrarle: “Yo ofrecía respuesta a los que no me interrogaban; salía al encuentro de los que no me buscaban. Yo decía : «Heme aquí», «heme aquí» a gente que no invocaba mi nombre. Todo el día tendía yo mis manos a un pueblo rebelde, que iba por caminos malos en pos de sus pensamientos” (Is.  65, 1-2; Rom. 10, 19-21). 
Esta existencia comienza con el conocimiento y el encuentro con Dios. Un encuentro que se da en el tiempo finito del hombre, abriendo a lo eterno,  al Misterio, rompiendo la temporalidad, y haciéndose preguntas. El hombre en un tiempo y lugar concreto en la historia llega al Absoluto. El tiempo es “la posibilidad que le es dada al hombre, de decidir sobre sí mismo hacia lo Definitivo”. “No somos solo el tiempo que nos queda, sino también la eternidad que nos espera” . 
Dios como camino. Dios y el hombre se encuentran, Dios tiene la iniciativa y el hombre responde a ella. Pero OGC  no solo habla de un encuentro inicial, que es necesario, sino un encuentro continuo en el camino de la vida . Estas  reflexiones las comparte con Zubiri ,  quien escribe:
 Con un texto de San Agustín nos adentra en el conocimiento de Dios como un creciente esfuerzo desde el buscar inicial al encontrar final y desde el encuentro logrado a la búsqueda renovada, ya que Dios es el misterio siempre antiguo y siempre innovador del hombre . 
Para expresar el camino, González de Cardedal recuerda que Heidegger en el año 1950 escribió Holzwege, libro que es la unión de una serie de estudios . La palabra Holzwege se traduce por caminos en el bosque, veredas sin salida, sendas perdidas. El teólogo afirma que la mejor traducción sería trochas. ¿Y qué es una trocha? En el diccionario de la Real Academia significa: “Vereda o camino angosto y excusado, o que sirve de atajo para ir a una parte” o bien,  “Camino abierto en la maleza”. Heidegger utiliza este símbolo de la tradición espiritual con una carga metafísica y mística  semejante a  “noche del mundo”. ¿Quién se pierde en el bosque? Aquel que no tiene guía,  al  que el camino le es extraño, el que no conoce sus secretos. ¿Y qué significa noche del mundo? Es falta de luz que  se produce cuando se olvida del Ser y también la falta de Dios.
El camino verdadero es el camino hacia la Verdad, a la fuente que da la vida, que aplaca la sed. El autor que nos ocupa recuerda a San Juan de la Cruz, que después de adentrarse en la noche obscura, se deja conducir por ese Camino hacia la fuente que da Vida. Jesucristo afirmó “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.” Este es el camino del cristiano porque el cristianismo es el resultado “de la presencia de Dios  en nuestras vidas” . Dios sale al encuentro del hombre, y el hombre recorre ese camino ya presentado por Dios en Cristo.
En la entrevista que Don Olegario concedió a la autora de este trabajo, al preguntarle: “Su categoría de encuentro, ¿dónde la situaríamos,  en Apologética filosófica, Apologética histórica, Apologética bíblica…? ¿Es una síntesis de todas ellas?”  El teólogo contesta:
No sabría decirle. En primer lugar esta categoría fue puesta en juego por la Filosofía, junto al Personalismo de los decenios del 15 al 40, como Martín Buber y los autores que yo cito. Esto tiene repercusión sobre la Teología y es ahí donde yo me sitúo. Evidentemente para realizarlo tengo que volver la mirada a la Biblia y  es donde descubro que en la historia de la salvación puede ser categorizada con la categoría del encuentro de Dios con el hombre, del diálogo de Dios con el hombre, de la misión compartida entre Dios y el hombre. Y eso es la situación donde yo pongo esta categoría.
Ante la nueva pregunta: “Usted parte de una relación interpersonal de Dios y los hombres, mediante el testimonio que Dios da de sí mismo a través de la revelación en Cristo y entre el hombre que responde a Dios con la fe y el resto de las personas que comunica esa experiencia. ¿Por qué todo el mundo habla de su categoría de encuentro y no de  la de camino y meta que tanta importancia le da en sus escritos?
La categoría de encuentro es la fundamental que está detrás de mi primer gran libro de Cristología, Jesús de Nazaret. Aproximación a la cristología. Fue una novedad, tuvo mucho eco y la gente se ha quedado ahí, es decir, en lo que era mi primera parte de Cristología y no se han adentrado en lo que ha sido la desembocadura final de los años, 1990 y 2000, Entraña del Cristianismo y los dos tomos de Fundamentos Camino y Meta, con lo cual hay un camino hecho con Cristo. Se da el encuentro, pero ese encuentro orienta hacia una Meta y un Misterio que está por delante. Yo ya tengo la experiencia de que los lectores se identifican con un libro, y no entran en el resto. Algunos me dicen que mi libro es Elogio a la Encina que es de 1973, otros España por pensar de 1986, o bien la Entraña del Cristianismo. Deslumbramiento de una idea, de una fase de mi vida y se quedan sin capacidad de seguir el ritmo interno que yo he vivido.
Las condiciones para que se  produzca el  encuentro son:  
Trascendimiento: Para que pueda existir el encuentro es necesario dejar al otro ser ese otro, no hacer nada para quitarle esa "otroridad", bien apropiándose o anulándolo.
Salir de mi propio Yo y adquirir cualidades como la disponibilidad, la acogida, la apertura hacia el otro, que son la otra cara de la invocación, el requerimiento, la interpelación que me viene del otro, y los dos sujetos existen desde el encuentro y desaparece la soledad.
Y esas son las dos condiciones para el encuentro con Dios sin intentar dominarlo, dejando a Dios ser Dios y con una actitud  de apertura a Él para acogerlo.
Significa que en las relaciones entre el hombre y Dios no se consiguen en un momento aislado,  es necesario la continuidad, con avances y retrocesos; que se debe avanzar por él, y no solo con el conocimiento, sino  con todo la persona, con su voluntad y su sentimientos y la acción. El Camino se inicia desde  Dios hacia el hombre, en un movimiento descendente,  Dios y el hombre se encuentran y este realiza el camino de vuelta, es un camino de retorno.  
Jesús es el Camino hacia el Padre. El verdadero rostro de Dios sólo lo podemos conocer mirando a Jesucristo: “Llevo tanto tiempo contigo, ¿y aún no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14, 9). Jesucristo es el Camino por donde Dios ha venido a nuestro encuentro y nos ha revelado su identidad y a través de él el hombre  llega a Dios.
 Une a la categoría de “encuentro” la de “camino”, siendo complementarias y la primera de ellas  es previa a la segunda. Cuando Dios y el hombre se encuentran, es en el camino donde se profundiza . Y la meta final del camino es Dios mismo.
Esta categoría “camino” está explícita en los evangelistas y ese camino, único presenta tres tamos:
1º Jesús desde la casa del Padre caminando hasta los hombres. Encarnación.
2º El camino desde Nazaret hasta Jerusalén. Pasión
3º El camino desde su tiempo hasta el final de los tiempos, desde su tierra a todas las tierras con todos y cada uno de los hombres. Iglesia
Con este Camino se  une la eternidad de Dios con el fin de la historia en la parusía.
Los sinópticos comprenden la revelación como camino y la subida a Jerusalén como revelación definitiva. Esta categoría está presente en muchas religiones, pero la novedad es que Jesucristo es el Camino :
El caminar con Cristo y el caminar como Cristo terminarán en la adhesión e identificación con Cristo que es el Camino en persona. En el andar (Camino) encontramos la revelación de Dios (Verdad) y anticipamos la esperanza suprema del hombre abierto y ganoso de lo eterno (Vida) (Jn 14,6)
El andar en Cristo lleva a reflexionar y pensar en él y a  creer en él y por tanto, a comunicar a los demás esa fe .Y hablar de Cristo al hacer Cristología, no se puede hacer sin hacer Teología, Antropología, Metafísica, Teología de la historia y Escatología.

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