¿Hay un rechazo a Dios?



¿Hay aún un rechazo a Dios?

Existe  y perdura el rechazo del perdón ofrecido porque al aceptarlo se  les hace patente su pecado.
Dios no es Poder sino  es Amor, no es exigencia sino en cuanto es libertad ofrecida como perdón. Aceptar lo uno y lo otro en Jesús supone una humildad ontológica y una bondad raigal de corazón. Por eso Él sigue siendo un abismo de luz y de escándalo: la espada que discierne los espíritus.

La memoria de la Pasión de Cristo ha tenido la virtualidad de recordar perennemente la condenación de un inocente, la anulación violenta de un hombre bueno, la prevalencia de poderes incontrolados y de pasiones populares azuzadas. Y cuando se recuerda la injusticia infligida a un inocente se recuerdan las injusticias de todos los inocentes.  Recuerda que no es lo mismo la injusticia que la justicia, del poder ejercido de forma violenta que la verdad humilde[2].
Recuerda  la historia de Cristo y con ella la historia de todo mortal, la  muerte y su rechazo, así como  la  necesidad de vivir. 
No es la primavera, ni las flores, ni el despertar de la naturaleza como muchos comentaristas de los medios de comunicación social pretenden una y otra vez en las retransmisiones de las imágenes de esas estaciones de penitencia, hecho  denunciado en muchos de  sus artículos. Es el sufrimiento de Cristo, no buscado por él, pero aceptado con suprema libertad, como ofrenda y como perdón, porque su muerte no fue natural sino humana, fue un asesinato y   no de un suicidio.
Al no responder con violencia, su sufrimiento hace que el hombre viva el suyo, no como castigo o percance ciego sino como prueba de la persona, enfrentándose a él con valentía y no rehuirlo en aturdimiento, mensaje que a muchos molesta. Quien mejor han entendido el sufrimiento han sido los poetas y los místicos, y ya desde los griegos, establecieron la conexión entre padecer para entender. Lo mismo expresó San Juan de la Cruz. Y junto a esa potencia educativa, el sufrimiento también purifica. Y todo esto se celebra en la Semana Santa.




[2] OGC. Tríptico para un tiempo sagrado: El Mundo 28, 29, 31/ 03/1991.

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