San Agustín, De Fide et simbolo liber unus.

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San Agustín, De Fide et simbolo liber unus.
Texto latino y traducción de Claudio Baseri. En Obras completas de San Agustín, Madrid BAC 499, 1988, 365-421

Biografía
San Agustín nació en África del Norte, hijo de Patricio y Santa Mónicaen Tagaste el 13 de noviembre de 354. Tagaste, hoy Souk Ahras, a unas 60 millas de Bona (la antigua Hippo-Regius), era por aquel tiempo una ciudad pequeña y libre de la Numidia preconsular que se había convertido recientemente del donatismo. Su familia no era rica pero si tenía prestigio porque su padre, pagano, era decurión de la ciudad  El tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. El escribe:"Desde mi más tierna infancia llevaba dentro de lo más profundo de mi ser, mamado con la leche de mi madre, el nombre de mi Salvador, Vuestro Hijo; lo guardé en lo más recóndito de mi corazón; y aún cuando todo lo que ante mí se presentaba sin ese Divino Nombre, aunque fuese elegante, estuviera bien escrito e incluso repleto de verdades, no fue bastante para arrebatarme de Vos" (Confesiones, I.).
Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y poco después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa.
Su padre, Patricio, orgulloso del éxito de su hijo en las escuelas de Tagaste y Madaura decidió enviarlo a Cartago a preparase para una carrera forense pero al ser costoso y tener que reunir dineros para esto,  Agustín tuvo que pasar en Tagaste un año, sin realizar nada cuando el tenía 16. Mientras se encontraba en esta situación se sumergió en ideas paganas, en el teatro, en su propio orgullo y en varios pecados de impureza. Cuando tenía diez y siete años inició una relación con una joven con quien vivió fuera del matrimonio durante aproximadamente catorce años. Aunque no estaban casados, vivieron juntos guardándose mutua fidelidad.  Tuvieron un hijo llamado Adeodatus quien falleció cuando estaba próximo a los veinte años. 
Desde los 19 hasta los 28 años San Agustín perteneció a la secta herética de los Maniqueos. En el año 373, Agustín y su amigo Honorato cayeron en las redes de los maniqueos. El mismo Agustín nos dice que se sintió seducido por las promesas de una filosofía libre sin ataduras a la fe pero sobre todo, por la esperanza de encontrar en su doctrina una explicación científica de la naturaleza y sus más misteriosos fenómenos. A Agustín le entusiasmaban las ciencias naturales y se sentía atormentado por el problema del origen del mal y al no resolverlo, reconoció dos principios opuestos. Por añadidura, existía el poderoso encanto de la irresponsabilidad moral en una doctrina que negaba el libre albedrío y atribuía la comisión del delito a un principio ajeno.
Fue durante este período maniqueo cuando las facultades literarias de Agustín llegaron a su completo desarrollo. Dejó los estudios que, de haber continuado, lo habrían ingresado en el forum litigiosum,pero prefirió la carrera de letras, y Posidio nos cuenta que regresó a Tagaste a "enseñar gramática". San Agustín enseñaba gramática y retórica, y era muy admirado y tenía bastante éxito. El joven profesor cautivó a sus alumnos y uno de ellos, Alipio, apenas algo más joven que su maestro, sintiéndose reacio a abandonarlo, lo siguió hasta el error; después recibió con él el bautismoen Milán, y más adelante llegó a ser obispo de Tagaste, su ciudad natal. Pero Mónica, su madre, deploraba profundamente la herejía de Agustín y no lo habría aceptado ni en su casa ni en su mesa si no hubiera sido por el consejo de un santo obispo, quien declaró que "el hijo de tantas lágrimas no puede perecer". Poco después Agustín fue a Cartago, donde continuó enseñando retórica.
 En este escenario más amplio, su talento resplandeció aún más y alcanzó plena madurez en la búsqueda infatigable de las artes liberales. Se llevó el premio en un concurso poético en el que tomó parte, y el procónsul Vindiciano le confirió públicamente la corona agonistica. Fue en este momento de embriaguez literaria, cuando acababa de completar su primera obra sobre aescetics, ahora perdida, que empezó a repudiar el maniqueísmo. Las enseñanzas de Mani habían distado mucho de calmar su intranquilidad, incluso cuando Agustín disfrutaba del fervor inicial, y aunque se le haya acusado de haber sido sacerdote de la secta, nunca lo iniciaron ni nombraron entre los "electos", sino que permaneció como "oyente", el grado más bajo de la jerarquía.
 Él mismo nos explica el motivo de su desencanto. En primer lugar estaba la  depravación de la filosofía maniquea "destruyen todo y no construyen nada"; después, esa terrible inmoralidad que contrasta con su afectación de la virtud; la flojedad de sus argumentos en controversia con los católicos, a cuyos argumentos sobre las Escrituras la única respuesta que daban era: "Las Escrituras han sido falsificadas". Pero lo peor de todo es que entre ellos no encontró la ciencia,  ese conocimiento de la naturaleza y sus leyes que le habían prometido. Cuando les hizo preguntas sobre los movimientos de las estrellas, ninguno de ellos supo contestarle. "Espera a Fausto", decían, "él te lo explicará todo". Por fin, Fausto de Mileve, el celebrado obispo maniqueo, llegó a Cartago; Agustín fue a visitarlo y le interrogó; en sus respuestas descubrió al retórico vulgar, un completo ignorante de toda sabiduría científica. Se había roto el hechizo y, aunque Agustín no abandonó la secta inmediatamente, su mente ya rechazó las doctrinas maniqueas. La ilusión había durado nueve años.
A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe Católica. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8).
  Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14:  “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, 387, San Agustín fue bautizado en la fe Católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. 
 Después  de la muerte de su madre, San Agustín regresó a Africa. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje – vivir un estilo de vida silencioso y monástico.  Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en África, y asistió a una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo conocimiento de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la necesidad de un sacerdote que lo asistiera y debilitado por la vejez, obtuvo la autorización de Aurelio, primado de África, para asociar a Agustín con él, como coadjutor. 
Agustín se hubo de resignar a que Megalio, primado de Numidia, lo consagrara. Tenía entonces cuarenta y dos años y ocuparía la sede de Hipona durante treinta y cuatro. El nuevo obispo supo combinar bien el ejercicio de sus deberes pastorales con las austeridades de la vida religiosa y, aunque abandonó su convento, transformó su residencia episcopal en monasterio, donde vivió una vida en comunidad con sus clérigos, que se comprometieron a observar la pobreza religiosa.
La casa episcopal de Hipona se transformó en una verdadera cuna de inspiración que formó a los fundadores de los monasterios que pronto se extendieron por toda África, y a los obispos que ocuparon las sedes vecinas. Possidio (Vita S. August.) enumera diez de los amigos del santo y discípulos que ocuparon el trono episcopal. Fue por esto que Agustín ganó el título de patriarca de los religiosos y renovador de la vida del clero en África.
Pero, ante todo, fue defensor de la verdad y pastor de las almas. Sus actividades doctrinales, cuya influencia estaba destinada a durar tanto como la Iglesia misma, fueron múltiples: predicaba con frecuencia, a veces cinco días consecutivos, y de sus sermones manaba tal espíritu de caridad que conquistó todos los corazones; escribió cartas que divulgaron sus soluciones a los problemas de la época por todo el mundo entonces conocido; dejó su espíritu grabado en diversos concilios africanos a los que asistió, por ejemplo, los de Cartago en 398, 401, 407, 419 y Mileve en 416 y 418; y por último, luchó infatigablemente contra todos los errores. San Agustín brindó generosamente su tiempo y su talento para las necesidades espirituales y temporales de su rebaño, muchos de los cuales eran gente sencilla e ignorante. 
El amor de San Agustín hacia la verdad a menudo lo llevo a controversias con diversas herejías. Por ejemplo, las principales herejías contra las cuales habló y escribió fueron las de los Maniqueos, de cuya secta había pertenecido anteriormente; de los cismáticos Donatistas que se habían apartado de la iglesia; y, durante los veinte años restantes de su vida, contra los Pelagianos, que exageraban la función del libre albedrío para hacer caso omiso a la función de la gracia en la salvación de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia especialmente debido a sus intervenciones con los Pelagianos. En esta línea, el mismo escribió mucho también acerca del pecado original y sus efectos, del bautismo de niños pequeños y de la predestinación.  
En 426,  a los setenta y dos años de edad, deseando ahorrar a su ciudad episcopal la agitación de una elección después de su muerte, hizo que tanto el pueblo como el clero proclamaran la elección del diácono Heraclio como auxiliar y sucesor suyo, y le transfirió la administración de materias externas. En esta última etapa combatió al arrianismo  Cuando comenzó el asedio fue víctima de lo que resultó ser una enfermedad mortal, y al cabo de tres meses de admirable paciencia y ferviente oración, murió el 28 de agosto de 430, a los 78  años. 

OBRAS DE SAN AGUTÍN

§ Actas del debate con el maniqueo Fortunato
§ Actas del debate con el maniqueo Félix
§ Actas del debate con el donatista Emérito
§ Actas del proceso a Pelagio
§ La adivinación diabólica
§ Anotaciones al libro de Job.
§ A Orosio, contra los priscilianistas y origenistas
§ La bondad del matrimonio
§ La bondad de la viudez
§ Carta a los católicos sobre la secta donatista (La unidad de la Iglesia)
§ Cartas (1º) 1-123
§ Cartas (2º) 124-187
§ Cartas (3º) 188-270
§ La catequesis a principiantes
§ La ciudad de Dios
§ Contra la mentira
§ Contra los académicos
§ El combate cristiano
§ Comentario al Génesis en réplica a los maniqueos
§ Comentario literal al Génesis
§ Comentario literal al génesis ( incompleto)
§ Comentarios a los salmos ( 1º) 1-40
§ Comentarios a los salmos ( 2º) 41-75
§ Comentarios a los salmos ( 3º) 76-117
§ Comentarios a los salmos ( 4º) 118-150
§ Concordancia de los evangelistas
§ Las confesiones
§ Consecuencias y perdón de los pecados, y el bautismo de los niños
§ La continencia
§ La corrección y la gracia
§ De las costumbres de la Iglesia Católica y de las costumbres de los maniqueos
§ Cuestiones diversas a Simpliciano
§ Cuestiones sobre el Heptateuco
§ Debate con Maximino, obispo arriano
§ La devastación de Roma
§ La Dialéctica
§ Diecisiete pasajes del Evangelio de Mateo
§ La dimensión del alma
§ La doctrina cristiana
§ El don de la perseverancia
§ Las dos almas del hombre
§ El espejo de la Sagrada Escritura
§ El espíritu y la letra
§ Exposición de algunos textos de la Carta a los Romanos
§ Exposición de la Carta a los Gálatas
§ Exposición incoada de la carta a los Romanos
§ La fe en lo que no se ve
§ La fe y el Símbolo de los apóstoles
§ La fe y las obras
§ La gracia de Jesucristo y el pecado original
§ La gracia y el libre albedrío
§ Las herejías, dedicado a Quodvultdeo
§ La inmortalidad del alma
§ El libre albedrío
§ Locuciones del Heptatéuco
§ El maestro
§ Manual de fe, esperanza y caridad
§ El matrimonio y la concupiscencia
§ Mensaje a los donatistas después de la Conferencia
§ La mentira
§ La música
§ La naturaleza del bien
§ La naturaleza y la gracia
§ Naturaleza y origen del alma
§ Ochenta y tres cuestiones diversas
§ Ocho cuestiones del Antiguo Testamento
§ El orden
§ La paciencia
§ La perfección de la justicia del hombre
§ La piedad con los difuntos
§ La predestinación de los santos
§ Regla a los siervos de Dios
§ Réplica a Adimanto, discípulo de Manés
§ Réplica a Fausto, el maniqueo
§ Réplica a Gaudencio, obispo donatista
§ Réplica a Juliano
§ Réplica a Juliano (obra inacabada)
§ Réplica a la carta de Manés, llamada “del Fundamento”
§ Réplica a la carta de Parmeniano
§ Réplica a las cartas de Petiliano
§ Réplica a las dos cartas de los pelagianos
§ Réplica al adversario de la Ley y los Profetas
§ Réplica al gramático Cresconio, donatista
§ Respuesta a las ocho preguntas de Dulcicio
§ Respuesta al maniqueo Secundino
§ Réplica al sermón de los arrianos
§ Réplica a Maximino, obispo arriano
§ Resumen del debate con los donatistas
§ Las retractaciones
§ Salmo contra la secta de Donato
§ La santa virginidad
§ Sermón a los catecúmenos sobre el Símbolo de los apóstoles
§ Sermón a los fieles de la Iglesia de Cesarea
§ El Sermón de la Montaña
§ Sermón sobre la disciplina cristina
§ Sermones (1º) 1- 50: Sobre el Antiguo Testamento
§ Sermones (2º) 51-116: Sobre los evangelios sinópticos
§ Sermones (3º) 117-183: Sobre el Evangelio de San Juan, Hechos y Cartas de los apóstoles
§ Sermones (4º) 184-272B: Sobre los tiempos litúrgicos
§ Sermones (5º) 273-338: Sobre los mártires
§ Sermones (6º) 339-396: Sobre temas diversos
§ Soliloquios
§ El trabajo de los monjes
§ Tratado sobre el bautismo
§ Tratado contra los judíos
§ Tratados sobre el Evangelio de San Juan (1º) 1-35
§ Tratados sobre el Evangelio de San Juan (2º) 36-124
§ Tratados sobre la primera carta de San Juan
§ La Trinidad
§ El único bautismo
§ Las uniones adulterinas
§ La utilidad de la fe
§ La utilidad del ayuno
§ De La verdadera religión
§ La vida feliz
ESCRITOS ATRIBUIDOS
§ El amor a Dios
§ Combate entre los vicios y las virtudes
§ Defensa de Agustín por Próspero de Aquitania
§ Debate entre la Iglesia y la Sinagoga
§ La escala del Paraíso
§ El espíritu y el alma
§ La fe, libro dedicado a Pedro
§ Los dogmas de la Iglesia
§ Manual de elevación espiritual
§ Meditaciones
§ Salterio (compuesto para su madre)
§ Sentencias de San Agustín recopilados por Próspero de Aquitania
§ Soliloquios
§ Tratado sobre la Asunción de María


SÍNTESIS DE LAS IDEAS DE SÁN AGUSTÍN 
Preliminares en la Teología de la fe en Agustín
 Búsqueda de la verdad
Oposición al probabilismo enseñando por los Académicos
No a los maniqueos: seducen con la promesa de dar razón
Sí a Cristo , a la Escritura y a la iglesia Católica 

Experiencia personal en Agustín
1º Fatigosa búsqueda de la verdad
2º Antisensualismo (desconfianza en los sentidos)
3º Necesidad de purificación
4 Súplica para progresar en la visión
5º Empleo de lo aprendido a favor de los demás

Aspectos en la reflexión de Agustín sobre la fe
1º  Circularidad del creer y el comprender
2º Necesidad de purificación por la fe
3º La auctoritas ecclesiae en el acceso a la fe
4º  Atracción e iluminación
5º Cum assennsione cogitare
6º Sobre la fe de los demonios

Ideas generales
Armonizó lo aprendido en Pablo y Juan
Parte de la fe reconocida gracias a la iluminación de la mente por el Maestro interior
Fusiona las ideas platónicas en el cristianismo
Asentimiento fiado en la autoridad de la iglesia (credere) en reciprocidad con el papel de la razón (intelligere)

Circularidad de creer y el comprender
Se daentre intellige ut credas y crede ut intelligas
“Si no creéis, no entenderéis” Entiende- mi palabra- para creer, cree-la palabra de Dios- para entender
Sin dar el paso de la fe no es posible conocer el terreno de pisa el creyente.(opuesto a loa maniqueos
Tratado De Trinitate

Necesidad de purificación para la visión: Purificación por la fe
El acceso a la fe presenta dificultades al sujeto individual y al colectivo Agustín da respuesta: al individual, la purificación, la curación ; a la segunda, autoritas ecclesiae.
La fe purifica el corazón para que capte y soporte la luz de la gran razón.
El hombre es un ser dañado, enfermo, que necesita curación por lo que sus ojos, hechos para ver la luz divina, la rehúye. La fe es el colirio apropiado.  

La auctoritas ecclesiae en el acceso a la fe
Importancia de la autoridad de la iglesia católica. 
Al conocimiento se llega por la razón y por la autoridad. Al Dios trino no se llega por la razón.
El camino que lleva al conocimiento de Dios y de la verdad es dejarse conducir por la autoridad: autoridad humana, pero sobre todo divina porque es firme, segura y verdadera.
Creer no es suficiente, si no se tiene una referencia segura, una autoridad segura. La iglesia católica. 

Atracción e iluminación
La gracia  de la fe es una atracción suave ejercida por Dios sobre el corazón
La gracia de la fe es una iluminación de la inteligencia necesaria para asir el mensaje revelado

La atracción
 Nadie puede venir a mí si mi Padre, que me envió, no me atrae.
Nadie es atraído por la fuerza
Al alma la atrae el amor y   se siente atraída por dios con mucho agrado y placer
Se opone a Arrio por decir que Cristo no es verdadero Dios.
Pone el ejemplo positivo de la confesión de Pedro

La iluminación
La palabras y los maestros no enseñan nada si no interviene la iluminación, o el maestro interior
El padre atrae por lo atractivo de su enseñanza  y no por imposición violenta 
El hombre responde a esta atracción con el amor
Dios que da unidad al ser y conocer es la fuente última de nuestro conocimiento
El alma no ha aprendido antes, en una vida anterior, sino que es capaz de entender por naturaleza y conecta con las cosas inteligibles y las inmutables.
¿De donde proviene esa inteligencia del alma?
Es el alma, y no la fe, la que es imagen de Dios. Y es en ella donde se ha de buscar la imagen del Creador injertada inmortalmente en su inmortalidad. La fe ,aunque adventicia no está ubicada fuera sino en lo íntimo del alma
Cuando pensamos en nuestro interior, los pensamiento, la palabra y la visión ambas son la misma cosa
La mente , que es el ojo del alma: si no irradia en ella la luz de la verdad, si no es iluminada de manera maravillosa por Aquel que esclarece y no es esclarecido, no es posible el acceso a la sabiduría y a la justicia. 
Pasa de la luz de la Verdad, de la visión de la inteligencia a la mirabite illustratio 
Los racionalista ponen resistencia a la no separación de los dos planos: al conocer de la mente humana y la iluminación divina 
El fundamento de la iluminación es antológico: proviene de la Luz, de la Verdad, que es el Hijo del Hombre
No es la visión esencial divina
Es el estado de apertura del reino de la verdad absoluta, de origen sagrado
Para que el hombre descubra el carácter divino se precisa una manifestación espontánea de Dios y a la vez se necesita una predisposición subjetiva del hombre para percibir esa manisfestación 


Cum assensione cogitare
El hombre no tiene la iniciativa en el acto de creer
La fe es confiar y adherirse a algo por considerarlo digno de ser creído. El pensar interviene en el acto de fe porque es necesario pensar en el mismo momento de admitir
El pensar precede al creer
Creer es pensar con asentimiento
Aplicado a la fe religiosa: como nuestro pensar no es autosuficiente, menos es nuestro creer

Sobre la fe de los demonios
Hay que distinguir nuestra fe de la de los espíritus inmundos
Se distinguen porque nuestra fe añade la esperanza, , y como la esperanza es incompatible con la mala conciencia, hay que añadir también la caridad
Es la fe actuada por el amor.

Conclusión
La teología de la fe en San Agustín da más peso al creer que al razonar.
¿Qué es creer? Ver en la carne la divinidad, en la nube, la luz
La autoridad de la Iglesia como razón para creer.

Estructura de Texto de Estudio
Se trata de una obra del 393 desarrollada por encargo del obispo de Hipona y expuesto ante los participantes en el sínodo I de Hipona del 8 de octubre de ese año.
En el texto de estudio aparece una Introducción donde expone:
1º Los símbolos de la fe
2º La obra de San Agustín
3º El ambiente cultural
4º Obras paralelas
5º Aspectos doctrinales
6º Edición
7º Bibliografía
8º Testimonio del mismo
La parte segunda del estudio está dedicada a la explicación de la fe y el símbolo de los apóstoles. En ella aparece la explicación del motivo de dicho trabajo y doce artículos, cada uno dedicados a explicar las verdades que hay que creer.
Se va a comentar cada una de las partes del estudio.
En la Introducción nos va a presentar los conocimientos que el lector debe de tener para comprender el núcleo central que no es otro que la fe y las verdades que se deben creer para ser cristiano.
Comienza su trabajo afirmando que los símbolos de la fe están unidos a la liturgia del bautismo. La palabra símbolo, cuyo significado está en el vinculo de amistad,  a ficha o carnet para su identificación, o para indicar un pacto y en sentido religioso son las formulas fijas y constantes  para expresar la fe, que se utilizaba en la catequesis de los adultos para recibir el Bautismo. En la composición de estos símbolos tuvo mucha importancia las herejías porque tuvieron que perfilar las creencias para combatirlas.
Se nos ha trasmitido varios símbolos usados en la preparación del Bautismo ,  y en Occidente se tiene constancia de las triples preguntas sobre la Trinidad en el s. II, y en el s. III hay ya varios textos completos, el Símbolo de los Apóstoles (los dos ciclos que lo componen, el trinitario y el cristológico se remontan a la predicación de los Apóstoles), El de Milán y el de Hipona.
Son importantes porque son fuente segura de la tradición viva de la Iglesia.
La presente obra es la más antigua de San Agustín dedicadas al Credo, basada en el que se utilizaba en África. Fue por encargo del obispo para el concilio I de Hipona en 393 como el mismo Agustín revela posteriormente. El esquema  se divide en cuatro partes desiguales: una introducción, un apartado dedicado sobre todo a la creación y al Verbo, frente a la herejía maniquea. La segunda trata de la Encarnación y la vida de Jesús y se combate a los docetas, subordinacionistas, arrianos y maniqueos. Los últimos apartados son breves donde habla del Espíritu Santo y la resurrección de la carne. 
Cuando se escribió este estudio ya se había celebrado el Concilio I de Constantinopla que cerró la controversia arriana y a los macedonianos. Occidente  estaba en lucha constante contra el Arrianismo y en esta época empiezan la controversias entre la Escuela de Alejandría y la de Antioquia que dieron lugar  a un gran desarrollo teológico.
Esta lucha contra Arrio apenas existió en África y eran conocidas a través principalmente de San Anselmo
Los problemas en África eran:
1º lucha contra el paganismo
2º las tendencias gnósticas y dualistas 
3º el cisma donatista
De Fides et Símbolo influye en el primer problema y en el segundo, pero el Concilio al que iba destinado, en sus actas, suscribe el Símbolo de Nicea que era entonce el “symbolum uniones”.
Entre las obras paralelas se puede aludir a De agone christiano;  Enchiridion D Laurentiom sive de fide spe, et caritate,; los 10   sermones que sólo seis son auténticos.
De estos escritos se deduce que San Agustín une el Credo de Milán y el que se usaba en África,  y esté compuesto por él, se usó en África e incluso después de promulgase el niceno-constantinopolitano.
Los aspectos doctrinales tratados son:
 1º La creación de todas las cosas de la nada, sin la existencia de materia preexistente 
2º El mal no viene de la materia ni del cuerpo sino de un desorden de la voluntad, ya que el cuerpo no es malo en sí y participará de la redención 
3º La segunda persona de la Trinidad, el Verbo,  es Dios, de la misma naturaleza que el Padre. 
4º El misterio de la Trinidad  y la tercera persona es don de comunión, lazo de amor entre Padre e Hijo. Termina esta primera parte con el testimonio de San Agustín en el libro de las Revisiones I,17 .
La segunda parte del estudio empieza con los motivos del escrito,  ya mencionados en el apartado anterior
El primer artículo que comenta es Dios Padre Omnipotente, afirmando la creación de la nada, sin materia preexistente porque está también habría sido creada por Dios, porque no puede se coeterna y coexistente con Dios. El segundo trata del Verbo. Dios crea las cosa mediante su Palabra, Verdad, Poder y Sabiduría de Dios y ese es Jesucristo, Hijo de Dios, único, Señor nuestro Dios al engendrar su Palabra engendra lo que El mismo es; y no de la nada ni de ninguna materia creada, sino que El mismo ha engendrado lo que El mismo es. 
En el tercer artículo punto  habla como Dios crea todas las cosas por medio de la Palabra y La Palabra es igual al Padre. Se enfrenta al arrianismo y a los que sostienen que el Hijo es la misma persona que el Padre. Ese Hijo es el único que nació de la misma naturaleza que el Padre, El primogénito,  Esencia divina, el ser subsistente .
En el cuarto presenta la Encarnación de la Palabra. Una vez concluido el ciclo trinitario, empieza con el cristológico, es decir, las verdades relacionadas con Cristo. El enfoque general es que la Encarnación es un acontecimiento de salvación, es decir, supone el pecado original y el alejamiento de Dios, por parte del hombre. Hay una confunsión, en decir: asumió a un hombre perfecto sino para no llevar a error debía de decir, asumió la naturaleza humana perfecta, pero San Agustín está lejos de los nestorianos. Asumió esta humanidad perfecta para salvar a todo el hombre. También ataca a los docetas que niegan la maternidad de María respecto a la naturaleza divina de Jesús .
En el quinto artículo presenta la muerte y resurrección de Cristo, pasando en el Sexto a la Ascensión y la glorificación de Cristo. Aquí contra lo impíos o herejes que afirman que un cuerpo terreno no puede ir al cielo, San Agustín habla del cuerpo espiritual. Sometido a los movimientos del alma. Respecto al punto 14 destinado a explicar la frase “ a la derecha del Padre” no indica el espacio sino que significa la suma felicidad, y  que goza de igual dignidad que el Padre
Posteriormente, en el séptimo presenta el análisis del juicio final,  a los vivos y a los muertos, bien a los que se encuentren en la tierra que no hayan muerto, o bien a los pecadores. 
En el octavo habla del Espíritu Santo. .Las tres personas son consustanciales, y no existe subordinación de unas a otras., en contra de los macedonios y o subordicionistas. También se opone al modalismo  o sabelianismo. Pone varias comparaciones que hay que interpretarlas porque en el mundo terreno no se da esa igualdad de tiempo y de sustancia que se da en Dios. Se nos permite distinguir al Padre del Hijo y del Espíritu Santo por relaciones de oposición que derivan de las procesiones de origen. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un único principio, como Amor entre el Padre y el Hijo.
El noveno trata de la iglesia católica afirmando que sólo la católica porque los herejes llaman iglesias a sus congregaciones No explica que es católica pero si afirma que perdona los pecados. 
El décimo habla de la remisión de los pecados,  sin más explicaciones y el undécimo y duodécimo los presenta unidos dedicados a la resurrección de la carne y la vida eterna. Afirma que el hombre está compuesto por tres elementos, aunque menciona también dos, siguiendo la  tradición aristotélica para explicar que el desorden producido por el pecado original alejó el alma de espíritu, con la reparación de Cristo  atrae hacia sí al espíritu, y entonces hará que el alma y el cuerpo sean dóciles a los dictados de la mente.  Afirma que la carne puede ser transformada y hasta los filósofos admiten que cualquier cuerpo puede convertirse y cambiarse por otro cuerpo. Y cuando esto suceda gozaremos de la vida eterna.
En el punto 25 afirma que esta es la fe que se entrega a los nuevos cristianos en el Símbolo para que creyendo se sometan a Dios y purificando el corazón, comprendan lo que crean.   
Valoración
San Agustín tiene una formación filosófica y retórica que la pone al servicios de la teología. Esta  obra no es un desarrollo completo de la doctrina cristiana, sino un  resumen de las ideas esenciales que todo cristiano debe conocer. Y lo hace para que lo aprendan de memoria los que quieren ser bautizados en la fe de Cristo  Y lo hace de forma sencilla y usando un lenguaje no metafísico sino entendible, para ser expuesto en el Concilio que se iba a celebrar y para que fuese bien aprendido por lo catecúmenos. 
 Se aprecia la influencia platónica (antropología, idea platónica de Dios como causa suprema, etc.)  En el estudio se aprecia la extensión de los conocimientos, la profundidad y la penetración,  los principios de pura filosofía, en cuanto a su aplicación y su desenvolvimiento en las ideas expresadas. En este estudio razona la fe que ha creído, no para demostrarla, sino para  adherirse y provocar la adhesión en los fieles a ella.
Usa sus argumentos para combatir las herejías, que en ese momento existían, las contraataca con los razonamientos, especialmente contra los maniqueos que conocía por haber sido uno de ellos. Ataca al donatismo, al arrianismo, al  subordicionismo etc. Considera que las herejías parten de las mismas fuerte por lo que explica y expone la verdad contra ellas. No se nota una agresión verbal contra ellas  sino un afán de discernir lo falso de lo verdadero. En su obra se respira una autoridad que aún hoy conserva porque continuamente es analizado y consultado. 
El lenguaje usado es perfecto aunque las comparaciones parecen infantiles des de la perspectiva de hoy. El texto es aconsejable por la fácil compresión y exposición de las ideas y por lo que aporta sus argumentaciones a las creencias.






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