María (hermana de Marta y Lázaro)
María (hermana de Marta y Lázaro)
Dos de los cuatro evangelios clásicos del Nuevo Testamento mencionan a María de Betania, que vive con su hermana Marta y su hermano Lázaro en la ciudad de Betania, cerca de Jerusalén.
Debido al episodio de la unción de Jesús en Betania algunos han identificado a María con el pecador anónimo que hace un gesto similar en el Evangelio según Lucas 7: 36-50, dada que ambos episodios idénticos en los gestos ocurrieron en la casa de una persona llamada Simón y luego con María Magdalena, mencionada inmediatamente después en el Evangelio de Lucas (Lucas 8: 1-3).
En Lucas 10: 38-42, las dos hermanas le dieron la bienvenida a Jesús a la casa en los Evangelios, pero mientras Marta estaba a cargo de las tareas del hogar, María se sentó a escuchar a Jesús. Marta se quejó con Jesús, pero él respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y enojada por muchas cosas, pero una de ellas es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada ».
En los Evangelios según Juan 11.1-46, las dos hermanas enviaron a Jesús a sanar a Lázaro que estaba enfermo, pero Jesús llegó tarde y ya estaba muerto.
María lo recibió gritando: «Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no estaría muerto». Entonces Jesús fue a la tumba para levantar a Lázaro. En los Evangelios según Juan 12.1-8, cuando Lázaro y sus hermanas recibieron a Jesús para la cena, María extendió un ungüento muy preciado en los pies de Jesús y lo secó con su propio cabello.
Judas Iscariote se quejó de que el ungüento podría haberse vendido, y dar sus ingresos a los pobres pero se desperdició. Pero Jesús lo reprendió y le dijo que el gesto de María anuncia la unción de su cadáver para el Sábado Santo, para el Amanecer de Pascua.
Mateo (26.6-13) también informó este hecho en el Evangelio, así como Marcos (14.3-9), pero no mencionaron a María (la mujer que hizo la pomada era anónima).
María demostró que realmente amaba a Jesús en varias ocasiones, por lo que renunció a todo lo que hizo para cuidar de Jesús porque sabía que la adoración a Dios era lo más importante. Su fe la superó, y se consideraba una gran amiga de Jesús, por eso siempre le rindió homenaje.
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