La tradición viva De la Iglesia

Alfa y omega                

 En su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, el cardenal Newman emplea la imagen de un río para explicar cómo la enseñanza del cristianismo no solo ha evolucionado a lo largo del tiempo sino que, en sus orígenes, hay autores eclesiásticos que se contradicen entre sí defendiendo posturas que parecen antagónicas. El santo inglés afirma que, a diferencia de lo que ocurre con una corriente de agua que es más pura cuanto más cerca está de su origen, en el cristianismo no sucede así, sino que según se acerca a su fin, según su lecho se hace más profundo y ancho, es más fuerte y puro, porque se ha incorporado el agua de otros afluentes y se ha dejado en los márgenes aquello que es desecho.


Esta explicación nos ayuda a comprender cómo en el cristianismo hay elementos que son circunstanciales porque están sujetos al devenir del tiempo y del espacio, y, al mismo tiempo, hay elementos que son permanentes, es decir, son invariables, no pueden cambiar ni ser modificados, porque pertenecen a la esencia del cristianismo.


Y precisamente por esto, porque es necesario conocer cómo ha evolucionado la doctrina de la Iglesia, cuáles son aquellas cuestiones que son esenciales y a las que no podemos renunciar, y cuáles son accidentales y han cambiado o cambiarán con el tiempo, este libro que ahora presentamos es fundamental.


La teología de los primeros cristianos está escrito por dos grandes conocedores de los padres de la Iglesia y de los autores eclesiásticos de los primeros siglos del cristianismo, Manlio Simonetti, fallecido en 2017, y Emanuela Prinzivalli, ambos laicos y profesores del Pontificio Instituto Augustinianum de Roma.

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