¿QUÉ ES LA PATARIA?

 

Pataria

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  • KNOWLES, D., y BOUMAN, C.A. (1977). La Iglesia en la Edad Media. Ediciones Cristiandad. ISBN 978-84-7057-206-7.

Se denomina pataria o movimiento patarino a una congregación popular de Milán que cuestionó el nombramiento como arzobispo de aquella ciudad de Guido de Velatte (1045), noble milanés fiel al emperador alemán Enrique III.

¿POR QUÉ SE OPUSIERON?

 Guido era opuesto a los principios que luego se concretarían en la Reforma gregoriana. Es decir, era partidario de la supremacía del poder imperial sobre el espiritual del papa, así como del reparto que se hacía de los beneficios y rentas eclesiásticos como si fueran un feudo más. Esto hizo que el descontento social y espiritual de gran parte del laicado milanés se materializara en una rebelión contra su arzobispo, al que acusaban de simonía.

¿QUÉ HICIERON LOS PATARINOS?

Entre 1056 y 1057, inflamados por la predicación del diácono Arialdo y de otros canónigos de la catedral, los sectores más puritanos del pueblo milanés, pertenecientes a todos los estamentos sociales, comenzaron a boicotear los actos religiosos celebrados por curas casados o que vivían con concubinas, al tiempo que denunciaban las prácticas simoníacas. Tras apelar ambas partes al juicio del papa Esteban IX, se decidió la celebración de un sínodo en Novara, donde fueron excomulgados los dirigentes patarinos por no acudir (1057).

GUERRA ENTRE ANTIPATARINOS Y PATARINOS

La situación degeneró en una auténtica guerra civil entre antipatarinos y patarinos, ayudados por los reformadores que dominaban entonces el papado y que acudieron como legados pontificios a Milán: Anselmo di Baggio (futuro papa Alejandro II), Pedro Damián (cardenal obispo de Ostia) e Hildebrando de Toscana (futuro Gregorio VII). El líder patarino, Arialdo, sería asesinado en 1066 y beatificado en 1068.

A principios de la década de 1070 continuó el enfrentamiento, que se complicó por las intervenciones del emperador Enrique IV y del papa Alejandro II, que nombraron sendos arzobispos de Milán. El papa reformador por excelencia, Gregorio VII, no pudo evitar que el arzobispo nombrado por el emperador, Tedaldo, dominara Milán y acabara con la pataria, aunque lo excomulgó varias veces.

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