San Francisco en oración de Zurbarán



San Francisco en oración

ZURBARÁN, FRANCISCO DE

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
San Francisco en oración

1659. Óleo sobre lienzo, 126 x 97,1 cm 

Esta es una de las más bellas obras tardías de Zurbarán y una de sus más atractivas representaciones de Francisco, su santo patrón, al que pintó en numerosas ocasiones. 
Está firmada y fechada en un cartellino ficticio que parece adherido a la superficie del cuadro -motivo ya utilizado antes varias veces por el artista- y cuya esquina superior izquierda está doblada para producir una sombra. Es evidente el interés del artista en que el espectador supiera quién había pintado el cuadro y cuándo.

Este cuadro, que Odile Delenda ha calificado como el San Francisco “Hamlet”, muestra al santo meditando con una calavera en la mano izquierda mientras se lleva la mano derecha al pecho y alza los ojos al cielo. 
La composición se ha descrito como una versión diurna del tenebrista San Francisco en meditación de la National Gallery de Londres (NG 230), pintado unos veinte años antes, en el que vemos al santo inserto en un fondo oscuro, rescatado parcialmente de las sombras por un haz de luz que procede de la izquierda y que además le ilumina levemente la nariz y la boca, subrayando el intenso ascetismo de su vida, sobre todo en sus últimos años, tras haber recibido los estigmas. En nuestro cuadro, el entorno es por el contrario un yermo y rocoso paraje al que el santo se ha retirado para rezar y reflexionar sobre la Pasión de Cristo. A la izquierda, a media distancia y entre árboles, se ve una modesta cabaña o eremitorio. Sobre la piedra en la que Francisco descansa el brazo que porta la calavera hay un libro de oraciones encuadernado en pergamino, en cuyo lomo se apoya una pequeña cruz de madera. El tosco y pesado hábito de Francisco, con los bordes deshilachados, parece incidir en una interpretación del santo acorde con las ramas reformadas de la orden franciscana, en especial con aquellos que mantuvieron una estricta observancia de la Regla, los alcantarinos, que hacían hincapié en la pobreza total y que tuvieron mucha influencia en España.

A pesar de la austeridad iconográfica, Zurbarán empleó una paleta cálida y modulada y una iluminación difusa. Dedicó al cielo buena parte del fondo y silueteó sobre unas pálidas nubes la cabeza del santo. Su fisonomía no es angulosa o no se ha dibujado como en versiones anteriores, y la expresión es serena, mostrando una caracterización profundamente humana de Francisco. Así, la imagen transmite en su conjunto calidez emocional. En este lienzo, Zurbarán llevó a lo más alto el refinamiento pictórico y cromático, y consiguió una de sus imágenes devocionales más intensamente conmovedoras y memorables (Texto extractado de Finaldi, G. en: Donación de Plácido Arango Arias al Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2016, p. 44).
 Tomado de museodelprado.es


Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

diferencia entre Sinodo y Concilio

Diferencias y semejanzas entre el Bautismo de Juan Bautista y Jesús