Desafíos de Laudato si



LOS DESAFÍOS DEL PAPA FRANCISCO A LA TEOLOGÍA HOY DESDE SU ENCÍCLICA LAUDATO SI

Victorino Pérez Prieto Phd*


Congreso Internacional de Teología Interpelaciones del papa Francisco a la Teología Hoy
La encíclica es a la vez una denuncia profética de que la destrucción de nuestro medio ambiente no es una fatalidad, sino una consecuencia de nuestro pecado de humanos depredadores; la consecuencia de que los intereses económicos vayan sobre los intereses de los humanos más desvalidos y de la misma madre Tierra.

Y al mismo tiempo, la afirmación de que esta destrucción en la que estamos todos implicados –unos más que otros...- es el producto de una comprensión errado del mundo y de nuestra relación con él: no reconocer que somos en relación, y que si rompemos el equilibrio de esa relación... no somos.

«La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas... a los problemas que van a apareciendo en torno a la degradación del medio ambiente... Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y un espiritualidad...

Es posible volver a ampliar la mirada... La auténtica humanidad invita a una nueva síntesis, que parece habitar casi imperceptiblemente, como la niebla que se filtra bajo la puerta cerrada» (111-112).

Por eso, la encíclica es una llamada a una «coversión ecológica» profunda (218), metanoia, un cambio radical de actitud. Una llamada a vivir en armonía no sólo con los hermanos y hermanas humanos, o con los animales y las plantas, sino con toda la materia, con todo el cosmos, como pedía P. Teilhard de Chardin (Cf. Himno a la materia). La misma armonía que vivieron Jesús de Nazaret y su más fiel seguidor, Francisco de Asís, como se dice expresamente en el texto. Una llamada a una espiritualidad ecológica:

«La espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea» (216).




Paneles Temáticos


Una espiritualidad que lleve a un cambio de vida que transforme la relación destructiva entre los seres humanos y con el mundo del que forman parte indisolublemente, para llegar a la armonía hombre-mujer, humanos-no humanos, materia- espíritu, a la que estamos llamados.

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