Doctrina cristólogica de San Francisco
JOSÉ DE GOITIA, UN TROZO DE CRISTOLOGIA VIVIENTE:
FRANCISCO DE ASIS 60 (1985) ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS 59-95
La doctrina cristológica de San Francisco de Asís, al igual que su
concepción teológica sobre el Dios-Amor en la que se sustenta, es de una simplicidad y sencillez que arrebata admirativamente.
Buenaventura tiene una frase genial que sintetiza maravillosamente toda la vida de Francisco en su dimensión global, horizontal y vertical: <<La piedad es la que por la devoción le remontaba hasta Dios; por la compasión, le transformaba en Cristo; por la condescendencia, lo inclinaba hacia el prójimo, y por la reconciliación universal con cada una de las criaturas, le retornaba al estado de inocencia» (LM 8,1).
En pocos santos, y en pocas síntesis doctrinales, encontraremos tan perfectamente entrelazados y armonizados los conceptos de cristología ascendente y descendente, los aspectos horizontalistas y verticalistas, etc., que hoy en día con relativa frecuencia llevan a cierta disgregación, por no decir marginación, de elementos que forman parte del acervo teológico en torno al misterio teándrico de Jesús de Nazaret.
La unidad dialéctica existente entre la divinidad y la humanidad, tal como lo captó, admiró, contempló y exaltó el Poverello, truecan a Francisco en la figura que, como dice Juan Pablo II, «sugiere algunas
pistas de reflexión sobre el modo de realizar hoy una encarnación
del Evangelio: encontrar a Cristo, seguirlo en la Iglesia, amarlo en los pobres, anunciando la alegría y la paz>>
Pues Francisco «encontró a Cristo; se dejó conquistar por Cristo. Aquí reside la fuente y la explicación de su singular y atrayente personalidad. Sin Cristo no se explica la pobreza, la libertad, el amor, la alegría, la poesía de san Francisco»
Se atribuye a Chesterton la frase: «Después de Francisco es más fácil ser hombre.» Sea cual fuere la autenticidad de la frase, responde a ese sentimiento que experimenta todo cristiano cuando capta la
profundidad, grandeza y belleza del ser, del mensaje y de la misión de Cristo. Pues si la vida de todo cristiano es, como dice Schillebeeckx,
un pedazo, un trozo de Cristología viva , bien podemos afirmar que
en Francisco, el «alter Christus», su única grandeza radica en el interés por vivir la forma del santo evangelio, donde se encierra la
fuerza vivífica del Señor.
Como decíamos anteriormente, Francisco nada tiene de original; pero ahí precisamente estriba su grandeza.
Francisco es solamente un auténtico «cristiano».
JOSÉ DE GOITIA
Comentarios
Publicar un comentario