Francisco de Asis santo místico

SAN FRANCISCO DE ASIS
ANTE LA CRITICA MODERNA
Por Monseñor FELIX HEN AO BOTERO

Nacido en los tiempos del feudalismo, cuando los señores de los castillos fincaban sus grandezas en las batallas, la aparición de Francisco inicia una época y una concepción opuesta al ambiente. 

Un argumento más contra el materialismo histórico de los marxistas.

Predicó la paz y el perdón; habló con franqueza de los vicios de sus tiempos y dio a su Orden el espíritu de la pobreza voluntaria.

Y como la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona al decir de Santo Tomás, San Francisco que era naturalmente jovial, generoso, ardiente e idealista, tocado por la gracia, aquellas espléndidas inclinaciones se convirtieron en virtudes cristianas: el trovador de Asís siguió siendo el cantor cristiano, el poeta popular continuó su tarea en sus místicas estrofas, el jovialísimo muchacho se tornó en el hombre amigo de todos por Dios. 

El influjo de sus doctrinas sobre su época y las edades posteriores es cuestión incontestada.

El inició francamente el movimiento literario italiano sin darse cuenta y por sus métodos de vida y su extraordinaria originalidad dio margen a una escuela que aún perdura para bien de los hombres de la cultura. 
Si escribió mucho o poco es cuestión que viene agitándose hace largo tiempo, pero la crítica le deja al menos su "Canto al Sol", trozo literario de tan extraordinaria belleza, que el mismo Renán creyó ver en él la página más espléndida de la literatura religiosa después del Evangelio.

Su actitud histórica es dramática: todo en él es acción porque su temperamento es ardoroso. Su vida tiene una lozana vitalidad y sus episodios han sido comentados por su siglo y por los tiempos que le han seguido. Nada importa que haya escrito poco para que se le considere como un creador de literatura mística: "hay más poesía en lo que hizo que en lo que escribió" ha dicho Huby.

La mística franciscana tiene su real fundamento en la orientación del fundador. Es al estigmatizado de Asís a quien los contemplativos de su tiempo deben el amor especial a la Pasión, esa alegría dolorosa, aquel placer del corazón en la santa cruz que los místicos medioevales mencionan a menudo y que causa tristeza no encontrar en el mismo grado en los siglos siguientes, en los cuales la consideración de la Pasión tiene algo de penoso y duro.

Empezada por él la renovación literaria, le siguieron los escritores italianos hasta culminar en el poema latino de la Divina Comedia. 

Injertada por él en la vida social y religiosa su mística llena de ardor y sentimiento, nadie extraña que de su orden salga Antonio de Padua el patético predicador de los pueblos, ni San Buenaventura, el poeta filósofo y teólogo, el propagador del Angelus a la hora de la tarde

empapada de poesía. El Dies Irae salió de la celda de un fraile y el Stabat Mater tuvo por autor probablemente a Giacopone Datodi. 

En todos esos cantos hay fuego, respiran fe, levantan el corazón muy alto sobre las escorias humanas. La liturgia de la Iglesia los ha incorporado con veneración y como himnos y en los funerales lo mismo que en el día de los dolores de María, salmodia el clero en los presbiterios.

En el hogar franciscano se han cultivado con amor las bellas letras: de sus tres órdenes han salido artistas, literatos, santos y reformadores; el fraile por vocación, por tradición y por escuela lo mismo es jardinero que escritor, empuña con la misma naturalidad el ‘crucifijo con que canta los himnos o los crea. 

Terciarios fueron Dante, Colón, Lope de Vega, Calderón de la Barca, León XIII, Pío X, Pasteur, Marco Fidel Suárez. En la escuela franciscana se formaron: Clara de Asís, la fundadora; Rosa de Viterbo, la Juana de Arco italiana; Margarita de Cortona, convertida como Magdalena y como ella ardiente apasionada del Maestro divino; Isabel de Hungría, reina buena y heroína cristiana. En la orden clarisa han encontrado un oasis espiritual muchas doncellas; en la Porciúncula, iglesita que se levanta en parábola, "hallaron el hogar muchos hombres sin hogar y con el cordón nudoso se han ceñido cuerpos de vírgenes, mártires y converti.dos".

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