No es un Dios de un lugar, sino un Dios de personas



J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, 105.


El presupuesto íntimo de la fe en Yahvé es el Dios de los padres:

Frente a la inclinación pagana hacia un numen local, hacia una divinidad circunscrita a un lugar y limitada a él, el Dios de los padres supone una opción totalmente diferente. No es el Dios de un lugar, sino un Dios de personas. […] Al decidirse los padres de Israel por El, hicieron una opción de capital importancia, pues se decidieron por el numen personale y no por el numen locale, por el Dios personal ávido de relaciones personales, por el Dios que se sitúa en el plano del yo-tú y en él se concibe, no por el Dios vinculado sobre todo a un lugar sagrado.

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