Psicología y dones del Espíritu Santo



El Espíritu Santo y la experiencia psicológica en la transmisión de la fe y en la oración 

Eduardo Vadillo Romero



Transmisión De La Fe Con Ayuda De Recursos De La Psicología

Es muy importante no confundir determinados efectos psicológicos que pueden darse en esos contextos con la acción de la gracia.
 La actuación del Espíritu Santo y los dones infusos por supuesto que dan lugar a un gozo del todo especial, pero es muy fácil, sobre todo al principio, que se pueda confundir el entusiasmo que se genera ante esa primera presentación de la fe con el gozo más profundo en el Espíritu Santo. 
En todo caso ya dijimos que nunca podemos pretender una experiencia psicológica de cuál sea nuestra situación ante Dios.

La Alabanza En El Espíritu Santo


Sin llegar a esos extremos que a veces se han dado en la historia, es cierto que muchas personas se muestran a disgusto en ese tipo de ambientes pues prefieren una expresión de la adoración mediante los gestos exteriores de tradición milenaria, como la genuflexión o las posturas que se adoptan en la liturgia, que es una forma de oración que cuenta con la garantía de la Iglesia, y es el culmen y la fuente de su actividad. 
Pretender imponer formas de adoración más allá de lo que marque la liturgia, o considerar "rigidos" y con problemas psicológicos a quien no esté dispuesto a participar en ese tipo de encuentros es algo sencillamente erróneo y que revela una ignorancia completa sobre lo que es la acción del Espíritu Santo en la Iglesia. 
Suponer que los movimientos o gestos más o menos espontáneos se deben al Espíritu Santo lleva a pensar en una noción impersonal del mismo: el Espíritu Santo no es menos personal que el Hijo, y no consta por el Evangelio que ante Cristo las personas se pusieran a realizar ese tipo de manifestaciones.

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