Cristobal González Quesada Ohanense

 Las manos reparadoras de Ohanes

La exposición temporal de un cuadro de Cristóbal González Quesada en Doña Pakyta recupera la labor artística y restauradora del almeriense. 


Carlos Sánchez y Juan Manuel Martín Robles junto al cuadro del pintor almeriense. IDEAL

Las manos reparadoras de Ohanes

La exposición temporal de un cuadro de Cristóbal González Quesada en Doña Pakyta recupera la labor artística y restauradora del almeriense

Pablo Rodríguez

Jueves, 29 de marzo 2018 

28 años después de su muerte, Cristóbal González Quesada vuelve de nuevo a Almería. El artista, hijo de Ohanes y hermano del célebre escultor Juan Cristóbal, es rememorado con la exhibición de 'Retrato de un escritor', un cuadro de su época granadina que estos días puede contemplarse en el Museo Doña Pakyta.

El artista fue uno de los grandes creadores, aunque su luz quedó en cierta medida ensombrecida por la labor escultórica de su hermano. Nacido en 1905, sus trabajos tuvieron cierta influencia del novecentismo catalán y de los movimientos de 'retorno al orden' que pujaban en distintos países de Europa en el primer tercio del siglo. Aunque desarrolló casi toda su carrera en Madrid, siempre mantuvo una vinculación especial con su provincia natal que dejaba entrever con el uso de un color plenamente mediterráneo.

 Su carrera como pintor, sin embargo, quedaría de lado a partir de los años 40. Fue entonces cuando logró plaza en el Museo del Prado, donde ejerció durante décadas como restaurador jefe de la pinacoteca. Por sus manos reparadoras, famosas en la España de la época, pasaron grandes óleos como la 'Asunción' de Antonio Palomino, para el que diseñó en 1950 un taller especial en la Mezquita de Córdoba desde el que poder arreglar los numerosos desperfectos de la obra; 'La anunciación' de Sánchez Cotán, que reparó junto a Tomás Pérez Alférez con motivo de la conocida exposición de Zurbarán que tuvo lugar en Granada en 1953; o la serie de Luis de Paret que forma parte de los fondos de la parroquia de Santa María de Viana.

Aquellos trabajos hicieron de Cristóbal González Quesada un restaurador cotizado y reclamado desde distintos puntos del país, un gran experto en pintura que ahora vuelve a ser recordado.

 

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