Lavanderas del Valle de Lecrín


Mercedes Ruiz

Aquellas sufridas mujeres, abuelas y madres, esforzadas y heroicas, anónimas, resignadas lavanderas, que batallaron y sudaron a base de bien entre asperezas de la vida, entre las severidades propias de aquellos tiempos pasados, sin descanso alguno y con mil tareas en las que no perdían la comba, equilibristas de un tiempo en el que multiplicaban las horas del trabajo doméstico realizando labores francamente duras y a las que hacían frente a base de un coraje extraordinario, a lo largo de la historia, y que hay que reconocer de forma significativa. Trabajos y misiones que hoy, afortunadamente, ya no se conocen, mientras que la historia de los sufrimientos y de las durezas queda atrás. Y con la queja en el silencio, como la severidad de las frías aguas.

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