Introducción a la teología sistemática

 Seewald Michael, Introducción a la teología sistemática Sal Terrae, 2002, pp 254.

 

Presentar a Michael Seewald es siempre tarea fácil, porque es un teólogo de reconocido prestigio, con varios premios y distinciones científicas en su tarea investigadora y autor de libros relevantes como El dogma en revolución, calificado como escandaloso por unos pero liberador para otros, o bien Reforma: Pensar de otro modo la misma Iglesia  donde avanza  grandes reformas  sin que la Iglesia tenga que renunciar a la esencia de su magisterio y tradición. Tampoco se puede olvidar su faceta  articulista donde de forma clara y original presenta sus argumentos y reflexiones teológicas.

El presente libro, Introducción a la teología sistemática, responde a los esfuerzos recientes de reorganizar las disciplinas teológicas. Se trata de un manual como consecuencia de su labor docente en universidades públicas alemanas, a alumnos  no seminaristas, sino a aquellos que se van a dedicar a la enseñanza tanto primaria como secundaria o simplemente con inquietudes intelectuales, donde la mayoría eran mujeres, intentando explicar la evolución de la teología hasta el momento presente de forma legible focalizada en los contenidos centrales de la teología sistemática. 

El libro consta de nueve capítulos estructurados cada uno de ellos de forma original: una panorámica en un cuadro donde expresa el objetivo del capítulo, y cada uno de los enunciados de este lo presenta con apartados simples y sencillos donde resume la idea esencial de lo explicado en ese epígrafe  y también las fuentes donde se basa con los textos enmarcados y referenciados, dando claridad y certeza de lo explicado. Así mismo sitúa palabras claves en recuadros para complementar el contenido. Al final de cada capítulo de manera simple y de forma resaltada expone una sinopsis de las ideas comentadas. 

Esta estructura tan original da precisión e inteligibilidad a los contenidos y facilita enormemente la captación de las ideas, resultando fácil de leer y sintetizar las tres cuestiones a lo que dedica el libro: la compatibilidad de la fe en Dios y la racionalidad, la presentación de la revelación de un Dios trinitario y como fundamentar la esperanza en ese Dios a pesar de las dificultades. En todo el libro emana la idea de dialogo con la comunidad creyente y el mundo actual. 

El primer capítulo es una introducción donde parte de los interrogantes existenciales con cientificidad y pensamiento racional, y para entenderlos es necesario conocer la historia.  Afirma que la justificación racional de la fe solo es posible como justificación cristiana y los  muchos cambios en la sociedad influyen en la teología fundamental, en las cuestiones dogmáticas y en la ética, dejando a esta en segundo plano. El autor quiere exponer una línea ecuménica pero desde su postura de teólogo católico.

Siguiendo su pensamiento clarificador para entender la teología sistemática el siguiente capítulo lo dedica al concepto “teología”, aclarando que es la reflexión sobre Dios. Aunque existe desde la antigüedad, e incluso los romanos la usaban antes del nacimiento de Cristo, dividida en tres clases: la mística, la física o material (reflexión de los dioses guiados por la razón) y la civil o política (relación de los dioses con los humanos), es en el siglo XII cuando los cristianos se apropian del concepto.  Pedro Abelardo afirma: “la fe  no se debe a la razón pero para ser creíble ha de someterse a ella”. Expone que en este tiempo aparece una nueva institución, la universidad como transmisora del saber, convirtiéndose como lugar institucional de la Teología con profesores de las órdenes mendicantes, porque los sacerdotes diocesanos carecían de formación teológica. En ellas se formaban los clérigos nobles, y el concilio de Trento  activa la formación en los seminarios. Hoy las facultades de teología están abiertos a laicos y laicas, pero insiste que este momento se evidencia la necesidad de encuadrar esta disciplina en las universidades laicas públicas.

El tercer capítulo se preocupa de definir la teología, analizado cada uno de los elementos que componen dicha definición: qué es reflexión, ciencia, certeza reflexiva, método de la ciencia… Diferencia entre teología positiva que se ocupa del análisis de las convicciones religiosas que deben ser contractadas, y la teología especulativa, que debe ser auxiliada por otras materia, así mismo presenta la teología afirmativa y la teología critica. Analiza el concepto de religión, las críticas hacia ese concepto, las ampliaciones y reducciones que se han hecho sobre el hecho religioso, su utilidad o su intento de afrontar la contingencia, el sentido, etc.

Es en el  capítulo siguiente  donde aborda la teología sistemática, quien como todas las ciencias, con el paso del tiempo se ha ido desgajándose, dando lugar a diferentes ciencias según el objeto que estudia. La teología se dividió en dogmática, fundamental y ética. La primera pone su objetivo es reflexionar sobre el depósito de fe vinculado a una comunidad y presentada ordenadamente, es decir, reflexiona sobre  el contenido doctrinal. Empieza por la Escritura, la tradición, los Padres de la iglesia, la historia de los dogmas, los signos de los tiempos… El autor afirma que se debe investigar positivamente pero a la vez es necesario un espíritu crítico. La fundamental trata de los presupuestos, con temas como Dios, Revelación e Iglesia, y la Ética se ocupa de las condiciones religiosas para la acción. La teología sistemática intenta ordenar todos esos conocimientos en una unidad, con una perspectiva ecuménica.

El capítulo quinto trata de la diversidad de métodos empleados en cada una de las disciplinas, porque no hay un método genuinamente católico, pero común a todas ellas es la necesidad de posicionarse como forma afirmativa de investigación de la religión frente a las directrices religiosas de cada confesión cristiana. En este tema presenta el principio estructurador de Melanchton, los loci de Melchor Cano, las instancias doctrinales de la fe, la autoridad en la tradición cristiana, el magisterio ordinario y extraordinario de la iglesia católica, del método histórico, el lenguaje analógico… Toda reflexión teológica  tiene la obligación de expresarse de forma comprensible, clara y precisa, para que sea posible el examen lógico de sus tesis.

En el siguiente trata sobre la razón y la pregunta de Dios. Se cuestiona si puede la razón decir por sí misma algo sobre Dios antes de contestar las variaciones en la teología entre la relación de fe y razón. Empieza explicando la enculturación de la fe en la cultura griega, la filosofía de Tertuliano, de San Agustín,  con las pruebas de la existencia de Dios, el argumento ontológico de San Anselmo, de Tomás de Aquino, las criticas de Kant a estos, la prueba teleológica de la existencia de Dios, las pruebas a partir de la gramática, llegando a la conclusión que de manera segura e irrefutable  las pruebas de la existencia de Dios han fracasado. Se llega a la conclusión que la teología puede hablar de él de manera racional como posibilidad. La teología en su dimensión positiva deben interpretar los credos cristianos como posibilidad de Dios en la fe, y en su dimensión especulativa preguntar qué razones hay a favor y en contra con esa posibilidad. 

Una vez analizado Dios por la razón, el siguiente capítulo, el séptimo, lo dedica a presentar a Dios como revelado en la fe de la iglesia. ¿Qué dicen los cristianos sobre su fe? Partiendo de la autorrevelación de Dios en la historia en Jesús de Nazaret como sacramento. Este capítulo es el más importante porque en él se especifica como se fueron plasmando la esencia del cristianismo, el misterio de la trinidad, la cristología y la neumología, analizándolos con los parámetros actuales de pensamiento, para hacerlos comprensibles al hombre actual.

 El capítulo octavo Un Dios que ha de ser, se plantea si hay motivos razonables para creer en la existencia de Dios. Analiza la tesis de Kant para llegar a confirmar que una fe basada en la razón no se puede llegar por la razón pura sino solo por la razón práctica, porque dios no es un objeto de experiencia posible, aunque es útil en muchos aspectos, sino la  vincula con la ética normativa con el discurso de Dios, porque el hombre tiende a la felicidad que se logra través de la moralidad. ¿Pero todo hombre moral es feliz? Ante esta pregunta Kant contesta que solo puede esperarlo, saca a Dios de la metafísica y pone la certeza en la esperanza. Pero a esto se opone la teodicea, y ante el sufrimiento, el mal, Dios es llevado a juicio. El autor expone las distintas soluciones dadas ante este problema, convirtiendo el mal como expolio del bien, o reinterpretando los atributos divinos presentando el conflicto entre la omnipotencia y la bondad divina, despojándolo de su omnipotencia, o por la teoría del libre albedrío, o admitiendo que la permisión del  mal está asociada por la necesidad lógica con bienes mayores o con la evitación de males mayores. El autor afirma que no hay respuesta, pero mantiene abierta la pregunta por el sentido del mundo. A esta pregunta se puede dejar sin respuesta o bien encaminarla hacia el Dios en el que se espera como posible garante de la justica y aval de la racionalidad. Es decir, la justificación racional de la fe solo es posible como justificación de la esperanza cristiana.

El último apartado termina con unas precisiones que expresan su pensamiento. En el mundo actual la teología positiva se ocupa de las convicciones religiosas y de Dios en su dimensión especulativa. La finalidad de los estudios de teología es transmitir los conocimientos y argumentos necesarios así como la pertinente cultura de debate en el mundo actual secularizado.

La bibliografía presentada es una selección de obras útiles para los estudiantes de teología. En definitiva, es un libro muy recomendable como libro de texto o de consulta para iniciarse en el estudio de la teología porque de una manera clara y pedagógica parte de las preguntas esenciales que todo hombre se ha hecho sobre su vida, su finitud, su sentido, hasta un Dios creíble, no opuesto a la razón y que da esperanza.

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