Reflexiones sobre la ecoteología



Reflexiones sobre la ecoteología 
Cuad. teol. - Univ. Catól. Norte (En línea), 2025, 17: e6548 ISSN: 0719-8175 https://cuadernosdeteologia.ucn.cl Página 1 de 22 
Claves de reflexión a la luz de la Laudato Si’ para el desafío ecoteológico en la pastoral educativa 
Laura Alejandrina Lligui-Ortega 

Para esto se requiere integrar la dimensión espiritual en todas las actividades pastorales, así como en el currículo escolar y en la vida cotidiana de la comunidad educativa. Por otra parte, desde la perspectiva de la ecoteología, podemos identificar tres claves que pueden ayudar a promover una pastoral ecoteológica. 

4.1. La integración de la dimensión espiritual en la educación ambiental 

La pastoral ecoteológica implica integrar la dimensión espiritual en la educación ambiental, ayudando a los estudiantes a desarrollar una conciencia ecológica profunda y a reconocer la presencia de lo divino en la naturaleza. Esto puede implicar “Enseñar a los estudiantes a contemplar silenciosamente una criatura hasta ser capaces de ‘escuchar’ lo que ella dice acerca de su valor sobre la tierra, y a compartir los sentimientos frente al misterio de la creación” (Orden de Frailes Menores – Justicia, Paz e Integridad de la Creación, 1999, p. 278). 

4.2. La promoción de una espiritualidad de la tierra 

La pastoral ecoteológica también implica promover una espiritualidad de la tierra que reconozca la sacralidad de la naturaleza y la interdependencia entre todos los seres vivos (Boff, 1996, p. 45, párr. 3). Pues, según la encíclica papal “En el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto […] porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos” (Francisco, 2015, no. 245). Esto se lo podría implementar en la pastoral educativa, por medio de prácticas de meditación o contemplación fundamentadas en la carta encíclica Laudato Si’. También se pueden utilizar otros recursos que conecten a los estudiantes con el mundo natural, y la integración de enseñanzas espirituales sobre la importancia de cuidar la Creación en la vida cotidiana de la Comunidad Educativa. 

4.3. La promoción de la justicia ambiental 

La pastoral ecoteológica también implica promover la justicia ambiental y la solidaridad con los más vulnerables afectados por la crisis ambiental (Francisco, 2015, no. 49). Lo que implicaría la organización de actividades de sensibilización sobre temas ambientales y sociales. Acción que se la realizaría impulsando proyectos de investigación sobre el impacto que tiene la economía en el medio ambiente, y sobre las relaciones entre los países, las regiones y las personas ricas y pobres (Orden de Frailes Menores – Justicia, Paz e Integridad de la Creación, 1999, p. 278). 

5. Claves para una conversión ecológica desde la competencia espiritual 

En la actualidad, enfrentamos desafíos ambientales sin precedentes que demandan una respuesta urgente y colectiva fundada en una la conversión ecológica arraigada en una profunda conversión interior (Francisco, 2015, no. 217). La crisis ecológica ha alcanzado 

 

dimensiones alarmantes, amenazando la vida en nuestro planeta y poniendo en riesgo el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Ante este escenario, la conversión ecológica se presenta como una necesidad imperativa, un cambio profundo en nuestra manera de pensar, actuar y relacionarnos con el entorno natural. En el contexto de la pastoral educativa la conversión ecológica es emergente, si se quiere que la promoción de la conciencia ecológica sea profunda, ecoteológica y promueva prácticas sostenibles que reflejen los principios del cuidado de la creación y la solidaridad con los más vulnerables. 

Por otra parte, la competencia espiritual se refiere a la capacidad de cultivar una relación profunda y significativa con lo trascendente, ya sea a través de prácticas religiosas, meditativas o contemplativas (Frutos-Diéguez, 2016, p. 45). En la pastoral educativa esta se debería fundamentar en los valores espirituales de contemplación a Dios en todas las criaturas. Característica que nos invita a vivir en armonía con la naturaleza y con los demás seres humanos. Esta competencia espiritual proporciona un fundamento sólido para la conversión ecológica, ya que nos ayuda a desarrollar una conciencia ecológica profunda y a encontrar significado y propósito en nuestra relación con el mundo natural. Además, desde la competencia espiritual, podemos identificar algunas claves que pueden ayudar a promover la conversión ecológica (Orden de Frailes Menores – Justicia, Paz e Integridad de la Creación, 1999, pp. 122-123). 

5.1. La contemplación de la naturaleza 

La contemplación de la naturaleza nos permite conectar con lo divino, apreciar la belleza y la complejidad del mundo natural. Esto puede implicar la integración de prácticas contemplativas en el currículo escolar y en el plan de pastoral, así como la organización de actividades espirituales y/o actividades al aire libre que fomenten el contacto directo con la naturaleza y el desarrollo de una apreciación por su valor intrínseco. “Hacer de la naturaleza un lugar para la meditación adoptando ante ella una actitud simbólica, sacramental, reconociendo a cada criatura por su nombre y buscando en el misterio de la creación una fuente de inspiración para la oración” (Orden de Frailes Menores – Justicia, Paz e Integridad de la Creación, 1999, p. 278). 

Esta experiencia podría efectuarse mediante una salida de campo, en la que, a través de un itinerario previamente diseñado, se invite a los participantes a un encuentro profundo y significativo con la naturaleza. Este contacto directo con la creación representaría la introducción a la primera etapa del método de la Conversación Espiritual, en la que la contemplación del entorno natural permitiría abrir el corazón y la mente a una experiencia de asombro, gratitud y conexión con Dios, a través de su obra. 

A partir de esta vivencia contemplativa, se avanzaría hacia la segunda fase del método, en la que se propondrían tres preguntas guía cuidadosamente formuladas en concordancia con los objetivos de la experiencia. Estas preguntas ayudarían a los participantes a reflexionar sobre sus emociones, pensamientos y la manera en que la naturaleza les interpela en su vida personal y espiritual. Se trataría, no solo de reconocer la belleza de la creación, sino de descubrir en ella un llamado a una mayor responsabilidad y compromiso con su cuidado. 

Por último, en la tercera fase del método, se llevaría a cabo un proceso de discernimiento, en el que cada participante, a partir de lo vivido y reflexionado, pudiera identificar qué invitación concreta surge en su interior. Este momento de interiorización permitiría que la experiencia no solo quede en un ejercicio contemplativo, sino que impulse una transformación real en la manera en que cada persona se relaciona con la creación, integrando su cuidado en la vida cotidiana como una expresión de fe y compromiso cristiano (Guerrero-Alves y López, 2023, pp. 141-149). 

5.2. La promoción de valores éticos 

La conversión ecológica también requiere un cambio en nuestros valores y actitudes hacia el mundo natural. Esto se podría conseguir a través de la promoción y praxis de valores como la humildad, el respeto, la fraternidad, la solidaridad y la justicia ambiental, así como el fomento de prácticas inclusivas y sostenibles en la vida cotidiana de la comunidad educativa. “Ya no basta hablar sólo de la integridad de los ecosistemas. Hay que atreverse a hablar de la integridad de la vida humana, de la necesidad de alentar y conjugar todos los grandes valores” (Francisco, 2015, no. 224). 

5.3. La acogida al llamado para la conversión ecológica 

La crisis ecológica actual nos interpela a todos, exigiendo un cambio radical en nuestros estilos de vida y en nuestras estructuras sociales y económicas. La conversión ecológica, como nos recuerda el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’, implica un cambio de mentalidad y de corazón que nos lleve a reconocer la interdependencia entre todos los seres vivos y a asumir nuestra responsabilidad como custodios de la creación (Francisco, 2015, no. 217). En la pastoral educativa, implica la enseñanza de métodos y técnicas para la interiorización, identificación y reconocimiento de actitudes que no aportan para la buena relación y cuidado de sí mismo, así como del cuidado de su entorno social y natural. Se debería “Mostrar cómo la mejor forma de proteger la naturaleza consiste en adquirir una nueva comprensión del hombre y de su papel en medio de los demás seres creados” (Orden de Frailes Menores – Justicia, Paz e Integridad de la Creación, 1999, p. 279).

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