Dios se ha expresado en una figura bella, su Hijo

Cordovilla, Ángel. (2022). La palabra en su figura y su belleza Teología y literatura en Hans Urs von Balthasar. Teología y vida, 63(1), 9-41. https://dx.doi.org/10.7764/tyv/631/1/9-41

La literatura es una palabra bella, con ritmo y música, pronunciada desde la realidad singular de la existencia. Desde este punto de vista es siempre una “revelación”, un apocalipsis de la vida humana ante el carácter singular y definitivo de la existencia en el mundo (las realidades últimas). Esta fue la gran intuición de Balthasar desde el comienzo de sus estudios en germanística, que lo colocaron en una posición privilegiada para comprender el fondo teológico de toda literatura, sea explícitamente religiosa o no. Para este autor el tema único de la literatura es la existencia humana ante su destino último y definitivo (escatología).

Por otro lado, la teología, en diálogo con la literatura, no puede pretender encerrarse en un lenguaje científico-objetivo al estilo de las ciencias positivas, sea este de naturaleza especulativo-escolástico o histórico-exegético. La teología ha de saber acoger la belleza que fascina, el drama que implica y la palabra que expresa la verdad del ser. Una teología sin belleza, sin drama y sin acoger la totalidad de las formas en las que Dios y el hombre se expresan, perdería su vitalidad y al final su sentido. El pretendido rigor científico e intelectual no puede amputar la dimensión estética y dramática de la teología que le ayudan a expresar la verdad completa.

Según la teología balthasariana la relación entre teología y literatura no surge por la moda de la interdisciplinariedad de los saberes, sino por una necesidad intrínseca de su quehacer debido a la naturaleza de la revelación divina. Dios se ha expresado a sí mismo en una figura bella como es la persona de su Hijo, implicándose en un drama, y utilizando todos los recursos del lenguaje de la carne. El hombre ha de responder con su palabra, ya sea la propia de la literatura o de la teología. O mejor aún, de la literatura que se deja interpelar por la realidad que la teología trata de mostrar con su palabra; de la teología que acoge la belleza y el drama de la palabra poética y literaria. Porque, como decía Antonio Machado, ambas son palabras esenciales en el tiempo referidas al Misterio.