Bidimensionalidad humana
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Olegario González de Cardedal, en un artículo publicado en Ya, el 29 de enero de 1980 escribe:
Por eso, uno de la mayores logros de este siglo en reacción integradora respecto del anterior ha sido el redescubrimiento de la bidimensionalidad humana: yo necesariamente constituido por el tu; yo y tu necesariamente constituidos por el nosotros; espíritu constituido por la materia; realidad eterna fraguada en la temporalidad; interioridad nacida al contacto y en reacción a la exterioridad. La verdad no se forja en la fragua del yo, en la bodega del individuo; en la caverna de nuestro interior. Hace poco leía el libro admirable de E. Levinas con este significativo titulo: Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad». Y luego releyendo los comentarios de santo Tomás a san Juan encontré esta frase: «Toda la verdad la recibe el hombre de los demás: del maestro que se la enseña por fuera, Del Espíritu, que se la inspira por dentro, o de las cosas en la que mirando y confiriendo, la lee».
Olegario González de Cardedal, en un artículo publicado en Ya, el 29 de enero de 1980 escribe:
Por eso, uno de la mayores logros de este siglo en reacción integradora respecto del anterior ha sido el redescubrimiento de la bidimensionalidad humana: yo necesariamente constituido por el tu; yo y tu necesariamente constituidos por el nosotros; espíritu constituido por la materia; realidad eterna fraguada en la temporalidad; interioridad nacida al contacto y en reacción a la exterioridad. La verdad no se forja en la fragua del yo, en la bodega del individuo; en la caverna de nuestro interior. Hace poco leía el libro admirable de E. Levinas con este significativo titulo: Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad». Y luego releyendo los comentarios de santo Tomás a san Juan encontré esta frase: «Toda la verdad la recibe el hombre de los demás: del maestro que se la enseña por fuera, Del Espíritu, que se la inspira por dentro, o de las cosas en la que mirando y confiriendo, la lee».
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