Libro que critica el ateísmo

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Peter HITCHENS, The Rage Against God: How Atheism Led me to Faith, Michigan,  2010.

Reseña  de  en  Juan Rodrigo en  VÉLEZ  SCRIPTA THEOLOGICA / VOL. 44 / 2012, p.239-40


El libro The Rage Against God: How Atheism Led me to Faith (La Ira contra Dios: como el ateísmo me condujo a la fe), de Peter Hitchens, ofrece un argumento más bien poco aducido en la apologética cristiana: el colapso de la sociedad comunista en Rusia constituye un argumento indirecto en favor de la fe en Dios. La creencia en Dios se apoya frecuentemente en argu- mentos sobre la naturaleza, la causalidad, la conciencia, los milagros, o un conjunto
de estos. En esta obra, de lectura ágil, el autor esgrime un argumento que, a su vez, es una fuerte crítica contra los pensadores ilustrados o de la izquierda que siguen aferrados a la ideología socialista (comu- nista), para la cual no existe Dios y el hombre debe construir su paraíso aquí en la tierra. Pero no sólo esto, sino que el es- tado, el que sustituye a Dios, tiene que erradicar la fe en Dios, sobre todo la de los niños.
Hitchens es un periodista británico, autor de varios libros, entre ellos TheAboli- tion of Britain (1999) y A Brief History of Crime (2003). Además de sus propios meritos es conocido por ser hermano de Christopher Hitchens, el promotor acérrimo de un ateísmo anti-cristiano. Peter dedica la primer parte del libro a recontar su vida a grandes rasgos y a dibujar una imagen de su patria y de los cambios espirituales y religiosos que sufrió a lo largo del siglo XX. Se centra en describir la marcada pérdida de fe y de religiosidad, la cual relaciona con las consecuencias de las dos guerras mundiales (si bien es cierto que ambas tuvieron efectos en este sentido, el autor deja de mencionar que, ya desde mediados del si- glo XIX y antes, hubo una creciente pérdi- da de fe y de la práctica de la religión en In- glaterra). Hitchens explica el culto que se dio a Winston Churchill, con la correspondiente confusión entre patriotismo y fe, además de la desilusión que el país experimentó después de ambas guerras. Según él, la Iglesia Anglicana apoyó la decisión de lu- char en estas contiendas, que conllevaron grandes pérdidas de vidas humanas.
La segunda parte del libro responde más propiamente al titulo del libro, el cual podría llevar otro subtítulo: Cómo el comu- nismo soviético me condujo a la fe cristiana. Hitchens repite, de diversas maneras, la tesis de que la izquierda intelectual de Europa y de los EE.UU. ha sido hostil hacia el cristianismo, apoyando de modo ingenuo la difusión del Islam, que aumenta de manera marcada en Europa, y que atenta contra las libertades que en sus torres de marfil ellos disfrutan. El autor afirma que el comunismo no ha cesado y que el pensamiento social-comunista continúa vivo en los pensadores de izquierdas. En esta parte del libro se señalan tres argumentos fallidos de los ateos de izquierda, a quienes denomina frecuentemente anti-teístas. Estos son: 1) Las religiones (concretamente la cristiana) han sido la causa de las guerras;
2) se puede conocer el bien (lo bueno) sin referencia a Dios; y 3) el ateísmo, por medio de las ciencias, puede construir un paraíso aquí en la tierra.
En las últimas páginas del libro, el autor critica fuertemente la idea de su hermano, quien sostuvo, como otros, que la revolu- ción bolchevique pudo haber tenido éxito, y que Trotsky fue un gran hombre que con- siguió importantes logros sociales. Para Cristopher Hitchens y otros, el mayor lo- gro de Trotsky y otros revolucionarios fue el de erradicar la idea de Dios del pueblo y, especialmente, el de evitar que los niños re- cibieran este envenenamiento. Hoy en día algunos como Richard Dawkins opinan que la enseñanza religiosa constituye un abuso hacia los niños. Hitchens, quien por tres años fue corresponsal en Rusia, piensa, a diferencia de otros como su hermano, que Lenin y luego Stalin destruyeron el cristia- nismo en Rusia mediante la violencia y pro- gramas deliberadamente ejecutados para adoctrinar al pueblo. Peter Hitchens fue ateo en su juventud y comenzó un proceso de conversión a raíz de ver el cuadro del Juicio Final de Roger van der Weyden. Cuando fue a vivir a Rusia, ya había reco- brado la fe en Dios, pero su estancia en esta nación, marcada por el poder de las mafias y un alto índice de alcoholismo, confirmó en su mente el error de uno de los princi- pales argumentos de los ateos, a saber, que el hombre puede construir por sí mismo un paraíso sin Dios. El comunismo en Rusia, que destruyó al cristianismo, también des- truyó al hombre y a la sociedad.
Este libro, sin pretender ser en lo más mínimo un libro de teología, presenta eficazmente la crítica al ateísmo ya vislum- brada por Dostoievsky, para quien el hombre sin Dios deja de ser moral. Los argumentos son más bien de carácter moral e históricos. El libro adolece un poco de una falta de perspectiva histórica de más siglos, por ejemplo, del siglo de la Ilustra- ción francesa y del desarrollo de algunas delas ideas expresadas, especialmente de los argumentos en la segunda parte del libro. Sin embargo, el realismo del libro, el conocimiento de primera mano del comunismo ateo y del ateísmo, y la fuerza de las ideas expuestas, hace que este libro ofrezca una crítica valiosa al ateísmo contemporáneo de pensadores de izquierdas.


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