La familia frente a los nuevos desafíos

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MULLER, Gerhard Ludwig. La familia frente a los nuevos desafíos a la luz del Sínodo. Teol. vida [online]. 2015, vol.56, n.4 [citado  2016-02-17], pp. 471-484 . Disponible en: . ISSN 0717-6

Gerhard Ludwig Cardenal Müller
PREFECTO DE LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Este artículo profundiza en los estudios realizados en el Sinodo. La primera parte resume todo el artículo:
La Iglesia universal ha vivido durante el pasado mes de octubre un ejercicio privilegiado de gobierno en referencia al munus petrinum. Al respecto, si todo Sínodo de Obispos, colegio permanente convocado de manera regular (cf. can. 342 CIC), es un instrumento de comunión importante para la vida de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares, esta XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sorprendentemente, ha sido convertida por los mass media mundiales en acontecimiento mediático de primera magnitud, objeto de apasionados debates paralelos a los mantenidos en el Aula Sinodal y de lecturas ideológicas de todo orden.
Durante tres semanas, 258 Padres Sinodales de los cinco continentes han sido convocados por el Papa Francisco para colaborar colegialmente con él y entre sí en el estudio de "los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización"2, expresando así la sollicitudo omnium ecclesiarum propia de todo obispo (modo expresivo y operativo en el ejercicio pastoral de todo obispo que pone en evidencia el nexo íntimo que existe entre la colegialidad y el primado3) y el affectus collegialis de los obispos entre sí (disposición interior de todo obispo tendente a mantener vivo el espíritu colegial en el ejercicio concreto de la caritas pastoralis4).
La nuestra es una época de crisis, de revisión de las configuraciones precedentes en todos los aspectos fundamentales de la vida, también del matrimonio. No es la primera, ni será la última época de crisis, aunque la de hoy es la crisis del modelo antropológico que inspiró la concepción del matrimonio y su proceso de institucionalización jurídica en Occidente.
Por un lado, el matrimonio tiende a "desnaturalizarse", por lo que no se le considera ya como una institución de derecho natural, sino como un producto ideológico-religioso y una mera construcción institucional de la legalidad vigente: desmontar el presunto "modelo tradicional" de matrimonio y de familia aparece como exigencia del progreso y de adaptación a los nuevos modelos de sociedad. La misma creencia de que existen varios "matrimonios" es expresión de que esta institución ha dejado de ser para muchos una realidad para convertirse en una idea o, peor aún, en una opinión subjetiva.
Por otro, la cultura occidental ha "privatizado" el matrimonio, por lo que las normas que lo definen y que regulan sus conflictos dejan de responder a valores públicos y objetivos, indisponibles a las partes, para inspirarse en criterios y valores afectivos como ocurre con el sentimiento de felicidad subjetivo de cada cónyuge, considerado singular y unilateralmente. Cada vez parecen ser más irreconciliables la libertad y la autenticidad del amor y las exigencias institucionales del matrimonio: la indisolubilidad del vínculo naufraga a costa de la aceptación general y acrítica del divorcio; la fidelidad y la exclusividad no se consideran rasgos definidores del vínculo, sino situaciones afectivas que pertenecen a la conciencia privada del individuo; la generación y educación de la prole son vistas como opciones privadas y libres, no como componentes definidores del matrimonio; hasta la misma heterosexualidad como elemento esencial del matrimonio, también es puesta en discusión. Paradójicamente, mientras el matrimonio se vacía y se equipara a la unión de hecho, cualquier forma de sexualidad reclama el derecho a ser reconocida legalmente como "matrimonio", siendo el punto final del recorrido de esta "privatización" del matrimonio la legalización del simple rito formal nupcial, en tanto que instrumento para conseguir la felicidad personal. En esta perspectiva egocéntrico-individualista, la pareja-instrumento se sostiene mientras cada uno de sus componentes logre su cuota de satisfacción individual5.
En el mencionado documento preparatorio de 2013 se subrayaba el desafío pastoral que supone la actual crisis social y espiritual que afecta a tantas familias en un mundo globalizado. Se exponían numerosas situaciones que exigen con urgencia la atención y el compromiso pastoral de la Iglesia, como son los matrimonios mixtos, la familia monoparental, la poligamia, el sistema de castas, la falta de compromiso, el pluralismo relativista en el concepción del matrimonio, el desprecio por la estabilidad y la fidelidad del pacto matrimonial, la maternidad subrogada, las nuevas interpretaciones de los derechos humanos. Sin embargo, se subrayaba "en ámbito más estrictamente eclesial, la debilitación o el abandono de fe en la sacramentalidad del matrimonio y en el poder terapéutico de la penitencia sacramental". Por todos estos motivos, se confiaba a la caridad de los pastores el discernimiento de cómo presentar la buena noticia del amor divino al mundo de hoy, de forma clara e incisiva, para que "el tesoro de la revelación encomendado a la Iglesia vaya llenando los corazones de los hombres" (DV 26).
Dos años después, apenas concluido el Sínodo y antes de que el Santo Padre acoja los arduos trabajos plasmados en la Relación Final que le fue presentada a este último el 24 de octubre de 2015, podemos afirmar que el debate surgido a raíz del pasado Sínodo ha puesto de relieve la necesidad de profundizar con mayor agudeza teológica la indisolubilidad del matrimonio sacramental. La Iglesia de hoy, más que nunca, está llamada a anunciar la belleza del matrimonio indisoluble ante un mundo sediento de verdad, explicitando a todos la fuerza de la gracia del sacramento

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