¿Alma, espíritu, mente?

Las cookies de este sitio se usan para personalizar el contenido y los anuncios, para ofrecer funciones de medios sociales y para analizar el tráfico. Además, compartimos información sobre el uso que haga del sitio web con nuestros partners de medios sociales, de publicidad y de análisis web.

Recientemente, la Editorial Sal Terrae ha publicado el libro ‘Neurociencias, espiritualidades y religiones’, de Ramón María Nogués, Catedrático de Biología Humana en la Universidad Autónoma de Barcelona. El autor acudió además en 2015 a la Universidad de Deusto para impartir tres seminarios y conferencias dentro del ciclo Ciencia y Religión (2015). De esos encuentros nacieron las conversaciones que ahora publicamos. Sin duda inducirán a la lectura del libro y a mantener la atención sobre los avances en el tema neurociencias y espiritualidad. Por Diego Bermejo.



El ateo Curtis White en The Science Delusion (New York, 2013), respondiendo críticamente al también ateo Richard Dawkins y su The God Delusion (London, 2006), reivindia el alma romántica, como concepto de resistencia contra el cientismo. Intuitivamente la idea de alma sigue evocando muchos más matices que la idea de mente y, no digamos, cerebro. ¿Cabe conservar y/o reinterpretar el tema del alma? 

Yo diría que el alma es la palabra que indica el exceso que notamos entre los animales y el hombre. Los italianos utilizan el término “sorpasso”, y yo creo que mentalmente el cerebro humano sufre un venturoso y lujoso  sorpasso.  A esta realidad, a ese plus que manifiesta el cerebro humano lo llamamos alma, lo llamamos lo que sea, espíritu, alma, animus, psiché, etc. Entonces, la palabra es válida si se entiende bien, como todas las palabras, por otra parte, que necesitan una hermenéutica, y no es que esto sea exclusivo de la palabra alma. 

Ahora bien, como alma en nuestra cultura indica una dualidad muy clara,  yo creo que hoy se prefiere utilizar expresiones alternativas como puede ser mente o espíritu, y que no es que el espíritu sea más claro que el alma, ni mucho menos, lo que pasa es que es más viable en nuestra cultura.  Si uno dice que tiene intereses espirituales, hoy día es respetado; pero si habla de intereses religiosos ya es otra cosa, porque estamos en un contexto cultural que valora lo “espiritual no religioso”. En este contexto hablar de alma suena a explícitamente religioso, mientras que hablar de espíritu suele ser mejor aceptado.      

Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

¿Qué es hierognosis?

diferencia entre Sinodo y Concilio