La Iglesia no está hecha para escuchar, está hecha para enseñar: ella es mater et magistra, madre y educadora

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Entrevista a Cardedal Sarah
-¿No tienen algunos la tentación de alinear a la Iglesia con los valores del mundo?
- Existe una fuerte mayoría de sacerdotes que son fieles a su misión de enseñanza, santificación y gobierno. 
Pero hay también un pequeño número que cede a la tentación enfermiza y perversa de alinear a la Iglesia con los valores de las sociedades occidentales actuales. Quieren, ante todo, que se diga de la Iglesia que es abierta, acogedora, atenta y moderna. La Iglesia no está hecha para escuchar, está hecha para enseñarella es mater et magistra, madre y educadora. Ciertamente, una madre escucha a su hijo, pero su papel, primero, es el de enseñar, orientar y dirigir, porque conoce mejor que sus hijos la dirección que hay que tomar. Algunos han adoptado las ideologías del mundo actual con el pretexto falaz de abrirse al mundo; sería necesario, más bien, hacer que el mundo se abriera a Dios, fuente de nuestra existencia.
No podemos sacrificar la doctrina a una pastoral que quedaría reducida a una porción mínima de la misericordia: Dios es misericordioso, pero sólo en la medida en que reconozcamos que somos pecadores. Para que Dios pueda ejercer su misericordia, hay que volver a Él, como el hijo pródigo.
 Hay una tendencia perversa que consiste en falsear la pastoral, oponerla a la doctrina y presentar a un Dios misericordioso que no exige nada. ¡Pero no existe un padre que no exija nada a sus hijos! Dios, como todo buen padre, es exigente, porque ambiciona grandes cosas para nosotros.


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