Presencia de la religión en España

Presencia de la religión en España

Una vez vistas las religiones y las posibles transformaciones en el mundo y especialmente en Europa, es interesante presentar una breve síntesis de la presencia de la religión en España.
El cambio y modernización experimentado por la sociedad española en el último tercio del siglo XX, se ha reflejado en el ámbito de la religión. En unos pocos años se ha asistido a una transformación radical de las relaciones entre la religión, el estado y la sociedad llevando al límite al proceso de secularización. Y estas tranformaciones en el ámbito religioso se han realizado de forma acelerada, tanto que Davie Grace afirma:
“lo que ha durado cerca de un siglo en casi toda Europa se ha producido en España en sólo una generación”.

Las causas más relevantes al inicio de la democracia que hicieron posible el consenso en los españoles fueron las siguientes: en primer lugar, la existencia de un profundo cambio en la sociedad española, producido a partir de los años sesenta del pasado siglo como consecuencia de un intenso desarrollo económico, rápida industrialización, urbanización creciente, fuerte secularización, y un gran deseo de libertad; en segundo lugar, la actitud favorable de la Iglesia a una evolución pacífica hacia la democracia, la existencia en la realidad española de una derecha moderna y una izquierda moderada y finalmente, y la más importante, el fuerte deseo de la población de acceder pacíficamente a un cambio de régimen.
En este proceso se produjo una crisis económica a nivel mundial, pero que sin lugar a dudas lo que más afectó a España, en estos momentos fue el terrorismo de ETA y el golpe de Estado. Sin lugar a dudas, la democracia presenta ventajas sobre cualquier otra forma de gobierno ante la diversidad cultural porque el valor de consenso sirve para solucionar los conflictos.
“...De ahí también que el consenso político esté excluido normalmente del juego político de las democracias; ahora bien, cuando el disenso desemboca en un intento de imponer a la otra parte los propios valores se produce un conflicto normativo, esto es, un intento de "institucionalizar las metas colectivas de la sociedad, de distribuir los recursos con los que cuenta esta misma sociedad, y de establecer comportamientos mediante normas sociales o normas legales".
“…Pero si hay un consenso previo sobre los valores básicos y sobre los procedimientos, y no se busca imponer valores, el disenso sobre las políticas constituye el normal campo de juego. Como ha señalado uno de los politólogos que más se han ocupado de este problema, el disenso "domestica el conflicto, lo transforma en conflicto pacífico".

En el momento actual la sociedad es compleja, existe una nueva sensibilidad cultural con grandes posibilidades y a la vez con grandes contradicciones, de cambios rápidos y profundos, en búsqueda de ajustes sociales y económicos. A lo que algunos llaman nuevo orden mundial, otros lo conocen como crisis de civilización.
En el ámbito europeo español, dicha cultura se define como aconfesional, secularizada, pluralista, democrática, poscristiana, posmoderna y posindustrial. Pero en esta sociedad siguen creciendo las grandes bolsas de marginados (el llamado cuarto mundo) que, en su origen, ofrecen algunas de las siguientes causas: parados de larga duración, ruptura de relaciones familiares y sociales, falta de autoestima y motivación, y, finalmente, en algunos casos y en algunos colectivos, marginación xenofóbica y racista.
Para poder realizar un estudio serio sobre la religión es necesario no sólo conocer la cultura, sino la cultura del momento estudiado. El filosofo español Abellán ha sintetizado en diez las claves para entender el final de siglo XX y esta primera década del siglo XXI:

“La primera, el cambio de pensamiento: hoy se piensa en “universal” (cada uno de nosotros somos la humanidad, y la humanidad depende de nosotros).
Segunda clave: el triunfo del presente. El hombre de hoy no quiere vivir atado al pasado ni a tradición alguna vinculante; pero tampoco quiere hipotecarse en aras del futuro, de la utopia. Los mass media le han devuelto la presente.
Tercera clave: ya no se cree en el progreso como una especie de mito o religión. Dicho progreso debe dejar de ser “cuantitativo” para transformarse en “cualitativo” o de calidad de vida.
En este sentido, la cuarta clave será la revolución del espacio: el hombre de hoy vuelve a valorar los espacios humanos, a medida del hombre, lejos del ruido, la contaminación y la peligrosidad de las grandes ciudades.
La quinta clave es la de una nueva ética basada en la racionalidad, la responsabilidad y la libertad traducida en “libertades”. Todo ello desde una valoración del pluralismo, la diferencia y la secularidad.
Precisamente la sexta clave es el respeto a la diferencia, para romper con peligros latentes como los nacionalismos o los totalitarismos.
La séptima clave es el nacimiento de un nuevo intelectual: ante todo con misión critica y libre en relación al análisis del momento cultural y social en el que vive.
La octava clave es la unión entre inteligencia o pensamiento, y el corazón o el sentimiento. Ciencia y vida deben caminar unidas.
La novena clave es el redescubrimiento de la vida privada, como una especie de utopia individualista y revaporización de la propia persona y su dignidad.
La décima, y ultima clave, es la crisis de la modernidad. Porque el pensamiento se ha sentido impotente para crear un nuevo humanismo. En este sentido la postmodernidad es la critica desencantada del proyecto moderno y la revaporización, al mismo tiempo, de un nuevo humanismo donde se haga realidad la otra cara de la modernidad: libertad, fraternidad, igualdad, solidaridad”. (Los subrayados son de la autora de este trabajo).

Es decir, se sintetiza la última década del siglo XX y las primeras décadas del XXI, en: pensamiento universal, presentismo, progreso cualitativo, valoración del medio ambiente, una ética basada en la racionalidad, respeto a lo diverso, pensamiento crítico, inteligencia emocional, revalorización de la vida privada y crisis de la modernidad.
Glicerio Sanchez Recio da un paso más y, afirmado que es plural en el sentido ideológico y político, la describe como democrática, tolerante, laica, pacifista, desmovilizada, descentralizada, alejada de las actitudes religiosas y morales de la jerarquía eclesiástica. Aunque sigue siendo mayoritariamente católica, el índice de participación en las prácticas religiosas es bajo, aunque a pesar del laicismo, mantiene gran influencia en la población y el poder político le otorga privilegios.

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