Definición de salvación
Definición de salvación
Cuando se forma un concepto, se parte siempre de
una experiencia que da lugar a la palabra, representada por símbolos y de ellos se forma el concepto.
Durante mucho tiempo la soteriología ha partido
de conceptos, por lo que se ha tenido que realizar notables esfuerzos para
recuperar las primeras experiencia relatadas en la biblia donde no hay una
teoría ni definición de salvación, sino la experiencia de un Dios de salvación
que libera a su pueblo.
Si se busca una definición de salvación no se
puede partir de conceptos cerrados sino de símbolos abiertos, porque la Biblia
habla de una historia de salvación cuyos agentes son Dios, Cristo y los hombres
suscitados por Dios dentro de su pueblo. El pueblo puede colaborar
positivamente o negativamente a
ella.
En la salvación se da una relación personal entre
Dios y el hombre, como seres libres, que se mueven por amor u odio, por
fidelidad o abandono. Y esta
relación se expresa con símbolos porque no se puede definir ni a Dios, ni al
hombre ni a la relación entre ambos.
Las afirmaciones soteriológicas tendrán distinto sentido según se Dios, Cristo,
o el hombre el sujeto, y de todas
ellas se podría llegar a acercarse a la definición de salvación.
La patrística se mantiene dentro del lenguaje
simbólico que aparece en la Biblia, elaborando al mismo tiempo la soteriología
y la Cristología, produciéndose un giro con San Anselmo, poniendo en primer lugar
la satisfacción y el mérito.
La Edad Media y la escolática utilizan la
dialécticas y es con Luterocuando se inicia la conceptulaización cambiando el
movimiento descendente de Dios a los hombres por el movimiento ascendente de
los hombres a Dios,surgiendo la necesidad de compensar la divina justicia como
condición previa al perdón y la exigencia proporcional al pecado.
OGC afirma:
No existe en el NT el más mínimo rastro de una
prestación previa hecha a Dios por el hombre como condición del perdón; ni
menos de una venganza; ni de una exigencia proporcional al pecado. Nunca se
dice que Dios haya querido la muerte del inocente como condición de perdón para
los culpables (283).
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