La fe interpelada

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En el año 1992, en el Paular, se editó un libro sobre las Jornadas de estudio y diálogo entre profesores universitarios titulado La fe interpelada , donde el autor sostiene que la revelación de Dios suscita en el hombre la capacidad de respuesta, llamada fe; fe que, podría denominarse divina, se inicia con un sí personal, que se prologa en una reflexión, que se actualiza en la acción, y se consumará en el amor de gracia y en el amor de gloria.
Por la fe el hombre se relaciona con Dios, entraña un conocimiento mutuo y amor personal adquirido de esa relación de amistad. Y todo acto de fe implica un pensar de raíz teológica porque la fe lleva implícito una ejercitación de la razón.
No se puede pensar sin una urdimbre, un soporte filosófico y más explícitamente, una metafísica. Esto le lleva al autor a una imagen del mundo, con orientación geográfica e histórica, que varía en cada generación.
En el momento actual donde existe un auge desmedido de las ciencias experimentales, la filosofía y la teología están en descenso, bien porque reclaman la misma metodología que las ciencias experimentales, o bien porque reclaman otra razón diferente, olvidando que el hombre es unidad psicosomática y no existen compartimentos estancos. Pero la verdadera razón de este olvido es la revalorización de lo material sobre la conciencia.
Cada generación con fidelidad absoluta a los principios, debe estudiar la teología ejercitando una nueva racionalidad porque cada hombre de épocas distintas accede a Dios desde una experiencia histórica y una esperanza escatológica diferente.



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